Los asesinatos de sacerdotes no corresponden a un ensañamiento contra la Iglesia Católica, sino a la violencia que padece México debido a la falta de respeto al Estado de Derecho y a la ausencia de valores, afirmó el padre Manuel Corral, responsable de las Relaciones de la Iglesia con el Estado, de la Arquidiócesis Primada de México.

En entrevista para el portal Vatican News, el representante religioso consideró que son tres las causas de la descomposición social en el país: el narcotráfico, la corrupción y la desintegración familiar.

Manifestó que el narcotráfico es “un cáncer que se ha extendido a nivel nacional y que compra voluntades con el dinero que roban de secuestros y del mismo tráfico de drogas”.

“Estas personas no tienen miedo, porque en un momento determinado a los jueces se les puede, no en todos los casos, sobornar. Y así qué importa que te mate, pues ni a la cárcel voy… Ése es el gran problema, y así es como llevamos ya tantos muertos, más de 27 mil en este decenio. Y los sacerdotes no estamos exentos de esta violencia, con la reserva de que hay casos aislados en que también algunos padres, hay que decirlo, no están en buenos caminos”, agregó.

Sobre la corrupción, el padre Corral opinó que es el mal endémico de México. “Tenemos leyes muy buenas, pero no se aplican. La ausencia del Estado de Derecho se da por muchas razones, la mayor de ellas es la corrupción, porque si tú tienes dinero, puedes comprar la voluntad de los jueces”.

Destacó que en este periodo de transición, el país padece un vacío de instituciones en el sistema de justicia. “El sistema judicial es independiente, pero con la compra de voluntades en esta transición se ha agudizado la violencia.

Agregó: “En un escenario de este tipo es fácil que la cadena de mando se corroa en sus diversos niveles”. Por ejemplo, dijo, muchos policías “están metidos en corruptelas muy grandes”, además de que las denuncias muchas veces no proceden por defectos de forma, con la consecuente imposibilidad de convalidación del expediente por parte del juez.

Sobre la desintegración familiar, el padre Corral apuntó: “No se atienden como antes las necesidades concretas que tenía la familia. La misma desintegración familiar que vivimos tan fuertemente en México contribuye a estos procesos violentos que se viven en la sociedad, como por ejemplo las amenazas de los muchachos de la escuela a los maestros. Los maestros ya les tienen miedo.

“Esto es parte del problema de procuración e impartición de justicia. No hay respeto al Estado de Derecho y esto va generando los deterioros, lo que sumado a la falta de valores hacen que la persona hoy no valga nada y se la pueda matar por 20 dólares. Hay matones que son contratados por 20, 25 dólares, y son capaces de matar a quienes les digan. Es una cosa terrible. Vivimos una situación de inseguridad, la gente tiene mucho miedo. Hay asaltos en los autobuses, en el Metro, en las calles, a plena luz del día, en las habitaciones. Hay una sensación de inseguridad en la sociedad”, alertó.

A todo esto, abundó, hay que agregar “el individualismo, el secularismo exacerbado en donde todo está centrado en el hombre, y en donde por cualquier cosa que me perjudique o que no vaya de acuerdo con los intereses que yo tengo, pues entonces denigro, pataleo y exijo derechos que no me corresponden. Es el aspecto de la degradación del tejido social, en donde la persona se pone en el lugar de Dios”.

Parte de este coctel explosivo también es el abuso del alcohol y la desconfianza hacia el otro. “Entonces no es de extrañar que venga uno con una pistola, que es muy fácil de conseguir en México, y le dé dos tiros a otro porque no me cumplió o porque no hizo lo que yo quería que hiciera”, lamentó.

Sobre las elecciones de julio próximo, el padre Corral consideró que la gente está decepcionada de los partidos políticos y harta porque de alguna forma es traicionada cuando las promesas que se hacen en campaña finalmente no se cumplen.

Explicó que la labor pastoral de la Iglesia “es informar a la gente y orientarles al voto razonado: que la gente piense por quién tiene que votar, orientados hacia quienes defienden los valores de la familia, del matrimonio heterosexual, aquellos que defienden la vida. Y esto no solo en relación a los candidatos a la Presidencia, sino también en relación a los diputados y senadores”.

Dejó en claro que esto “lo estamos inculcando dentro de lo que la ley nos permite, porque tenemos una ley bastante restringida. A saber, el ministro de culto no puede, y menos desde el púlpito, hablar de estos temas. A nivel privado y a nivel personal lo puede hacer, pero no como ministro de culto”.