En la columna El Cenote Sagrado del 7 de mayo de 2020: Los temas recurrentes del Sr. Presidente; Librerías en estado de coma; Un super-estrella vs la experiencia; Caso cardenal Pell en los medios. Foto: De Secretaría de Cultura Ciudad de México - https://www.flickr.com/photos/culturacdmx/12644493335/, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=84504217
En la columna El Cenote Sagrado del 7 de mayo de 2020: Los temas recurrentes del Sr. Presidente; Librerías en estado de coma; Un super-estrella vs la experiencia; Caso cardenal Pell en los medios. Foto: De Secretaría de Cultura Ciudad de México - https://www.flickr.com/photos/culturacdmx/12644493335/, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=84504217

Los temas recurrentes del Sr. Presidente

Bien dicen que cuando no se tienen razones convincentes, las excusas se vuelven recurrentes. Creemos que este es caso del Primer Ciudadano de nuestro país. Cada día y en cada mañanera saca los temas de la “chistera”, como buen mago, para acallar a aquel que no le gusta que lo cuestionen. En estos últimos días no hemos dejado de escuchar la cantaleta  sobre las fechorías de Genaro García Luna y su relación con el ex presidente Calderón. Que si sabía que si no sabía. Entre “dimes y diretes” se las pasan alegando como en los mercados citadinos. Otras veces hay que echar mano del “neoliberalismo” para justificar los errores y desaciertos en los que día a día cae el gobierno actual. Por si fuera poco, cuando aquello ya no prende, se atacan a las redes sociales como propagadoras del las “Fake news” y si esto no es noticia, por qué no echarle la culpa a los adversarios conservadores. En fin, el caso es justificarse y no hacerse responsable  de lo que les toca como gobernantes. Es cierto que son tiempos difíciles por los que transitamos estos días. Sería el momento de que se sentaran las fuerzas políticas, económicas y sociales a dialogar y buscar soluciones concretas para los males que nos aquejan. Mientras las discusiones se sigan dando en los medios y en la calle, poco vamos a lograr. No son tiempos de mirar hacia dentro. Son tiempos de levantar la cabeza y ver que el horizonte que tenemos delante es más grande que el piso al que miramos.

Librerías en estado de coma

Son muchos los negocios que se han visto afectados por esta pandemia. Unos han cerrado definitivamente, otros están sobreviviendo con “oxigeno” como los enfermos que llegan al hospital con el covid-19 con poca esperanza de sobrevivir porque tardaron acercarse a quien los podía salvar. Este es el caso de muchas librerías que tuvieron que cerrar porque les obligaron a hacerlo  por considerar este “negocio” como no esencial. Craso error. Si ya de por sí son pocos los que pisaban las librerías, con su cierre, menos serán los que pidan libros por otro medio. Es cierto que casi todas las librerías tienen algún mecanismo para ofrecer a través de lo digital sus productos, pero en nuestro país, esto no ha cuajado. Si aunamos a esto, los altos costos de mantenimiento, léase rentas y pago de nóminas y otros servicio, será casi imposible que la mayoría sobrevivan.  Es una lástima que suceda prácticamente la defunción de este gremio. Entrar en una librería y ojear los libros,  ver las novedades, leer las introducciones y si tu bolsillo te alcanza, comprar el libro de tu preferencia. Era un gusto que muchos se daban y que hoy, ya no será tan fácil realizar. Muy poco se ha hecho para fomentar el hábito de la lectura. Como hemos comentado en alguna otra ocasión, nuestro país es uno de los países con  un porcentaje muy pequeño de lectura en comparación de otros países, incluso, con una renta “percapita” menor que el nuestro. Necesitamos más cultura y la cultura entra por la lectura. Si los sistemas educativos no se enfocan a esto, muy pronto tendremos un país pobre, no únicamente en lo material, también en lo cultural.

Un super-estrella vs la experiencia

No nos referimos a un super-star del rock y la experiencia de un “viejo lobo de mar”. No. Nos referimos a dos personas de la vida publica que estos días están siendo noticia en los medios. El subsecretario López Gatell que ya es más conocido que cualquier estrella del mundo artístico y otro personaje de la vida pública que ha sido rector de la  máxima casa de estudios, la UNAM, secretario de salud y quien sabe qué otros cargos más. Este personaje es José Narro Robles. Un hombre culto, fino y un político de la vieja guardia que no necesita muchas cartas credenciales para presentarlo. Todo esto viene a cuento por el cuestionamiento que el Dr. Narro hizo de las cifras que López Gatell nos da día por la pandemia. Cada día son menos creíbles y certeras. Nadie lo puede creer. Hoy nos dice una cosa y mañana otra. Así no se puede tener certeza de lo que sucede con las cifras. Lo estamos viendo, cada vez menos, la gente cree en las cifras oficiales.  Como “niño enojado”, el subsecretario le revira a Narro que en su administración quedaron casi en el abandono 307 hospitales. No es la respuesta al tema. Echarle la culpa a otros es lo más fácil, pero no es el camino para solucionar un problema como el que nos toca vivir estos días. El protagonismo es enemigo de buscar soluciones adecuadas. Creemos que en este caso, hay mucho protagonismo y poca solución.

Caso cardenal Pell en los medios

Después de su absolución por parte del Tribunal Superior de Australia del Cardenal Pell, de nueva cuenta, los medios sacan a la luz pública otras noticias relacionadas con el caso donde dicen afirmar que se el este Purpurado no actuó ante casos de abusos en la época de años 70. Que en el juicio se bloquearon un centenar de páginas para no influir en el resultado del proceso. Lo cierto que a estas alturas, extraña que salga esta noticia. Los que lo querían ver fundido en la cárcel, vieron su decepción con la absolución de la así llamada, Real Comisión. No es de extrañar que ahora sigan insistiendo que en aquellos años supo de abusos de sacerdotes y no actuara denunciando los hechos. Nos parece aberrante que intereses de grupos imperen sobre la justicia. Cierto que no defendemos a los que abusan y estos deben ser juzgados según la ley. Pero lo que no se vale es buscar víctimas al precio que sea con tal de salir airados de los que buscan dañar a la imagen de la Iglesia. Y estos no son pocos. Ya lo hemos comentado. Los mayores abusos se dan en el círculo familiar y de la educación. Sin embargo, eso, casi nunca sale a luz pública. Necesitamos campañas de educación y prevención para que en ninguna institución se comentan tales abusos y castigar a los culpables. Lo que no es justo que paguen “justos por pecadores”.

Artículo en Religión Digital: Nuevo episodio en el “caso Pell”: la Real Comisión afirma que no actuó ante casos de abusos en Ballarat y Melbourne