El Papa Francisco decretó la expulsión del sacerdocio al ciudadano chileno Cristián Precht Bañados, acusado por delitos de encubrimiento de abusos sexuales a menores en Chile.

Se trata de la primera renuncia formal que el Papa decreta desde que todos los obispos en Chile ofrecieron renunciar en mayo por el escándalo de abuso sexual. Hasta donde sabemos la decisión no tiene precedentes; la decisión papal es inapelable, reza el comunicado del arzobispado de Santiago, fechado el sábado 15 de septiembre.

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El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis F. Ladaria, notificó al arzobispo de Santiago que, con fecha 12 de septiembre del año en curso, el Santo Padre Francisco decretó de forma inapelable la dimisión del estado clerical ex officio et pro bono Ecclesiae y la dispensa de todas las obligaciones unidas a la sagrada ordenación, del reverendo Cristián Precht Bañados. El mismo decreto establece que el obispo comunique a la brevedad la nueva situación canónica del afectado al pueblo de Dios.

Precht fue uno de los sacerdotes más populares en Chile. Estuvo identificado con la defensa de los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que dejó más de 3 mil 200 muertos y miles de desaparecidos.

Fue uno de los fundadores de la Vicaría de la Solidaridad, una institución creada para asistir a las víctimas del régimen; también fundó la Vicaría de la Esperanza Joven en 1991, para alentar la pastoral juvenil.

Sin embargo, esas acciones positivas del sacerdote quedaron atrás, ya que en 2012 su nombre quedó manchado cuando la Iglesia comprobó que había incurrido en “conductas abusivas con mayores y menores de edad” y lo sancionó con cinco años de suspensión de sus tareas de sacerdote.

En diciembre de 2012, la Santa Sede confirmó los abusos sexuales de Precht a varones de entre 15 y 35 años, entonces el cura fue suspendido del sacerdocio por cinco años. La justicia vaticana llevó un proceso administrativo penal en su contra constatando “conductas abusivas con mayores y menores de edad”.
La investigación comenzó en 2011 después de una denuncia por supuestos abusos sexuales a Patricio Vela, un psicólogo que se suicidó a los 29 años de edad a principios de los años 90. Entonces la Iglesia chilena recibió cerca de 20 testimonios de abusos del sacerdote Precht.

En una declaración de febrero de 2013, Precht negó “forzar jamás la voluntad de nadie, ya sea un adulto o un menor, mujer u hombre”.

También negó las acusaciones a principios de este año en una carta al director del diario chileno La Tercera.

“Niego absolutamente participar, de ninguna manera, en los actos de los que me acusan calumniosamente”, dijo el periódico citando al periodista. “Defenderé mi honor personal y clerical en todas las formas que pueda y cada vez que se viole”.

En diciembre de 2017 quedó cumplida la sanción canónica, sin embargo, Precht Bañados volvió a ser objeto de investigación al ser señalado como encubridor por víctimas de abusos sexuales cometidos por religiosos en décadas pasadas en colegios de la Congregación Marista.

Hace unas semanas, el martes 7 de agosto, el arzobispado de Santiago resolvió enviar a la Congregación para la Doctrina de la Fe los resultados de la investigación realizada contra Precht Bañados por eventuales abusos en el contexto del denominado caso Maristas.

En esa oportunidad al sacerdote se le impusieron medidas cautelares, por lo que no podía realizar actos públicos propios del ministerio sacerdotal, y se le ordenó arraigo en Santiago.

Precht fue interrogado el 30 de agosto pasado en la Brigada de Delitos Sexuales (Brisexme) de la PDI por el fiscal Guillermo Adasme, de la Fiscalía Metropolitana Sur, quien lleva la investigación del caso Maristas.

José Andrés Murillo, una de las víctimas de abuso sexual y activista en pro de la justicia en este entramado de complicidades, denunció través de su cuenta de Twitter que el ex sacerdote había sido “perdonado” por el cardenal Ricardo Ezzati.

“No será cárcel (aún) pero que se lo expulse de cura a Precht para mí es algo de justicia. Sus abusos provocaron al menos un suicidio y mucho sufrimiento. Una familia que quiero mucho quedó sin papá, sin hijo, marido. Cuando nos creen, hay justicia. Sea quien sea. Es simple”.

¡El golpe es durísimo!

Como sabemos, la justicia civil chilena mantiene 119 investigaciones abiertas por casos de abusos sexuales en templos o congregaciones católicas. Hay hasta el momento 167 imputados, entre ellos siete obispos -en la lista está el arzobispo de Santiago cardenal Ricardo Ezzati-, así como 96 sacerdotes, además de cuatro diáconos, 30 religiosos (no sacerdotes), 10 laicos y 20 sin información.

De las 178 víctimas, 79 son menores, 15 adultos y en 84 casos no hay información para determinar la edad.

El obispo emérito de Osorno Juan Barros, renunciado recientemente por el Papa Francisco, fue interrogado por la fiscalía el jueves 6 de septiembre como parte de una investigación por abuso sexual a menores contra el ex capellán Pedro Quiroz. El ex capellán formaba parte del obispado castrense, dirigido por Barros entre 2004 y 2015.

Barros permaneció casi tres horas y media en la oficina del fiscal Metropolitano Sur, Guillermo Adasme, y el fiscal Regional, Raúl Guzmán; al final dijo a los medios que aportó “lo que yo podía aportar, le manifesté al señor fiscal lo que yo había podido conocer o desconocer”.

Otro prelado que se encuentra en el ojo del huracán es Ricardo Ezzati, quien deberá ser interrogado por la autoridad chilena por supuesto encubrimiento en casos de abuso sexual por parte miembros del clero.

Recientemente hubo en El Vaticano una reunión del Consejo de Cardenales donde se discutió el tema de los abusos y Francisco recibió el apoyo de sus miembros. Pero la cita contó con tres ausencias, entre ellas el chileno Francisco Javier Errázuriz, quien ha sido acusado por algunas víctimas de encubrir abusos.

Las denuncias de abusos sexuales a menores mantiene en el ojo del huracán a la Iglesia católica; Chile, junto a EU y Australia, encabeza la lista de países en los que la institución está en el ojo de la tormenta por la pederastia.

La salida del Cristián Precht Bañados intenta recuperar la credibilidad de la institución y lanza el mensaje de cero tolerancia.

La expulsión del exsacerdote fue impulsada por el mismísimo Papa Francisco.