Según las primeras informaciones, el incendio en la catedral de Notre Dame estaría ligado a las obras de rehabilitación que se estaban efectuando en el tejado del edificio. Actualmente está abierta la investigación judicial.

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Las primeras imágenes del interior del monumento muestran la devastación que dejaron las llamas durante 12 horas de conflagración. Lo que más llamó la atención de quienes fotografiaron fue que la Cruz del altar principal estaba intacta.

La Cruz, conocida como la de la Piedad, siguió en pie e incluso se vio iluminada mientras todavía se notaba el humo después de que el incendio fuera extinguido.

Los bomberos que estaban atendiendo la emergencia se sorprendieron al ver que se había salvado esta reliquia icónica de la iglesia. Estaba acompañada por una escultura llamada el “Descendimiento de la Cruz”, que fue realizada por Nicolas Coustou en el siglo XVIII. Aparentemente la obra de arte no se vio afectada por las llamas.

Otro relicario que se salvó, gracias al padre Jean-Marc Fournier, capellán de los bomberos de París, que insistió en entrar en la catedral, fue la Corona de Espinas, que fue conservado en la Saint-Chapelle hasta la Revolución Francesa, y está en Notre Dame desde el año 1806. A finales del siglo XIX, fue colocado dentro de un tubo circular de oro y cristal.

Otras piezas de inmenso valor, como el fragmento de la Cruz del Calvario y uno de los clavos que sirvieron para fijar a Cristo, también escaparon de las llamas.

Asimismo, fue rescatada la Túnica de San Luis, jubón que el rey Luis IX vistió en 1239 para acoger esa Santa Corona.

Las dos torres de la fachada de la catedral también quedaron a salvo, pese a que el fuego afectó una parte del campanario norte.

Las 16 estatuas de cobre que fueron colocadas en la parte posterior del edificio durante su ampliación en el siglo XIX también escaparon a las llamas, al haber sido desplazadas por las autoridades el 11 de abril para ser restauradas.

Además, el altar quedó a salvo, según fotografías difundidas en las redes sociales. La gran pieza de mármol y la Cruz que lo preside seguirían en su lugar. Y la monumental Piedad que esculpió Nicolas Coustou se mantiene entera en el ábside.

También se salvaron los tres grandes rosetones firmados en el siglo XIII por Pierre de Montreuil y Jean de Chelles, según el ministro de Cultura, Franck Riester.

Sin embargo, se perdió la aguja de Viollet-le-Duc, que se alzaba a 93 metros del suelo, y el campanario situado en la parte posterior de la nave, así como el gran armazón del siglo XIII, conocido como El Bosque por la cantidad masiva de roble que se usó para construirlo.

Se pudo rescatar el gallo que encabezaba la aguja, pero los relicarios que contenía en su interior habían desaparecido.

Las altas temperaturas fundieron el plomo de los vitrales del siglo XIX
Mientras tanto, el gran órgano, el mayor de los tres que posee la catedral quedó “perjudicado” por el incendio, según indicó Riester, aunque se negó a hacer “un diagnóstico total” sobre su estado.

El fuego no alcanzó los grandes cuadros de los siglos XVI y XVII, conocidos como Mays, que colgaban de las paredes de la nave, el coro y las capillas. Los lienzos, firmados por pintores de renombre en la época, como Charles Le Brun y Jacques Blanchard, quedaron dañados por el agua y el humo, como dijo Riester, que anunció su traslado este mismo viernes al Museo del Louvre para iniciar una restauración inmediata.

El rector de la catedral, monseñor Patrick Chauvet, indicó que cuatro de esos cuadros fueron sacados durante el incendio. Los otros nueve permanecieron en las capillas, donde las llamas no lograron entrar.