Este sábado 22 de septiembre se celebró una reunión en Pekín entre Antoine Camilleri, subsecretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, y Wang Chao, viceministro de Asuntos Exteriores de la República Popular de China; ambos firmaron un acuerdo provisional sobre el nombramiento de los obispos.

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El comunicado oficial se dio a conocer por la Sala de Prensa del Vaticano al mismo tiempo que por el Ministerio del Exterior chino.

En el marco de los contactos entre la Santa Sede y la República Popular de China que están en curso desde hace tiempo para tratar cuestiones eclesiales de interés común y promover ulteriores relaciones de entendimiento, este sábado se celebró una reunión en Pekín entre monseñor Antoine Camilleri y Wang Chao, jefes de las delegaciones vaticana y china.

El acuerdo provisional antes mencionado, que es fruto de un acercamiento gradual y recíproco, se estipula después de un largo proceso de delicadas negociaciones y prevé evaluaciones periódicas sobre su implementación.

Trata del nombramiento de los obispos, una cuestión de gran importancia para la vida de la Iglesia, y crea las condiciones para una colaboración más amplia a nivel bilateral.

La esperanza compartida es que este acuerdo fomente un proceso de diálogo institucional fructífero y con visión de futuro y contribuya positivamente a la vida de la Iglesia Católica en China para el bien común del pueblo chino y para la paz en el mundo.

La firma de este acuerdo no implica el restablecimiento de relaciones diplomáticas pero representa un gran avance, ya que pone fin a décadas de desencuentros entre la Santa Sede y el gobierno Chino, ruptura que se produjo en 1951, dos años después de la revolución popular china encabezada por Mao Tse-tung y que llevó a la división de la Iglesia en aquella región en dos instituciones: la Iglesia Patriótica China, controlada por el Partido Comunista, y la Iglesia clandestina, en comunión con la Santa Sede.

Hasta antes de este acuerdo las autoridades chinas se negaban a aceptar los nombramientos de obispos realizados por el Papa e insistían en nombrar ellos a los titulares de las sedes episcopales, algo rechazado por el Vaticano.

El acuerdo concluye con el deseo conjunto de que “favorezca un fecundo y clarividente recorrido de diálogo institucional, y contribuya positivamente a la vida de la Iglesia católica en China, al bien del Pueblo chino y a la paz en el mundo”.

El acuerdo se define “provisional”, porque contempla un periodo de prueba, sólo se limita a definir los términos de la legitimación canónica de los siete obispos que fueron ordenados sin la aprobación del Papa, y los procedimientos que habrá que seguir para las futuras ordenaciones episcopales.

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El acuerdo entre China y la Santa Sede, como lo señala Gianni Valente en Vatican Insider, “no es como un golpe de varita mágica que resolverá todos los problemas. No autoriza que se caiga en el triunfalismo ni en la retórica de los cambios históricos, porque se trata de un paso en un proceso en el que han estado involucrados por lo menos tres pontificados. Pero es cierto que se trata de un momento importante en un largo camino, lleno de esfuerzos, dolores, conflictos y miserias varias. Por primera vez un acuerdo que involucra a la República Popular China reconoce di facto el papel del Sucesor de Pedro como guía espiritual y jerárquica de la Iglesia, en un punto que toca el corazón mismo de la unidad católica, como es el nombramiento de los obispos”.

En un comunicado difundido por la Sala de Prensa de la Santa Sede se informó que el Papa Francisco “ha decidido readmitir en la plena comunión eclesial a los Obispos oficiales ordenados sin mandato pontificio”.

“Con el fin de sostener el anuncio del Evangelio en China, el Santo Padre Francisco ha decidido readmitir a la plena comunión eclesial a los restantes obispos oficiales ordenados sin mandato pontificio: monseñor Joseph Guo Jincai, monseñor Joseph Huang Bingzhang, monseñor Paul Lei Shiyin, monseñor Joseph Liu Xinhong, monseñor Joseph Ma Yinglin, monseñor Joseph Yue Fusheng, monseñor Vincent Zhan Silu y monseñor Anthony Tu Shihua”.

Este último falleció el 4 de enero de 2017, habiendo expresado su deseo de reconciliarse con la Sede Apostólica.

El Papa Francisco espera que con las decisiones tomadas se pueda comenzar un nuevo camino que permita superar las heridas del pasado realizando la plena comunión de todos los católicos chinos.

La comunidad católica en China está llamada a vivir en una colaboración más fraterna para llevar con un compromiso renovado el anuncio del Evangelio.
La Iglesia existe para testimoniar a Jesucristo y el amor del Padre que perdona y salva.

En declaraciones a los medios de comunicación, el director de la Sala de Prensa del Vaticano, Greg Burke, señaló que este acuerdo provisional “no es el final del proceso” de diálogo entre el Vaticano y las autoridades chinas para normalizar las relaciones diplomáticas entre ambos Estados y entre la Iglesia y el gobierno chino, sino que “es el comienzo”.

Insistió en que “el objetivo del acuerdo no es político, sino pastoral, permitiendo a los fieles tener obispos que estén en comunión con Roma y, al mismo tiempo, que sean reconocidos por las autoridades chinas”.

En tanto, el Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, dijo que espera que el acuerdo para el nombramiento de obispos entre China y la Santa Sede se dé “en un tiempo no muy largo”.

“Estamos trabajando”, dijo el purpurado a los periodistas en relación al tema, en el marco de la presentación de un libro en el Vaticano. “Sobre este tema hay mucha discreción de nuestra parte”, agregó.

Las preguntas de los periodistas se dan luego de que The Global Times, diario del Partido Comunista Chino, informó de un posible viaje de una delegación del Vaticano a China a fines de septiembre.

Quizá una delegación si visite China, pero no hay de momento una visita del Papa Francisco a ese país asiático.

En el acuerdo no se menciona el tema Taiwán, que es otro pendiente.