México acaba de escribir otra fecha gloriosa en sus página. El bailarín mexicano de 28 años, Isaac Hernández, fue galardonado con el prestigioso Prix Benois de la Danse, máximo premio de la danza internacional otorgado por la International Dance Association en el Teatro Bolshoi de Moscú. No existe mayor reconocimiento para un profesional de esta disciplina y nunca antes un connacional lo había obtenido.

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El mexicano recibió el premio tras haber sido nominado por dos interpretaciones: la versión del clásico Don Quijote, bajo la dirección de Mikhail Baryshnikov, y por su actuación en La Sylphide, de Frank Anderson.

Isaac Hernandez, nacido en Guadalajara, dedicó su logro a todos los mexicanos vía su cuenta de Twitter: “Lo dedico a todo el publico Mexicano que siempre me acompaña, a mi familia y a todas las personas que han sido parte de mi vida y mi camino que de una manera u otra, me han impulsado a ser mejor persona y por consecuencia mejor artista. #Benois #Mexico #englishnationalballet”, escribió nuestro paisano, mientras invitó al público mexicano en general a su presentación el 25 de agosto en el Auditorio Nacional.

En dicha presentación reunirá a estrellas del Royal Ballet, el American Ballet Theatre, el English National Ballet, el San Francisco Ballet y el Paris Opera Ballet en un mismo escenario.

“Es para mí un honor y un gran orgullo poder representar a México dignamente en el mundo”, dijo el bailarín en un comunicado. “Ser el primer mexicano en la historia que gana este importante premio es muestra de que todo se puede alcanzar si perseveramos en nuestros sueños”.

Hernández tuvo que sobreponerse al penoso tema del poco apoyo que existe para la danza en nuestro país. De la mano de su padre, según comentó en esta entrevista para el diario español de talla internacional, El País, fue que pudo continuar con la actividad de sus amores y que hoy lo ha vuelto una luminaria de clase mundial. “Sin haber ido a una escuela formal y sin haber tenido esa tradición de educación que se requiere para llegar a ser primer bailarín, llegué con muchísimo orgullo porque sé que llegué allí gracias al trabajo que mi papá puso y gracias a esas personas que creyeron que ese niño de ocho años podía ser un bailarín profesional”, señalaba.