En México tenemos 8 millones de desplazados internos, más de 60 mil desaparecidos, más de 26 mil cadáveres sin identificar. Con datos de la Secretaría de Gobernación, según el análisis de la Evolución del Fenómeno de Fosas Clandestinas en el País, en México se han encontrado 3 mil 24 fosas clandestinas.

El año 2019 se convirtió en el periodo más violento en la historia de México, con un promedio de 97 asesinatos por día, acumulando más de 35 mil homicidios y feminicidios durante el año, de acuerdo con datos actualizados del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Las cifras son de horror.

¿Cómo en un país que no tiene una guerra se da esa cantidad de muertos? En 2017 se registraron 30 mil homicidios, cifra histórica de muertes violentas en ese momento que ya fue rebasada en el 2019.

Por ejemplo, al mes de octubre de ese año se contabilizaban 29 mil 574 homicidios, más muertes que en periodos similares anteriores en México, según datos ofrecidos por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en su Estudio Mundial sobre Homicidio, presentado en julio pasado en Viena, que refirió que en México una de las principales causas de esta elevada cifra de homicidios es la fragmentación de los cárteles.

Vivimos en México actualmente una emergencia humanitaria que debe ser atendida; el nivel de violencia es alarmante y está a la vista de todos. Diversos actores dentro del país hemos alzado las voces, sin embargo, no hemos sido escuchados.

Se contabilizaron más de 10 masacres en 2019 en México. En Guerrero uno de los hechos más recientes ocurrió en Tepochica, Iguala, donde personas armadas dispararon contra un convoy. El enfrentamiento dejó como saldo 15 muertos: 14 civiles y un militar. El 21 de julio, dos sujetos ingresaron a un bar en la Zona Dorada de Acapulco, se dirigieron a una mesa y dispararon contra los asistentes; el saldo fue de cinco muertos y cinco heridos.

En Michoacán, el 14 de octubre pasado, un grupo de policías estatales se dirigía a El Aguaje, en Aguililla, cuando civiles armados los emboscaron: hubo 13 policías muertos. El 21 de septiembre, en un bar ubicado en la colonia La Magdalena, en Uruapan, también hubo un ataque en el que murieron cuatro personas. Y un mes antes, el 8 de agosto, en distintos puntos de la misma ciudad fueron localizados 19 cuerpos.

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En Morelos el 20 de septiembre, seis personas fueron asesinadas dentro de una casa en Cuernavaca. Dos semanas antes, ocurrió un ataque armado en la terminal de autobuses de la empresa Estrella de Oro, en la misma ciudad, donde mataron a cinco hombres.

Mientras que el 10 de mayo, un grupo de custodios de una prisión de máxima seguridad fueron agredidos por sujetos armados causando la muerte de cinco.

En Tamaulipas, el 19 de septiembre se reportó la muerte de ocho personas que supuestamente participaron en un enfrentamiento ocurrido el día 5 de ese mes en Nuevo Laredo.

En Veracruz, el del 19 de abril, en un salón en Minatitlán donde se festejaba una fiesta, irrumpió un comando que disparó contra los asistentes. El saldo fue de 14 muertos, entre ellos un bebé de apenas un año de edad.

Después, el 27 de agosto, el bar Caballo Blanco de Coatzacoalcos fue atacado por un comando. Inicialmente se informó que murieron 23 personas, pero conforme pasaron las horas, el número de víctimas mortales fue aumentando, hasta que 11 días después se confirmaron 30 muertos.

La masacre de la familia LeBarón en Sonora, que dejó nueve muertos fue una de las últimas masacres que incluyó niños. Los hechos tuvieron cobertura internacional e incluso el presidente de EU, Donald Trump, se pronunció al respecto debido a la violencia fuera de control y hasta ofreció su ayuda.

Aunado a estas masacres encontramos los niveles de feminicidio, que son cifras alarmantes ante la indolencia del gobierno y la inacción que deja a las víctimas en estado de indefensión.

El pronunciamiento del embajador de Estados Unidos, Christopher Landau, también es de destacarse. En una conferencia en Monterrey refirió que existe un gobierno paralelo del narcotráfico en varias zonas de México y resaltó la necesidad de un trabajo conjunto, lo cual es muy recomendable, e hizo énfasis en que sin seguridad no puede haber ni prosperidad ni crecimiento económico.

