Siguió la escenificación desde un podio en el Coliseo Romano.

El tradicional Vía Crucis en el Coliseo de Roma, rito del Viernes Santo que evoca la pasión y muerte de Jesús, se realizó hoy, 30 de marzo, sin la participación del Papa Francisco, quien siguió la escenificación de las 14 estaciones desde un podio ubicado delante de una cruz gigante iluminada con velas, debido al temor de un eventual ataque terrorista.

Ahí fue recibido por la alcaldesa de la ciudad, Virginia Raggi. El lugar estuvo protegido por fuertes medidas de seguridad, que llevaron a cortar el tráfico en los aledaños y a clausurar la parada de metro. Unas 20 mil personas, muchas con velas en las manos, pasaron estrictos controles de seguridad antes de ingresar al coliseo, donde siguieron en silencio la ceremonia nocturna, que revive las diferentes etapas del calvario de Jesús desde su condena a muerte hasta su crucifixión y sepultura.

Francisco quiso que los jóvenes fueran protagonistas también del emblemático Vía Crucis, por lo que los textos de las meditaciones y oraciones leídas en las 14 estaciones del calvario, fueron escritos por un grupo de jóvenes de entre 16 y 27 años, convocados por el Santo Padre. Muchos de estos adolescentes, que reflejaron las preocupaciones de su generación, llevaron la cruz en algunas de las estaciones.

Al final del Vía Crucis, Francisco dio un mensaje en el que expresó “vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y las guerras, un mundo devorado por el egoísmo, donde los jóvenes, los pequeños, los enfermos, los ancianos son marginados”.

El papa manifestó “vergüenza por haber perdido la vergüenza (…) ¡Señor Jesús, danos siempre la gracia de la santa vergüenza..! Ante tu amor supremo, la vergüenza nos impregna por haberte dejado sufrir en soledad nuestros pecados… La vergüenza por tantas personas, incluso algunos de tus ministros, que se han dejado engañar por la ambición y por la vana gloria perdiendo su dignidad y su primer amor”.

Desde 1741

El rito del Vía Crucis fue instaurado en 1741 por orden de Benedicto XIV, aunque su práctica cayó en el olvido con el paso del tiempo, hasta que se retomó en 1925. Fue hasta el año 1964 cuando el pontífice y beato Pablo VI eligió para acoger esta ceremonia el coliseo, símbolo de la persecución de los primeros cristianos en época romana.

Es una de las celebraciones más esperadas de la Semana Santa romana, que proseguirá mañana con la Vigilia Pascual y con los actos del Domingo de Pascua o de Resurrección, cuando el Papa jesuita impartirá la tradicional bendición Urbi et Orbi, dirigida a la ciudad y al mundo.

Una semana de alerta

Un día antes del tradicional Vía Crucis, cuatro tunecinos, un palestino y un marroquí, sospechosos de integrar redes terroristas de apoyo al ISIS, fueron arrestados en varias ciudades de Italia.

El ministro del Interior, Marco Minniti, dijo que “los terroristas apuntan a Roma” y que las medidas de seguridad han sido llevadas al máximo con motivo de la Pascua.

Decenas de policías y carabineros allanaron las viviendas de jóvenes musulmanes residentes en Italia. En particular fue desarticulada la red de apoyo del tunecino Anís Amri, que el 19 de diciembre de 2016 embistió con un camión en Berlín a la gente que visitaba una feria navideña, matando a 12 personas.

Amri huyó pero tres día después murió a tiros en manos de dos policías italianos en Sesto San Giovanni, cerca de Milán, mientras ingresaba a Italia para encontrar a sus contactos terroristas.