Foto: Twitter, Tobirama Senju, @_Stanislavsky
Foto: Twitter, Tobirama Senju, @_Stanislavsky

Las marchas: cuatro tiempos

  1. Ayer, Día Internacional de la Mujer, no nos sorprendió el gran contingente de mujeres que marcharon desde diferentes lugares al Zócalo capitalino de la CDMX. No había más que ver las fotos aéreas y se vía una marea morada caminando desde el Monumento a Revolución por Reforma e Hidalgo hasta llegar a la plancha del Zócalo. Pero no fue solamente en la ciudad de México, estas marchas se sucedieron en casi todas las capitales de los Estados y otras ciudades más pequeñas. No tenemos el número de mujeres que se manifestaron. Lo que sí podemos decir que fueron, muchas. El grito era unánime: “No queremos más violencia contra las más mujeres”. No sabemos de todas estas marchistas, cuántas sabrían el origen del movimiento de emancipación que surgió en 1908 en la ciudad de Nueva York cuando miles de mujeres salieron a las calles para protestar por las condiciones de esclavitud que vivían tanto en el ámbito laboral, como de la misma sociedad. Aquellas manifestaciones le costaron la vida a 146 de ellas. Sin embargo, eso fue lo que prendió la mecha para luchar por las causas justas que todavía y, en pleno siglo XXI, siguen luchando hoy. Celebramos que cada día se tenga una mayor conciencia en el mundo para dignificar a la mujer y, más en nuestro querido México donde el “machismo” y la cultura las han orillado casi como “esclavas” de un sistema dominado por el varón. Las marchas de ayer y el paro nacional  de hoy, de seguro que, cambiarán la historia en muchos rubros de nuestra cultura patriarcal y machista.
  2.  Pero no todo fue caminar sobre un “lecho de rosas”. Como ya ha venido siendo costumbre, en estas marchas hay un grupo, pequeño, si se quiere, que se dedica a destruir y vandalizar por donde pasan.  No llegan a ser más de 40 mujeres las que hacen tanto destrozo. Las autoridades nos dicen que las tienen identificadas, pero hasta el momento no hemos visto que hagan algo para impedir este tipo de acciones que lo único que nos acarrea es tener una imagen de país salvaje y sin control. No sabemos a “qué” y a “quién” responde este grupo de “guerrilleras salvajes”. Algunas voces han llegado de afirmar que están pagadas para desestabilizar tanto al gobierno local como federal. Que si responden a grupos internacionales y pagados por estos. En fin, todo tipo de especulaciones, pero nadie sabe ni cómo ni dónde, pero ahí están. ¿No será el momento de ponerle un alto a tal situación? Si el gobierno nos dice que ya las conoce, entonces, ¿por qué se quedan de “brazos cruzados”. La gente buena ya se está cansando. Los abrazos no sirven, tampoco los balazos. Lo que todo mundo quiere es paz y tranquilidad.
  3. Las Autoridades local y federal. Cada día hay más molestia porque ante los actos vandálicos, si bien la autoridad se hace presente, no actúa para impedir las acciones violentas. La ciudadanía ya está cansada de la inacción de la fuerza pública. Sabemos que en ocasiones se han excedido en el uso de la misma, pero nada más hay que ver las imágenes de ayer en Hermosillo. Un grupo minúsculo de féminas interrumpió una celebración litúrgica en la catedral y una vez más, “vandalizaron” el edificio y no nos hubiera extrañado, que dentro, lo hubieran incendiado. ¿Dónde estaban las fuerzas del orden? La gente quiere paz, pero también quiere justicia. Nuestro Presidente nos prometió ambas cosas cuando tomó posesión como mandatario de la nación, hoy nos preguntamos, ¿dónde está la paz? ¿Qué justicia se ha hecho? ¿Perseguir a los contrarios? No podemos seguir así. Hay un límite. Si los gobiernos no hacen lo que tienen que hacer, será la población, como estamos viendo, que tome la justicia por sus manos. La gente está cansada de ver tantos atropellos sin que la autoridad se inmute. Es tiempo de actuar, dejarlo, la anarquía se apoderará de nosotros.
  4. La Iglesia y los grupos radicales de derecha. Ayer vimos algo triste en la rejas de la Catedral metropolitana de la CDMX. Grupos de extrema derecha y con seguridad, manipulados por intereses muy mezquinos, con mantas, donde decían que el “primer feminicidio es el aborto” y con el afán de “proteger a catedral” se cobijaron detrás de las rejas, pero provocando a las integrantes de la marcha que llegaba al Zócalo capitalino. Estamos seguros que entre la autoridad de Catedral y el Gobierno de la ciudad hubo diálogo, aunque no sabemos en qué términos. Lo que sí es claro que, de un lado –catedral-, exigían seguridad pública y no nos cabe la menor duda que del otro lado –gobierno- pedirían no provocación, con frases que lo único que  hacían era exacerbar los ánimos de las marchistas. Señores, necesitamos que colaboren –Iglesia y Gobierno- ,de lo contrario llegaremos poco lejos. Lo de la catedral y Hermosillo y un poco, lo que vimos en las afueras de la de México, nos preocupa. En un futuro, si no hay una coordinación, las cosas pueden llegar a peor. Trabajemos por una sana convivencia donde todos, con libertad, podamos expresar libremente las ideas sin herir los sentimientos de los demás.