Ataque a la Iglesia católica en Nicaragua

¿Y qué dice el papa Francisco? Ha guardado silencio, muy raro.

El secretario general de la ONU, António Guterres, tras conocer la noticia del allanamiento de la policía Nacional en la Curia del episcopado de Matagalpa, donde sacaron con la fuerza a Mons. Rolando Álvarez Lagos, Obispo de la Diócesis y sus colaboradores, se declaró “muy preocupado” por las recientes acciones contra la Iglesia católica y organizaciones civiles y exigió al Gobierno la liberación de todas las personas detenidas de forma arbitraria.

A través de un portavoz -Farhan Haq-, Guterres reiteró su llamamiento a Daniel Ortega para que garantice “la protección de los derechos humanos de todos los ciudadanos, particularmente los derechos universales de asamblea pacífica, libertad de asociación, pensamiento, conciencia y religión”.

El obispo de Matagalpa es acusado de “desestabilizar” al gobierno y la policía lo retuvo dos semanas en su residencia, pero en la madrugada del viernes, agentes de la policía entraron a la curia a las tres de la mañana y se lo llevaron a Managua, donde permanece detenido; está en “resguardo domiciliar” en Managua, dice la policía, porque el obispo persistía en sus actividades “desestabilizadoras y provocadoras”.

La situación en Nicaragua ocurre en medio de los roces de la Iglesia con el gobierno de Daniel Ortega que se mantiene en el poder desde el 2007 y que ha encarcelado a decenas de opositores y clausurados medios críticos, organizaciones educativas y de la sociedad civil, pero en especial la Iglesia católica, cuyas relaciones con el gobierno han sido tensas en los últimos cuatro años.

Hace unos días, Misioneras de la Caridad, la orden fundada por la Madre Teresa de Calcuta, huyeron a pie de Nicaragua a Costa Rica luego de que el Congreso cerró sus oficinas y alegó que no estaban acreditadas para realizar operaciones de asistencia social.

Por otro lado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó “la escalada represiva en contra de integrantes de la Iglesia Católica en Nicaragua y urgió al Estado a cesar de inmediato estos actos”.  Asimismo, urge al Estado de Nicaragua a liberar a todas las personas que permanecen privadas de la libertad arbitrariamente y a cesar de inmediato la represión en el país”.

Por otro lado, los obispos de Latino América y EU en oración por la Iglesia en Nicaragua, las muestras de solidaridad son muchas, ayer lo hizo la Conferencia del Episcopado de México:

Y también la conferencia de Obispos Católicos de Cuba..

Apenas,  el miércoles 17 de agosto, más de 20 ex jefes de Estado y de Gobierno -entre los que se destacaron Sebastián Piñera, José María Aznar, Álvaro Uribe, Felipe Calderón y Vicente Fox- redactaron la “Declaración sobre el régimen Ortega y Murillo y la persecución agravada de la libertad de religión en Nicaragua”, en la que exigieron que el Papa Francisco tomara “una firme postura”.

En el mismo sentido varias organizaciones civiles opositoras de Nicaragua han pedido al papa Francisco denuncie la “grave persecución” que sufren los sacerdotes por parte de régimen de Ortega.

“Rogamos por los buenos oficios y la voz de denuncia y condena de su santidad el papa Francisco como pastor de su Iglesia, ante la grave persecución que hoy vive en Nicaragua”, abogaron 17 organismos nicaragüenses en una declaración pública.

En el documento, las organizaciones firmantes hicieron “un llamado urgente sobre la situación que se vive en nuestro país por los desmanes de la dictadura y la escalada represiva que se ha dirigido en las últimas semanas contra la Iglesia católica y hacia los periodistas y medios de comunicación independientes”.

¿Y qué dice el papa Francisco?

Ha guardado prudente silencio, hasta hoy. Es muy extraño en él. En México Calderón caricaturista del periódico Reforma publicó un cartón alusivo; se ve a Francisco sentado deshojando la margarita sin hacer aparentemente nada, atré de él los pies de Cristo chorreando sangre.

Wilih Narváez, periodista nicaragüense obligado a exiliarse por la represión del régimen, considera que al Santo Padre le falta “contundencia” y “valor”. “No basta únicamente con mandar a un representante a la Organización de Estados Americanos (OEA) a condenar estas acciones y pedir el diálogo. Hace falta que dé la cara”, como lo hizo la semana pasada Mons. Juan Antonio Cruz Serrano, observador permanente del Vaticano ante la OEA, quien, durante una sesión extraordinaria del Consejo Permanente, declaró:

“La Santa Sede no puede dejar de manifestar su preocupación al respecto, mientras asegura su deseo de colaborar siempre por quienes apuestan por el diálogo como instrumento indispensable de la democracia y garante de una civilización más humana y fraterna”.

Como sabemos, la resolución sobre la situación grave en Nicaragua  fue aprobada por 27 votos a favor de los 34 miembros activos, uno en contra y cuatro abstenciones de Bolivia, El Salvador, Honduras y México, lamentablemente.

Rodrigo Guerra quien es secretario del Pontificio Consejo para América Latina comentó en una entrevista que el silencio del Papa “no significa inactividad o falta de decisión, no, nada de eso; significa que se están trabajando en otros planos. Y en el momento en que el Santo Padre vea prudente, por supuesto, tendrá una intervención”.

Dice que a lo mejor el próximo domingo después del Ángelus Francisco hará un comentario alusivo a la grave situación de Nicaragua.

Estimado Rodrigo, ese comentario del papa lo espero desde hace dos domingos. Francisco se ha tardado en alzar, la voz. Debe hacerlo ya,  al margen del trabajo diplomático.

Por cierto, Ortega expulsó el pasado 6 de marzo al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, sin explicar las razones. Un nuncio incomodo.