Foto:SIAME
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Los sindicatos son en la actualidad fuerzas políticas secuestradas por líderes corruptos que han logrado eternizarse, advirtió la Pastoral Laboral de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

En el documento “El trabajador y el trabajo en México visto desde la Laborem Excercens”, la institución católica puntualizó: “No hay duda que la organización de los trabajadores es necesaria, pero siempre debe conducirse con la claridad del bien común, con rectitud y honestidad”.

Al subrayar la necesidad de contar con líderes honestos y transparentes en su actuar, dejó en claro que “los sindicatos no tienen carácter de partidos políticos que luchan por el poder y no deberían ni siquiera ser sometidos a las decisiones de los partidos políticos o tener vínculos demasiado estrechos con ellos”.

“Los sindicatos modernos han crecido sobre la base de la lucha de los trabajadores, del mundo del trabajo y ante todo de los trabajadores industriales para la tutela de sus justos derechos frente a los empresarios y a los propietarios de los medios de producción”, agregó.

La Pastoral Laboral de la CEM dejó en claro que la doctrina social católica considera que “los sindicatos son un exponente de la lucha por la justicia social, por los justos y por los derechos de los hombres del trabajo… pero no es una lucha contra los demás”.

Por eso apuntó que el abuso de derechos como el de huelga “puede conducir a la paralización de toda la vida socioeconómica y esto es contrario a las exigencias del bien común de la sociedad, que corresponde también a la naturaleza bien entendida del trabajo mismo”.

Insistió en que los sindicatos deben velar por el bienestar del trabajador no sólo a partir de mejores sueldos y prestaciones, sino de espacios de formación, solidaridad y acogida a quienes no cuentan con empleo.

En nuestro país, apuntó, el derecho al trabajo “no está al alcance de cualquiera. Y los que no están en la posibilidad de acceso a un empleo formal entran al sector informal, término usado como sinónimo de trabajador pobre, trabajador que no tiene contrato o que no cuenta con prestaciones”.

Este concepto ha tenido aceptación y engloba el conjunto de trabajadores que no tiene seguridad social, como son los vendedores ambulantes y los trabajadores a domicilio, pero no basta con pensar que ellos están sin derechos, sino que suelen ser trabajadores que no contribuyen con impuestos, además de que no reciben beneficios y “es una forma donde todos pierden”.