En la columna El Cenote Sagrado del 12 de mayo de 2020: AMLO y la nueva normalidad; Secretaría del Bienestar de la CDMX; Inseguridad, ¿qué está pasando?; El Vaticano se aprieta “el cinturón”
En la columna El Cenote Sagrado del 12 de mayo de 2020: AMLO y la nueva normalidad; Secretaría del Bienestar de la CDMX; Inseguridad, ¿qué está pasando?; El Vaticano se aprieta “el cinturón”

AMLO y la nueva normalidad

Nuestro Presidente nos anuncia que mañana dará a conocer la “nueva normalidad”. Nadie sabe qué será eso. Qué restricciones nos pondrán. Qué negocios podrán ir funcionando a medio gas. En fin, será una caja de sorpresas. Es cierto que todos queremos volver cuanto antes a la normalidad. Pero no sabemos lo que es la normalidad y lo que eso conlleva. Pareciera que estamos en manos de “papá sabelotodo” que nos irá dando información según lo crea conveniente y le convenga. ¿Qué normalidad tendrán los que han perdido el empleo? ¿Las familias que perdieron a uno de sus miembros por causa de la pandemia y del cual dependían? No creemos en tal normalidad. Al contrario, iremos viendo poco a poco todos los errores que se cometieron con motivo de esta crisis de salud que nos está tocando vivir. Sería muy oportuno que los que nos dirigen se sentaran con el pueblo e hicieran un plan, un proyecto de largo alcance para sacar a nuestro país del atolladero en el que se encuentra. Atolladero en educación, en salud, en lo laboral, en lo social… Bueno, en definitiva, en todo. Es el momento de lanzar las redes y recoger tanta riqueza que nos inunda, pero que no sabemos aprovecharla.

Secretaría del Bienestar de la CDMX

No todo son noticias negativas. Hemos escuchado que la Secretaría del Bienestar de esta Ciudad Capital, ha puesto en marcha diferentes iniciativas para solventar situaciones de personas de “calle”. Nada extraordinario, es sus obligación, pero es una buena acción. Sabemos que hay mucha gente que ha salido de sus casas por “mil y una razones” y estas personas son las más vulnerables en este momento de la pandemia. De ahí que se han habilitado varios albergues donde se les da cobijo y comida. Escuchamos que se sirven 387 comidas. No parecen tantas para el número de personas en situación vulnerable. Hay que lamentar que sucedan estas cosas para darnos cuenta que somos una sociedad discriminatoria. A los que no nos interesa, los sacamos a la calle. Incluso hay familias que obligan a algún familiar a pedir limosna y, peor, cuando, algún miembro está discapacitado física o mentalmente, lo echan a la calle porque resulta ser un estorbo en la casa. Como bien dice el papa Francisco, nos hemos vuelto una sociedad del “descarte”. Es tal el individualismo en el que vivimos, que nos importa un “comino” la situación de los demás, incluso, de los que tenemos más cerca. Una sociedad así, va al fracaso. Ni los avances más grandes en la ciencia y la medicina nos pueden salvar de calamidades como la que estamos padeciendo estos días. Calamidad que no repara en ricos o pobres, aunque algún político ignorante se atreva a decir que no es así. Si esta pandemia no nos cambia de actitud, de poco ha servido. Tal vez, vengan males peores para que entendamos que la vida es lo más valioso que tenemos y debemos cuidarla, desde que es concebida hasta la muerte.

Inseguridad, ¿qué está pasando?

Nos sorprendió la noticia de que la Fuerzas Armadas se harán cargo, unidas a otras fuerzas de seguridad, de la situación por la que estamos pasando estos días. La delincuencia organizada y la violencia, no paran. Es más, aumenta día con día y la situación empeora. De ahí que el Presidente, de nueva cuenta, echa mano de las Fuerzas Armadas para “medio librar” la situación. El desempleo, la crisis económica que se avecina, no es para menos. Ante este panorama,  los “amigos de lo ajeno” aprovechen la situación para llevar agua a su molino y seguir haciendo de las suyas y más. AMLO criticó mucho, cuando era candidato eterno a los gobiernos que usaron las Fuerzas Armadas para abatir o, mejor dicho, disminuir, la delincuencia. Hoy, él está haciendo lo mismo y nadie dice nada. La ya tan conocida Guardia Nacional parece que no termina de consolidarse en sus quehaceres de proteger a la ciudadanía. No sabemos lo que está pasando en Palacio Nacional. Pero en muchas cabezas revolotea la idea de desorden y no muy bien estructurado un plan de seguridad para combatir al narcotráfico y la violencia. No esperamos mucho de este decreto gubernamental donde el Ejército hará de policía cuando así se necesite. La solución no es fácil, sin embargo, siempre hay salidas. El primer escalón para erradicar la violencia es la familia. Mientras hablemos y escribamos ríos de tintan en torno a la equidad de género y todo lo que ello conlleva y no nos pongamos a trabajar en políticas públicas que apoyen a las familias con herramientas para erradicar la violencia intrafamiliar, los resultados serán muy pobres e, incluso nulos. Apostamos por salvar a  la familia.

El Vaticano se aprieta “el cinturón”

SÍ. Así llega la noticia a las agencias internacionales. En días pasados, se anunciaba que la pandemia había hecho estragos en las finanzas vaticanas. Y, ¿en qué Institución, tanto pública o privada, no ha hecho estragos? En gran parte, las Iglesias, es decir, cualquier credo, viven de lo que aportan los feligreses. Además, en este caso, el Vaticano se allega de otros recursos como pueden ser lo que se recauda por las entradas en los museos y otras instancias. El Vaticano tiene en su nómina más de cuatro mil empleados. Todos comen y beben como cualquier hijo de vecino. No son ángeles que vivan espiritualmente. Así que se cumplirá un poco el deseo del Santo Padre, el papa Francisco. Una Iglesia más pobre para sintonizar con los pobres. Claro que los príncipes palaciegos, léase muchos de los cardenales, no estarán muy de acuerdo con la “apretada de cinturón”, como se le suele llamar al recorte de gastos. Ojalá que en otras partes del mundo religioso, también se siga esta misma tónica y así nuestros jerarcas se asemejan más a los criterios evangélicos.