ENVIADA DESDE EL VATICANO

Durante el primer día de trabajo, los 190 líderes religiosos escucharon testimonios de cinco víctimas. El jesuita Hans Zollner comentó: “quien ha escuchado con la mente abierta, los oídos abiertos y el corazón abierto, no ha podido permanecer como estaba antes”.

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El arzobispo maltés Charles Scicluna agregó: “Son voces duras que necesitábamos oír, porque para entender a las víctimas necesitamos escucharlas”.

Uno de los testimonios que se presentaron en un video, a puerta cerrada, fue el de una mujer africana que se mantiene en el anonimato: “Desde que tenía 15 años mantenía relaciones sexuales con un sacerdote. Esto duró 13 años seguidos. Estuve embarazada tres veces, él me hizo abortar tres veces simplemente porque él no quería un preservativo ni un método anticonceptivo. Al principio tenía tanta confianza en él que no sabía que podía abusar de mí. Tenía miedo de él. Y cada vez que me negaba a tener relaciones con él, me pegaba”.

Otro fue el de un sacerdote quien señaló tener 53 años y cumplirá de su ordenación: “Me hirió conocer a un sacerdote. Cuando era adolescente, después de la conversión, iba donde el sacerdote para que me enseñara a leer las escrituras durante la misa y él me tocaba mis partes íntimas. Pasé una noche en su cama. Esto me hirió profundamente. La otra cosa que me hirió fue el obispo a quien, después de muchos años como adulto le hablé de lo que había pasado. Fui con él junto con mi provincial. Primero le escribí una carta al obispo, seis meses después de una entrevista con el sacerdote. El obispo no me respondió y después de tres meses escribí al nuncio. El nuncio reaccionó mostrando compresión. Entonces me encontré con el obispo y me atacó sin tratar de entenderme y eso me hirió. Por un lado, el sacerdote y por otro el obispo… ¿Qué siento? Me siento mal, porque ni ese sacerdote ni el obispo respondieron a mi carta y ya han pasado ocho años y tampoco él ha respondido. ¿Qué me gustaría decir a los obispos? Que escuchen a estas personas, que aprendan a escuchar a las personas que hablan. Yo quería que alguien me escuchara, que se supiera quién es ese hombre, ese sacerdote y lo que hace…”