Evo y el Papa

Parece que Evo Morales no se resigna a dejar el poder. Pide ayuda a quien se ponga por delante y nos dice que todo esto lo hace con el fin de pacificar al país, su querida e inolvidable Bolivia. Primero, pide la mediación del expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, un hombre que su luz, ya no llega muy lejos y como ésta no le basta, recurre al papa Francisco. Bueno, Evo, en uno de tus viajes a Roma le regalaste al Papa algo provocador: “haciendo de los símbolos comunistas: la hoz y el martillo, una cruz y para más inri, con la imagen de Jesús crucificado. Un poco atrevido, ¿no?. Es cierto que el Papa quiere la paz en Bolivia y en todo el mundo. Pero no hay que “azuzar” la pelea.

La UNAM y la violencia

En nuestra magna casa de estudios hemos visto las imágenes de violencia que se han vivido días pasados. A partir de una marcha pacífica, se infiltran grupos de jóvenes con intenciones de reventar todo lo que sea relacionado con la paz. Saquean e incendian libros de la librería junto a Rectoría. Para colmo, queman la bandera monumental. ¿Dónde vamos a llegar? Ahí están nuestras autoridades sin imponer límites. Pareciera que no hay control. Nadie sabe lo que buscan estos grupos que algunos los llaman anarquistas. Si lo que buscan es “impacto social”, lo único que cosecharán, será reproche y condena. Jóvenes encapuchados, trabajen y no destruyan la cultura. Los cambios se generan con la solidaridad y el compromiso.

Nadie “pela” a “Pell”

Pobre Cardenal Pell. Sufriendo y pidiendo a gritos que le escuchen de su calvario en la prisión y todo el mundo se vuelca a quien lo sustituye en la secretaría de economía que un día dirigió el Cardenal Pell. Su sustituto es un jesuita español llamado Juan Antonio Guerrero. Esperemos que no salga como el otro “españolito” del vatiliks 2 que con una dama dio a conocer cartas personales del papa Benedicto. ¡Dios nos libre! ¡Estos españoles tienen corazón de conquistadores! Pero que tampoco se pasen. Mientras el Cardenal Pell, que había presentando un amparo con el fin de salir de la cárcel, el Tribunal Supremo de Australia le ha concedido apelar su condena. Pero casi nadie habla de ello. ¡Qué ingratitud, Sr. Pell!

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Los niños con cáncer y los diputados

De nueva cuenta nuestros diputados no pudieron sesionar ayer porque varios grupos, entre ellos, un grupo de padres de niños con cáncer les impidieron entrar en el salón de sesiones. Esos padres piden mayor apoyo para sus hijos, es decir, medicinas y más. Pero lo que les incomoda es la desaparición del Seguro Popular que será sustituido por el Instituto Nacional de la Salud del Bienestar. Pero nadie sabe cómo será ese asunto. Mientras, se dice que muren los niños por falta de medicina y los pobres padres no pueden pagar las medicinas caras que se venden en otros establecimientos. Escuchar y dialogar, son premisas de un buen diputado o legislador. No se hagan oídos sordos y pónganse en lugar de esos padres que ven cómo sus hijos día a día van empeorando. ¡No sean ingratos señorías!