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Un tribunal de Melbourne declaró culpable de pederastia al cardenal George Pell, considerado el tercero en jerarquía dentro del Vaticano, con lo que se convirtió en el más alto responsable de la Iglesia Católica en ser condenado por este delito.

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Esta decisión se dio a conocer dos días después de que en la Santa Sede concluyó el encuentro antipederastia, en el que participaron 190 presidentes de conferencias episcopales en el que el Papa Francisco ofreció castigo a todos los clérigos responsables de abuso sexual.

Pell, de 77 años, fue acusado de agresión sexual y otros cuatro cargos de atentado al pudor contra dos monaguillos que tenían entre 12 y 13 años, por hechos ocurridos en la década de los 90 en la sacristía de la Catedral de San Patricio, de Melbourne.

En un principio, el prelado rechazó estas acusaciones y el jurado no alcanzó una decisión durante un primer juicio realizado en septiembre. Sin embargo, dos meses después se celebró un nuevo juicio y el 11 de diciembre fue declarado culpable.

Como el tribunal de Melbourne adoptó una “orden de supresión”, esto prohibía a los medios dar a conocer cualquier información sobre el caso, a riesgo de tener sanciones judiciales.

De acuerdo con las autoridades, este silencio obligado se impuso con el objetivo de proteger al jurado. Se dio a conocer también que Pell puede alcanzar una pena de hasta 10 años de prisión.

Pese a todo, los abogados del cardenal reafirmaron la inocencia de su cliente. “El cardenal Pell siempre ha mantenido su inocencia y continúa haciéndolo”, indicó el litigante Paul Galbally en un comunicado, en el que anunció que interpondrán un recurso de apelación.

Las faltas

En 2013, George Pell fue considerado papable en el cónclave de 2013, en el que finalmente salió elegido el cardenal Jorge Mario Bergoglio, y desde 2014 se desempeñó como prefecto de la Secretaría de Economía del Vaticano.

De acuerdo con los expedientes, en 1996, después de oficiar una misa como arzobispo de Melbourne, expuso sus genitales a dos menores por debajo de las ropas ceremoniales y los molestó sexualmente.

Uno de los cargos que se le imputó es por la penetración de un menor y los otros cuatro por cometer actos indecentes contra menores.

Tras el veredicto, una de las dos víctimas pidió a través de un comunicado que se mantenga en secreto su identidad, al considerarse “un trabajador común y corriente que mantiene y protege a su familia lo mejor posible”.

“Necesito espacio y tiempo para soportar el proceso judicial en marcha”, señaló al tiempo de aclarar que otros sobrevivientes de abusos sexuales pasó “vergüenza, soledad, depresión y una lucha interna, que me ha llevado años para entender el impacto en mi vida”.

Se supo que la otra víctima murió en 2014 en un incidente circunstancial.