En la columna El Cenote Sagrado del 10 de abril de 2020: En la columna El Cenote Sagrado del 9 de abril de 2020: La OPEP y el desplante de México; Avaricia y despidos; Un México irreal; Jueves Santo, el Papa solo en las celebraciones
En la columna El Cenote Sagrado del 10 de abril de 2020: En la columna El Cenote Sagrado del 9 de abril de 2020: La OPEP y el desplante de México; Avaricia y despidos; Un México irreal; Jueves Santo, el Papa solo en las celebraciones

La OPEP y el desplante de México

No podemos olvidar el coronavirus. A todas horas y en cualquier lugar del mundo, no dejamos de hablar de esta pandemia y las consecuencias que nos trae en todos los ámbitos de la vida. Y el petróleo, no se queda fuera. Cuando comenzaron a arreciar  los contagios en el mundo, cayó la demanda de insumos y entre otros, el petróleo. Los precios bajaron por debajo del costo de producción. El barril de crudo mexicano llegó a costar diez dólares, cuando sacarlo cuesta, al menos, quince dólares. A este paso, “¡qué pelo vamos a echar!”. Resulta que la OPEP que aglutina a la mayoría de productores de crudo en el mundo, decidió bajar la producción de petróleo para subir los precios y así no tener pérdidas. Ayer, hubo una reunión de este Organismo con sus socios y   asociados, donde participa México. A nuestro país se le pedía que redujera la producción en 400 mil barriles y nuestra Secretaria de energía, según se informa, se levantó de la mesa, claro está porque no tiene la autoridad para decidir en el tema y solo consultando con su jefe, podría tomar decisiones. Muy mal quedamos ante los países productores de petróleo y las venganzas no se harán esperar. Los vientos que soplan para las economías mundiales y principalmente para la nuestra, no son de los mejores. México perdió la oportunidad de ser solidario y por el capricho del Tlatoani mayor de seguir empecinado con la refinería de Dos Bocas y otros proyectos, nos puede ir peor en un futuro donde la depresión económica puede ser peor que la del 29. Esperemos que hoy que sigue la reunión de la OPEP, México esté a la altura de miras y no se quede “chiquito” pensando que nuestro vecino del Norte nos tienda la mana en momentos difíciles.

Avaricia y despidos

Las crisis, a unos los enloquece, a otros, los enriquece y a la mayoría, los empobrece. Parece que estamos en esa tesitura. Ya no sabemos si las crisis se crean para crecer unos y empobrecer a otros o, simplemente son cíclicas, para hacer cambios en las estructuras económicas y de este modo, como decíamos, hacer que unos suban y otros bajen. Como el miedo no anda en burro, algunos les gusta meter temor y duda para que la gente salga a comprar lo que no necesita y de este modo, los productores de diferentes productos, además de aumentar el precio, se enriquecen de la manera más vil. Lo estamos viendo estos días. Vamos a las tiendas y nos encontramos con anaqueles vacíos de productos de primera necesidad. Por si fuera poco, algunos empresarios sin escrúpulos, aprovechan esta coyuntura para despedir a empleados, o bien que no les gustan, o porque quieren reducir la plantilla laboral. Cualquiera de estas actitudes es una desgracia  y no tiene otro nombre, sino llamarse inmoralidad. Seamos sensatos. O nos salvamos todos, o a todos nos lleva la “fregada”. No es el tiempo de acaparar para tener solo yo; o de deshacerme de la gente que no me conviene. Si en este tiempo no somos solidarios, no llegaremos muy lejos. Vienen tiempos difíciles para todos y hoy más que nunca debemos mirar por aquellos que son más vulnerables y si está en nuestras posibilidades, poderles ayudar.

Un México irreal

Aunque quisiéramos olvidar  el coronavirus, este nos persigue por todos los lados. Donde estemos o nos movamos, allí está. Pero parece que una buena parte de la población en México no se ha enterado que estamos en el límite de una expansión exponencial de unas dimensiones nunca antes vistas. Si bien las autoridades nos insisten “a tiempo y destiempo” sobre la “sana distancia”. Lo que hacemos es todo lo contrario. Como somos pobres y según el gobernador de Puebla,  a los pobres no les puede dar el coronavirus, nos tomamos la confianza de ir a los mercados, comer y beber como si fueran vacaciones. Sí, son vacaciones de Semana Santa, pero esta vez nos tocó estar en casa. Si nos damos una vuelta por el mercado de la Viga y otros mercados de la ciudad de México, vemos a gente por todos lados, como si fuera un hervidero de seres vivos que se mueven haciendo compras  y rompiendo todos los protocolos que nos indican. Si así vamos, el día que la pandemia sea masiva, le echaremos, como es costumbre, la culpa al gobierno. No. Eso no puede ser. Por el bien de México y sus habitantes, debemos ser responsables y cuidar la salud de todos; los nuestros y los demás.

Jueves Santo, el Papa solo en las celebraciones

Lo nunca antes visto. Una Semana Santa diferente. Las circunstancias lo obligan. El condenado coronavirus nos trae de cabeza a todos, hasta el Papa. Es la primera vez que las celebraciones de Semana Santa se celebran sin gente en las iglesias del mundo, claro que no en todas, porque algunos sacerdotes con tal de no perder sus entradas de dinero, son capaces de llevar a cabo los actos litúrgicos exponiendo a la gente que  se contagiada por una persona que lleve el virus dentro. Se ve triste una basílica de San Pedro sin gente, con el Papa celebrando la misa del lavatorio de los pies, donde este año se eximió por los motivos mencionados, y con una sobriedad nunca antes vista. Al Papa se le vio no tan emotivo como en otras ocasiones. Si bien, su reflexión la dirigió a los sacerdotes que dan su vida para ayudar, en este caso, a los enfermos, no dejó de mencionar otros temas que le revolotean siempre en su cabeza: los pobres, el cuidado de la naturaleza, etc. Debemos acostumbrarnos a vivir la fe de manera diferente y a organizar las estructuras eclesiales y sociales con otra visión para hacer de este mundo, un lugar con más digno y habitable donde todos quepan, sin distinción de raza, clase social o credo religioso.