La violencia ha rebasado a las autoridades ante la inacción de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que carga con el peso de una elección que se presume ilegal, fraudulenta, contra la cual mantenemos al día de hoy un litigio con la finalidad de defender la autonomía de la institución y tener un procedimiento de elección apegado a derecho y defendiendo que se realice un trabajo real para las víctimas.

Sin embargo, mientras se dicta la sentencia, tenemos a Rosario Piedra ejerciendo la presidencia de la CNDH, un cargo que por ética debería rechazar. Pero además de que no ha renunciado para que se limpie la elección, es omisa en defender los derechos humanos de las víctimas ante las graves violaciones a los derechos humanos, como el derecho a la vida que ocurre en nuestro país, siendo muy grave su ausencia en la defensa al derecho a la vida de las mujeres ante la tragedia de los alarmantes números de feminicidios (en promedio 10 al día), ha sido omisa ante la defensa a la vida de las víctimas de las masacres que ocurren en nuestro país al guardar silencio al respecto y ha sido omisa en el apoyo a las víctimas de desaparecidos, quienes se encuentran buscando a sus familiares, como ocurre en la quinta Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas liderada por María Herrera, activista que busca a sus hijos junto a 73 colectivos más .Y es omisa al no pronunciarse sobre la inseguridad que aqueja a todos los mexicanos y comenzar un trabajo real para contribuir a pacificar el país.

Desgraciadamente ante una emergencia humanitaria, la CNDH está ausente del debate y de la resolución de las violaciones a derechos humanos que viven los mexicanos en general.

Ante esta serie de omisiones hemos comenzado a realizar un trabajo por el país con las victimas desde la Defensoría Legitima del Pueblo, buscando justicia, reparación y garantías de no repetición, proponiendo, entre otras, cosas el desarme de los grupos armados que se encuentran en toda la República, creando opciones para que esto se logre y se finalice con la masacre.

Hemos comenzado a recorrer los municipios del país comenzando con los más violentos, en donde nos acercamos a las comunidades con la finalidad de escuchar a los empresarios, los estudiantes, los líderes de las comunidades y amas de casa, a la población en general para conocer su sentir sobre la violencia que viven y encontrar soluciones que nos permitan regresarles la tranquilidad a las comunidades desde su realidad particular económica, cultural y social y, a la par, trabajar en la desmovilización armada.

He propuesto que firmemos un compromiso por la paz en cada municipio del país con la finalidad de validar mecanismos que nos permitan la reconciliación como mexicanos, un comienzo nuevo priorizando nuestro derecho a una vida libre de violencia.

No desaprovechemos la oportunidad que nos brindan las instituciones para contribuir a la pacificación del país, en este caso desde la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la cual podemos recuperar para el beneficio de todos los mexicanos.

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DEFENSORA LEGITIMA DEL PUEBLO. Médico de profesión que ha incursionado en la defensa de los derechos de las mujeres se ha dedicado a la defensa de los derechos humanos y al abordaje del estudio de los problemas sociales desde su razón multifactorial especializándose en la seguridad nacional priorizando la defensa de los derechos humanos como punto inicial de cualquier situación, con estudios en seguridad pública y derechos humanos , estudiando también durante su trayectoria salud pública y abordando también los eventos de salud y su impacto en la salud de la población y la seguridad nacional. Con estudios en administración publica generadora de propuestas para fortalecer la gobernabilidad del estado. Actualmente liderando la Legitima Defensoría del Pueblo con la finalidad de pacificar el país, dar atención a las victimas buscando verdad justicia reparación y garantías de no repetición, dándole visibilidad a los principales problemas que aquejan a la ciudadanía con la finalidad de encontrar soluciones reales consensuadas desde el territorio, con la opinión, sugerencias y necesidades de las personas que sufren cotidianamente las injusticias , mujer dedicada a la lucha social libre pensadora en constante movimiento, decidida a detener inclusive a través de la difusión y conocimientos la masacre que se da por todo el país junto a otros ciudadanos comprometidos.