Papa Francisco celebrando la oración mariana del Regina Coeli
Papa Francisco celebrando la oración mariana del Regina Coeli

No pietismo, no asistencialismo,
sino la compasión,
que viene del corazón…
Francisco

Francisco salió del Vaticano a concelebrar un servicio religioso… Caminó unas cuadras fuera de las murallas de El Vaticano para celebrar misa en la Iglesia del Espíritu Santo en Sassia, con motivo de la festividad dedicada a la Fiesta de la Divina Misericordia, instituida hace 20 años por San Juan Pablo II.

TE PUEDE INTERESAR: “Déjame ir a la casa del Padre”, pidió Juan Pablo II seis horas antes de morir

Este día es el aniversario de la canonización de Santa Faustina Kowalska

El servicio religioso fue concelebrado junto a monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y monseñor Jozef Bart, rector de la Iglesia del Espíritu Santo en Sassia; la celebración fue trasmitida en directo vía streaming: la misericordia fue el centro de la reflexión del Papa a la hora del Regina Coeli*:

“Que la misericordia cristiana también inspire la justa comunión entre las naciones y sus instituciones para afrontar la presente crisis de manera solidaria:

“No el pietismo, ni el asistencialismo, sino la compasión, que viene del corazón. Y la misericordia divina viene del Corazón de Cristo Resucitado, brota de la herida siempre abierta de su costado, abierta a nosotros, que siempre necesitamos perdón y consuelo.

“La misericordia cristiana también inspira el compartir justo entre las naciones y sus instituciones para hacer frente a la crisis actual de una manera solidaria”, subrayó el Pontífice.

El Papa jesuita pidió que los políticos y gobernantes “orienten sus decisiones según el espíritu de solidaridad y ayuda recíproca, sin egoísmos o cierres sociales”.

Indicó cuál debe ser la actitud del cristiano en los momentos de dificultad, como el que está atravesando actualmente la humanidad: “La respuesta de los cristianos en las tempestades de la vida y de la historia sólo puede ser la misericordia.

“El amor compasivo entre nosotros y hacia todos, especialmente hacia quien sufre, lucha más, está más abandonado…no pietismo, no asistencialismo, sino la compasión que viene del corazón.”, dijo.

En su homilía, Francisco declaró que las graves consecuencias de la pandemia le han recordado al mundo que no hay fronteras entre los dolientes, no hay discrepancias. “Todos somos vulnerables, todos somos iguales, todos somos preciosos’’.

Agregó: “El riesgo es que nos golpee un virus todavía peor: el del egoísmo indiferente, que se transmite al pensar que la vida mejora si me va mejor a mí, que todo irá bien si me va bien a mí. Se parte de esa idea y se sigue hasta llegar a seleccionar a las personas, descartar a los pobres e inmolar en el altar del progreso al que se queda atrás”.

El Papa aseguró que “esta pandemia nos recuerda que no hay diferencias ni fronteras entre los que sufren. Todos somos frágiles, iguales y valiosos. Que lo que está pasando nos sacuda por dentro. Es tiempo de eliminar las desigualdades, de reparar la injusticia que mina de raíz la salud de toda la humanidad”.

Al final del Regina Coeli felicitó a sus hermanos ortodoxos que celebran hoy la Fiesta de la Pascua. “Juntos proclamamos: ¡Verdaderamente el Señor ha resucitado!” (Lc 24:34). Especialmente en este tiempo de prueba, sintamos qué gran regalo es la esperanza que viene de haber resucitado con Cristo! En particular, me alegro con las comunidades católicas orientales que, por razones ecuménicas, celebran la Pascua junto con las ortodoxas. Que esta fraternidad sea de consuelo donde los cristianos son una pequeña minoría.

¡Feliz Pascua ortodoxa…!

Bartolome y Kriril, patriarca de Moscú y toda Rusia. Encendieron el fuego sin fieles..; empieza la noche del Sábado Santo y termina la madrugada del Domingo de Resurrección, hoy Cristo ha resucitado, exclama el patriarca,

*La oración mariana del Regina Coeli sustituye al Angelus en este período del año.

El rezo de la antífona de Regina Coeli fue establecido por el Papa Benedicto XIV en 1742 y reemplaza durante el tiempo pascual –desde la celebración de la resurrección hasta el día de Pentecostés– al rezo del Ángelus, cuya meditación se centra en el misterio de la Encarnación.

Al igual que el Ángelus, el Regina Coeli se reza tres veces al día: al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar el día a Dios y a la Virgen María.