La Iglesia que necesita la Amazonia es una Iglesia abierta, no encerrada en sí misma; una Iglesia actualizada, con dimensión mariana, alimentada por la devoción a María Santísima; una Iglesia dialogante y acogedora, dispuesta a caminar al lado de las personas y de las comunidades, puntualizó el cardenal Claudio Humes, Relator General del Sínodo para la Amazonia.

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En su participación de este lunes en el encuentro, el prelado apuntó que “caminar permite a la Iglesia ser fiel a su verdadera tradición” y si esos caminos son nuevos “no hay que tener miedo a la novedad”.

Abundó: “La novedad siempre produce algo de miedo, pues nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, pero en la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad. Dios ofrece siempre novedad, trasforma y pide confianza total en Él. Él siempre es la novedad”.

El cardenal admitió que para plantear nuevos caminos de Evangelización es necesario partir de la realidad de escasez de recursos materiales y de misioneros para que las comunidades puedan desarrollarse en plenitud.

Tras recordar el aporte de la Iglesia en la educación, salud, lucha contra la pobreza y contra la violación de los derechos humanos, Humes opinó que también es justo “recordar, reconocer y exaltar en este sínodo, la historia de heroísmo, y con frecuencia de martirio, de todos los misioneros y las misioneras de antaño, y también de aquellos y aquellas que se encuentran hoy en la Panamazonía. Al lado de estos misioneros siempre ha habido líderes laicos e indígenas, que por su heroico testimonio a menudo han sido asesinados y siguen siéndolo”.

Humes llamó a la Iglesia a abrir sus puertas, pues “en estos tiempos de cambio de época se necesita caminar al lado de todos y cada uno, sobre todo los que viven en las periferias de la humanidad. “Iglesia en salida”. ¿Para qué salir? Para encender luces y calentar corazones que ayuden a la gente, las comunidades, los países y la humanidad toda a encontrar el sentido de la vida y de la historia”.

La misión de la Iglesia en la Amazonia, dijo, implica el cuidado de la casa común. “Quizá la vida en la Amazonia nunca haya sido tan amenazada como ahora por la destrucción y explotación ambiental, por la sistemática violación a los derechos humanos básicos de la población amazónica. En especial la violación de los derechos de los pueblos originarios, como son el derecho al territorio, a la autodeterminación, a la demarcación de los territorios y a la consulta y consentimiento previos”, manifestó.

Enseguida propuso estos temas para ser debatidos:

  1. La Iglesia en salida en la Amazonía y sus nuevos caminos.
  2. El rostro amazónico de la Iglesia: inculturación e interculturalidad en ámbito misional-eclesial.
  3. La ministerialidad en la Iglesia de la Amazonía: presbiterado, diaconado, ministerios, el papel de la mujer.
  4. La acción de la Iglesia en el cuidado de la Casa Común: escuchar a la tierra y a los pobres; ecología integral: ambiental, económica, social y cultural
  5. La Iglesia amazónica en la realidad urbana
  6. La cuestión del agua.