Este martes 22 de junio de 2021, se celebran las fiestas del abogado, filósofo y político Santo Tomas Moro, declarado patrono de los políticos por el papa Juan Pablo ll en los actos del Jubileo del año 2000.

Tomás Moro murió decapitado en 1535, por negarse a traicionar la fe católica.

“Me pongo totalmente en manos de Dios con absoluta esperanza y confianza” fueron algunas de las palabras que escribiera en una carta a su hija Margarita cuando estaba encarcelado por orden del Rey Enrique VIII de Inglaterra por no firmar un acta de sucesión y de supremacía, que proclamara al rey como cabeza de la iglesia anglicana y su independencia de Roma.

Un. año después Moro empezó a ser venerado en México por algunos políticos.

El primer servicio religioso dedicado a este santo ocurrió en el año 2001 en el gobierno de Vicente Fox, hace 20 años.

Recuerdo que un grupo de Legisladores católicos de diferentes partidos acudieron a una misa en la Basílica de Guadalupe para conmemorar a su patrono: Tomás Moro.

Varios de esos legisladores –del PRI, del PAN y PRD- había asistido en noviembre del año 2000 al Jubileo en el Vaticano, seguramente los invitó el entonces primado de México, Norberto Rivera Carrera.

Su intención fue reivindicar su derecho a profesar públicamente su fe y reforzar la libertad de creencias, por lo que había que hacer cambios a la Constitución, principalmente al artículo 24 Constitucional, situación que ocurrió años después.

Entre los convocantes a aquel servicio religioso fueron los panistas Cecilia Romero, Marco Antonio Adame – quien después fue Gobernador de Morelos- y Tarcisio Navarrete, así como Humberto Roque Villanueva –ex presidente del PRI, y quien años después fue jefe de la oficina de Asuntos Religiosos de Gobernación, Addy Joaquín Coldwell y Eloy Cantú, entre otros.

Recuerdo que asistieron a la Basílica a honrar a su santo más de 100 políticos católicos, entre ellos, el entonces secretario del Trabajo Carlos Abascal Carranza y el entonces perredista chiapaneco -hoy morenista- Emilio Ulloa.

Ante ellos, el primado de México, hizo un llamado a que le den a Dios lo que es de Dios y proyecten en la esfera de lo civil, los valores marcados en el evangelio. “No podemos mutilar la frase, pidiendo para el César lo que es del César y negándole a Dios lo que es de Dios. Santo Tomás Moro comprendió que estas palabras de Cristo, por una parte, afirman la sana autonomía de lo temporal en relación con lo espiritual.”, dijo Norberto.

En la homilía, Rivera carrera fundamentó el llamado “Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

Y como era de esperarse, la misa fue nota en todos los medios y se repitió durante los siguientes años.

El 22 de junio de 2004, decidí acudir a un servicio religioso dedicado a Moro para ver lo que los medios habían reseñado tres años antes y sobre todo porque se me pidió un comentario para la radio. (Imagen Informativa de 90.5 de fm); era un martes como hoy.

Y por cuarto año consecutivo un centenar de políticos de distintos partidos asistían aquella tarde -19 horas- a un servicio religioso en la parroquia dedicada al santo ingles en las calles de Vito Alessio Robles 206. Col. Florida, al sur de la ciudad de México.

La ceremonia la presidió el mismísimo el arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera.

Muy respetable la creencia personal de cada quién.

Pero acá entre nos, no percibí mucho fervor religioso entre algunos fieles, con algunas excepciones como la del entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, quien murió 4 años después. Recuerdo el fervor del entonces fiscal de Delitos del Pasado, Dr. Ignacio Carrillo Prieto.

Debo decir, que en general me dio la sensación que algunos fueron ahí más por los reflectores mediáticos que por asunto de fe. Y es que dentro y fuera de la capilla había decenas de reporteros cubriendo el acto, tanto de la fuente religiosa como de fuente política; recordemos que en la misa había puros políticos.

Estuve ahí, junto con otros colegas. Recuerdo al finado Fidel Samaniego, autodenominado “Narigón cronista“ con quien comentamos lo que estábamos viendo.

Narigón había cubierto todos los servicios religiosos dedicados a Tomas Moro y conocía bien el tema. Y sólo lo sabía por lo que había leído en los medios.

