La tarde del domingo 1 de diciembre el papa Francisco viajará en helicóptero al Santuario franciscano del Pesebre en Greccio.

“Iré a Greccio para rezar en el lugar del primer Pesebre que hizo San Francisco de Asís y para enviar a todo el pueblo creyente una carta para comprender el significado del pesebre”, dijo el Papa al final de la audiencia general del 27 de de noviembre.

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Greccio es donde está la Gruta del Pesebre y donde en el año 1223 San Francisco celebró la Navidad de una forma distinta que le marcó tiempo al tiempo y se institucionalizó por toda la cristiandad.

La primera reacción del vicario del santuario, Luciano de Giusti, fue de “gran sorpresa”.

“Realmente no nos lo esperábamos. Para nosotros es verdaderamente una gran alegría, un gran honor recibir al Papa aquí en el Santuario, aunque ya haya venido (el 4 de enero de 2016) de visita privada. Vino con el obispo de Rieti, Monseñor Pompili”, recordó.

La visita papal, explicó, movilizará a los lugareños que querrán ver al Santo Padre, tanto en la pequeña plaza frente a la iglesia, como a lo largo de las calles.

¿Por qué regresa el Papa a Greccio?

Por la Navidad…

Greccio es una pequeña población de menos de 2 mil habitantes, situada entre Roma y Asís, a 15 kilómetros de Rieti. El santuario se encuentra a poco más de dos kilómetros, encima de una escarpada roca y rodeado de bosques de encinos. Desde la explanada se contempla el castillo de Greccio y una hermosa vista del valle.

Según la tradición, fue en ese lugar donde Francisco de Asís preparó el primer Pesebre de la cristiandad.

El santo recorría la campiña cercana a la pequeña población de Rieti en el invierno de 1223, y la Navidad lo sorprendió en la ermita de Greccio. Fue allí donde tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús; construyó una casa de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, utilizó animales reales –un buey y un asno– e invitó a un pequeño grupo de gente a reproducir la escena de la adoración de los pastores.

Fue una representación solemne, modesta muy al estilo de San Francisco, pero seguramente debió de ser tan emotiva que alguno de los asistentes incluso llegaron a afirmar que llegaron a ver al Niño moviéndose.

Hay otra versión…

Mismo año. Francisco de Asís fue a Roma y obtuvo del papa Honorio III autorización para celebrar la Santa Navidad de forma hasta entonces desconocida.

Escogió un bosque en las cercanías de Greccio, lugar donde residía el noble Giovanni Velita, con quien San Francisco tenía una gran amistad.

Quince días antes de la Navidad, le habría dicho a San Francisco: “Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa y prepara lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis propios ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, imaginando cómo fue reclinado sobre el heno en el pesebre, entre una mula y un buey”.*

Para asistir a aquella singular conmemoración fueron llamados religiosos de diversos lugares de la región.

Villa Greccio en Italia
Villa Greccio en Italia

Y ahí ocurrió algo muy agradable que sorprendió a todos. Se dice que a la medianoche un sacerdote comenzó la celebración de la Santa Misa. El altar estaba colocado delante del pesebre, y a los lados la mula y el buey, además de una imagen del Niño Jesús en tamaño natural reposaba sobre la paja, y que “terminadas las lecturas, todos se dispusieron a escuchar atentamente el sermón que San Francisco pronunció. De sus labios brotaron palabras llenas de unción sobrenatural, y mientras hablaba del niño de Belén se relamía los labios y su voz era como el balido de una oveja.

Al final del inspirado sermón- dicen, San Francisco se arrodilló para besar la imagen del infante. En ese momento, se operó un prodigio que solamente él y Giovanni Velita lo notaron. La imagen del Niño Jesús toma vida y al ser besado, como despertando de un profundo sueño, le sonríe complacido.

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La celebración de la Misa prosigue. Y al llegar el momento de la consagración, cuando el pan y el vino se transustancian real y verdaderamente, en el cuerpo y la sangre de Cristo, San Francisco pudo contemplar de nuevo al Mesías en las especies eucarísticas.

Desde ahí se institucionalizaron los Nacimientos o belenes por toda la cristiandad.

Algún tiempo después, en este lugar se construyó una capilla que se conserva hasta hoy.

A la antigua iglesia y convento del siglo XIII se añadieron otras construcciones y una iglesia más espaciosa, pero el lugar conserva todo su encanto. La gruta, transformada en capilla el mismo año de la canonización del Santo, se conserva casi intacta, con la roca que sirvió de altar y de pesebre. Sobre la pared frontal hay restos de algunos frescos de la escuela del Giotto, de los siglos XIII-XIV.

En la explanada delante del santuario está la nueva iglesia, de 1959, con algunas vidrieras modernas y varias representaciones del Nacimiento de Cristo. En los alrededores está la celda donde se retiraba San Francisco.

La tradición señala que el primer nacimiento se construyó en Nápoles a fines del siglo XV y fue fabricado con figuras de barro….

Benedicto XVI intentó eliminar del nacimiento o belén al asno y el buey, y no lo consiguió. Según explicó en el libro “La infancia de Jesús” que no había mula ni buey en el portal de Belén.

Programa de la visita

  • 15:15 horas salida en helicóptero del helipuerto del Vaticano.
  • 15: 45 horas aterrizaje en la explanada del Santuario de Greccio.
    Francisco se desplazará en automóvil a la explanada ante el Santuario donde lo recibirán el obispo de Rieti, Domenico Pompili,, y el padre Francesco, guardián del santuario franciscano.
  • 16.00 horas entrada a gruta del Santuario:
    Oración y firma de la Carta sobre el Belén.
  • A continuación en la iglesia del Santuario:
    Celebración de la Palabra.
  • 17.00 horas regreso al Vaticano.