Foto:Benhur Arcayan - Malacañang Photo Bureau

El primero fue José Andrés Murillo.

La tarde de este viernes 27 de abril el Papa Francisco comenzó los encuentros personales con Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, víctimas de abusos sexuales perpetrados en Chile en las décadas de 1970 y 1980 por el sacerdote Fernando Karadima, a quienes invitó a pasar unos días en la casa de Santa Marta para pedirles disculpas y compartir su dolor y vergüenza por lo que han sufrido, así como para escuchar sus sugerencias para evitar que se repitan semejantes hechos.

El vocero del Vaticano, Greg Burke, dijo que “no está previsto emitir ningún comunicado oficial sobre el contenido de las conversaciones, por expreso deseo del Papa”, pues la prioridad del Obispo de Roma “escuchar a las víctimas, pedirles perdón y respetar la confidencialidad de estos coloquios”.

La voluntad del Papa “en este clima de confianza y de reparación del sufrimiento, es dejar que los invitados hablen todo el tiempo que sea necesario, de manera que no hay horarios fijos ni contenidos preestablecidos”, agregó.

Este viernes los tres principales denunciantes del padre Fernando Karadima ingresaron a Santa Marta, donde estarán durante todo el fin de semana, sin dar ninguna declaración.

Las reuniones se realizarán de forma individual, por lo es este viernes será el turno de Murillo, el día sábado de Hamilton y el domingo de Cruz.

Tras esto, se espera que el lunes se realice una reunión grupal entre los cuatro y el miércoles se haga un anuncio oficial con los detalles de este encuentro.

“José se reúne hoy viernes con el Papa, sólo con él”, dijo Juan Carlos Cruz, quien confesó su “emoción y agradecimiento” por la invitación del Santo Padre.

James Hamilton, por su parte, indicó que “esto no es un tema nuestro, es un tema de todos y lo haremos lo mejor posible. Como siempre, agotaremos todas nuestras instancias, siempre con respeto y espíritu de colaboración”.

José Andrés Murillo expresó que “queremos poner aquí el nombre de muchas personas que fueron víctimas de abusos sexual clerical, algunos de ellos se quitaron la vida, otros siguen sufriendo y luchando junto a nosotros”.

“Por respeto al Papa vamos a estar en silencio con todos nuestros amigos, gente de todo el mundo y víctimas de todo el mundo”, adelantó Cruz.

Las tres víctimas prometieron dar una conferencia de prensa el 3 de mayo para contar sobre las reuniones.

La periodista Elizabetta Pique, del periódico argentino La Nación, entrevistó a Juan Carlos Cruz en un bar a metros de la Plaza San Pedro (La Nación, 26 de abril).

¿Cómo se siente después de tanto tiempo maltratado y ahora a punto de pasar varios días con el Papa, como invitado especial?

Reconozco que este es un hecho inédito, que un papa diga “me equivoqué” y nos invite a los tres, y a mí en concreto, a estar con él varios días, me parece un gesto enorme. Estoy muy agradecido y emocionado.

¿Qué piensa decirle?

Espero poder decirle lo que uno vivió, lo que uno sufrió, lo mal que uno lo pasó. Me gustaría transmitirle que yo he tenido amigos que se suicidaron por esto, pero muchos culpables siguen ahí, libres. Yo estoy acá, soy el que da las entrevistas, pero represento a un montón de gente que no tiene esa voz. Espero poder transmitirle eso al Papa, para que el ejemplo de lo que está pasando en Chile ahora sea una señal para el mundo de que esta cultura de abusos y, sobre todo, del encubrimiento y de desprestigiar a las víctimas en forma tan terrible como la que he vivido yo, ya no pueden ser toleradas. Eso me gustaría transmitirle al Papa, con cariño, con humildad, con el corazón abierto, y oírlo a él también.

En la carta que les escribió a los obispos chilenos, el Papa admitió haberse equivocado debido a la falta de información veraz y equilibrada… ¿A quién se refería?

Para mí no es ninguna pregunta: al cardenal (Francisco) Errázuriz, quien manipuló información, malinformó al Papa, al nuncio Ivo Scapolo, que ha sido un desastre para Chile, al cardenal (Ricardo) Ezzati y a una cultura entre los obispos de esconder pedófilos en sus diócesis y de difamar a las víctimas.

En la misiva a los obispos chilenos, Francisco menciona medidas de corto, mediano y largo plazo. ¿Usted qué espera?

Me pareció muy buena esa carta, el Papa es el que decide finalmente, pero a mí me gustaría que en el corto plazo se fueran todos los obispos que vinieron de Karadima (entre ellos, Barros), porque todos encubrieron, todos vieron… Sólo ahora algunos están diciendo “bueno, quizás no fui tan lúcido”.

Errázuriz tiene que salir del G-9, el consejo de nueve cardenales asesores del Papa, es una bofetada que siga ahí. Cuando vi a este papa salir al balcón cuando lo eligieron, pensé “un argentino, qué maravilla, alguien que entiende, alguien que nos conoce, alguien que cambiará esto”, pero cuando vi que nombró a Errázuriz en el G-9, cuando en estos años vi que nos llamó calumniadores, ha sido una decepción y una tristeza enormes, porque tenía mucha esperanza en él.

Aunque han pasado años, ahora las cosas cambiaron radicalmente.

Fue un dolor enorme cuando en su viaje a Chile volvió a acusarnos de calumnia y pidió pruebas. Ahora es increíble estar aquí y yo poder hablar con mi corazón con el Papa y que él esté con el corazón abierto a oírme a mí y a mis amigos. Esto me da esperanzas. Veremos qué pasa… Me encantaría que el Santo Padre viera y sacara a cierta gente tóxica que tiene al lado, como Errázuriz. A mí me importa el Papa Francisco, yo quiero que tenga éxito, quiero que arregle las cosas, pero me duele horriblemente la difamación que sufrí, aunque sigo firme en mi fe, sigo mi relación con Dios y con la Virgen intacta, porque para mí eso es importante.

Es inédito que Francisco los haya convocado a ustedes, las víctimas, antes que a los obispos, quienes vendrán en mayo.

Me parece fenomenal el signo de que, aunque tuvieron el año pasado una visita ad limina, el Papa haya llamado a todos los obispos de nuevo para resolver el desastre. Yo quería que esto fuera así, que nosotros viniéramos antes.

Venir acá no significa que nos compró El Vaticano o un ejercicio de relaciones públicas. Tiene que haber signos concretos para que esto se perciba como un hecho inédito y que algo va a pasar. Espero que sea un signo para el mundo, que Chile sea un ejemplo de que en los demás países tampoco se van a tolerar más el abuso y el encubrimiento.

Creo que ahí Francisco se anotaría un punto enorme y miles de personas que han vivido lo que yo viví, de diferentes edades, podrían sentir que este Papa las ha recibido, porque obviamente no todas vendrán al Vaticano ni van a vivir lo que vamos a vivir nosotros, que agradezco tremendamente. Lo que tiene que pasar es que a las víctimas se las reconozca como tales y se las reciba, se las quiera.

Ver en Contextos de La Palabra:

Francisco recibirá este fin de semana a víctimas de Karadima

El Papa reconoce “graves errores” y pide perdón por defender inocencia del obispo chileno Juan Barros

El caso de Barros y el fiscal Scicluna