Casi al terminar el servicio religioso salí del lugar para comentar mi opinión al aire en la III emisión de Imagen Informativa -90.5 de FM- que conducía mi amigo Jorge Fernández Menéndez.

Comenté y pregunté a Jorge.

“¿Sabrán los políticos mexicanos quién fue Tomas Moro, más allá de ser un escritor inglés autor del famoso libro La Utopía?

¿Conocerán la oración en su honor?

La neta que no o quizá muy pocos.

Y es que Tomas Moro no era un Santo venerado en nuestro país, hasta que algunos políticos empezaron a hacerlo, por invitación expresa del cardenal primado de México, como lo comenté arriba.

¿Quién fue este Santo?

Nació en Londres, Inglaterra en 1478 y murió decapitado el 7 de julio de 1535.

Recibió una excelente educación clásica, que lo llevó a graduarse de abogado en la Universidad de Oxford.

Fue un hombre dedicado a las letras, lo mismo estudio astronomía, teología como literatura clásica.

Desde muy joven decide convertirse en monje debido a su estrecha relación con el arzobispo de Canterbury Juan Morton, canciller del Reino, sin embargo, su vocación no era el sacerdocio sino la política por lo que decide casarse y dedicarse por completo a la administración pública, donde hace una brillante carrera, donde tiene cargos importantes que lo llevan a ser presidente de la Cámara de los Comunesy secretario del rey, luchó contra la Reforma Protestante.

Incluso contribuyó a la redacción de “La defensa de los siete sacramentos”, obra que le había valido a Enrique VIII el título de Defensor de la fe. Su ascenso fue veloz e incomparable hasta llegar a la cima; de hecho, fue el primer laico en ser nombrado Gran Canciller.

En ese tiempo mantuvo relaciones de intercambio y amistad con importantes protagonistas de la cultura renacentista, entre ellos Erasmo de Rótterdam, además que se estrecha su amistad con el rey Enrique VIII, que, en 1529, en un momento de crisis política y económica de Inglaterra, lo nombra canciller del Reino.

En 1532, cuando estaba en lo más alto de su carrera política el rey decide divorciarse de Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena, por lo que demandó en consecuencia a todos sus súbditos que prestaran juramento reconociendo su supremacía religiosa por encima de la autoridad papal.

Sin embargo, los escrúpulos religiosos de Tomás Moro lo llevan a negarse a desafiar a la autoridad papal. Razón por la cual en 1532 decide renunciar a su cargo y se retira de la vida pública.

Dos años después, el rey no le perdona a Moro esa actitud y le manda encarcelar, sin embargo, –y quizá por su vieja amistad- lo incita todo un año y por todos los métodos a su disposición: amenazas, sobornos incluso plegarias, a que rindiera el obligado juramento.

A todo esto, el político ingles mantuvo una actitud firme, diciendo que su única lealtad, era para su Dios “jamás para un rey terrenal”.

Esa conducta lo lleva a morir decapitado el 7 de julio de 1535.

Cuatro siglos después es canonizado por Pío XI, y en las fiestas del jubileo 2000 Juan Pablo II lo declara Santo Patrón de los Gobernantes y Políticos.

¡Juan Pablo II no pudo encontrar un Santo más adecuado que Tomas Moro!

La elección tenía un propósito, la de los políticos católicos del mundo sigan su ejemplo.

Incluso hubo un intenso cabildeo hacia los políticos católicos de las distintas conferencias episcopales del mundopara objetar conciencia, en los países que tuvieran leyes contrarias a la fe y la moral.

Afortunadamente la mayoría de nuestros políticos sabe distinguir muy bien entre religión y política y esas peticiones son como un llamado a misa, él que quiere va y el que no, ¡no!

Muchos ciudadanos piensan que esta celebración conlleva una ostentación y provocación a los sentimientos y a la laicidad de los mexicanos.

Pero más allá de que existan político convencidos –que los hay- de su creencia religiosa en Santo Tomas, la cual es muy respetable, deberían hacer la celebración como lo hacen otros grupos sociales, es decir, en la más absoluta discreción, y no convocando a los medios para que cubran el acto como si fuera un acto de campaña.

¿Habrá hoy una misa dedicada a Tomas Moro?