Como parte de las conclusiones del Segundo Coloquio Santa Sede-México sobre la Migración Internacional, realizado el 14 de junio en El Vaticano, nuestro país y la Santa Sede buscarán la creación de un acuerdo internacional que no sólo defienda los derechos de las personas que se ven obligadas a abandonar sus países, sino que reafirme las aportaciones de los migrantes al desarrollo de nuestras culturas y reconozca su humanidad.

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El encuentro, que contó con la colaboración de la Pontificia Academia de las Ciencias y de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, tiene también como objetivo promover respuestas colectivas a la migración, reconociendo que es un fenómeno mundial y poniendo de relieve las aportaciones económicas y sociales de los migrantes.

La ceremonia de inauguración estuvo a cargo del secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y del secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin. El Papa Francisco envió un mensaje, mismo que fue leído por Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede.

Videgaray reconoció la labor de la Santa Sede en la defensa de estos, así como el involucramiento personal del Santo Padre. Refrendó el compromiso de México con la defensa de la dignidad y los derechos humanos de los migrantes, sin importar cuál sea su situación jurídica, y aseveró que este coloquio permitirá reforzar la determinación de nuestro país para alcanzar un pacto mundial para una migración segura, que reafirme las aportaciones de los migrantes al desarrollo de nuestras culturas y reconozca su humanidad.

Por su parte, Pietro Parolin dijo que un pacto mundial es una tarea difícil, pero subrayó que la Santa Sede participa activamente en la búsqueda de un acuerdo, pues “los factores que obligan a las personas a abandonar sus hogares contribuyen a flujos migratorios desordenados, impredecibles y peligrosos”.

Por lo tanto, dijo, es indispensable que la cooperación internacional defienda el derecho de cada uno a permanecer en su propia tierra y aseguró que hay razones para esperar que un pacto pueda contribuir a que la migración internacional sea más segura, ordenada, regular y responsable, sin descuidar a ningún migrante.

Mensaje del Papa Francisco:

Deseo hacer llegar mi saludo a todos los participantes en este Segundo Coloquio Santa Sede-México sobre la Migración Internacional, con un particular agradecimiento a los organizadores y relatores. Este encuentro tiene lugar en el 25 aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos Mexicanos y la Santa Sede. Es, por tanto, una ocasión para fortalecer y renovar nuestros vínculos de colaboración y entendimiento para seguir trabajando conjuntamente en favor de los necesitados y descartados de nuestra sociedad.

En el momento actual, cuando la comunidad internacional está comprometida en dos procesos que conducirán a la adopción de dos pactos globales, uno sobre refugiados y otro sobre la migración segura, ordenada y regular, me gustaría animarles en su tarea y en su esfuerzo para que la responsabilidad de la gestión global y compartida de la migración internacional encuentre su punto de fuerza en los valores de la justicia, la solidaridad y la compasión. Para ello, se necesita un cambio de mentalidad: pasar de considerar al otro como una amenaza a nuestra comodidad a valorarlo como alguien que con su experiencia de vida y sus valores puede aportar mucho y contribuir a la riqueza de nuestra sociedad. Por eso, la actitud fundamental es la de “salir al encuentro del otro, para acogerlo, conocerlo y reconocerlo”.

Para hacer frente y dar respuesta al fenómeno de la migración actual, es necesaria la ayuda de toda la comunidad internacional, puesto que tiene una dimensión transnacional, que supera las posibilidades y los medios de muchos Estados. Esta cooperación internacional es importante en todas las etapas de la migración, desde el país de origen hasta el destino, como también facilitando el regreso y los tránsitos. En cada uno de estos pasos, el migrante es vulnerable, se siente solo y aislado.

Quisiera por último indicar que en la cuestión de la migración no están en juego solo “números”, sino “personas”, con su historia, su cultura, sus sentimientos, sus anhelos… Estas personas, que son hermanos y hermanas nuestros, necesitan una “protección continua”, independientemente del status migratorio que tengan. Sus derechos fundamentales y su dignidad deben ser protegidos y defendidos. Una atención especial hay que reservar a los migrantes niños, a sus familias, a los que son víctimas de las redes del tráfico de seres humanos y a aquellos que son desplazados a causa de conflictos, desastres naturales y de persecución. Todos ellos esperan que tengamos el valor de destruir el muro de esa “complicidad cómoda y muda” que agrava su situación de desamparo, y pongamos en ellos nuestra atención, nuestra compasión y dedicación.

Doy las gracias a Dios por el trabajo y servicio que prestan, y los exhorto a continuar con sus esfuerzos para salir al encuentro de este grito de nuestros hermanos, que nos piden que los reconozcamos como tales y se les dé la oportunidad de vivir en dignidad y en paz, favoreciendo así el desarrollo de los pueblos. Y a todos les imparto la Bendición Apostólica.

Vaticano, 14 de junio de 2018

Francisco

Al finalizar el Coloquio, podemos subrayar juntos las siguientes conclusiones:

  • En el Mensaje dirigido a los participantes, el Santo Padre Francisco nos animó en la tarea y en el esfuerzo para que la responsabilidad de la gestión global y compartida de la migración internacional encuentre su punto de fuerza en los valores de la justicia, la solidaridad y la compasión. El Santo Padre ha resaltado que la actitud fundamental es la de «salir al encuentro del otro, para acogerlo, conocerlo y reconocerlo».
  • El Gobierno de México reafirma su compromiso para que el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular sea un instrumento para transformar visiones cortas de miras e introspectivas en perspectivas amplias y humanas.
  • Por su parte, la Iglesia católica en México ha decidido comprometerse en favor de los migrantes poniendo en práctica los 4 verbos lanzados por el Papa Francisco en la Jornada Mundial del Migrante 2018 – acoger, proteger, promover e integrar –  promoviendo la cultura de encuentro.
  • Coincidimos en la importancia de entender la complejidad de los movimientos migratorios contemporáneos, que obedecen a múltiples causas, y que muchas veces se determinan por situaciones de conflicto, desastres naturales, pobreza y la búsqueda de mejores condiciones de vida y oportunidades. Los niños son los que más están sufriendo las consecuencias de las migraciones forzadas. A los desafíos producidos por estos flujos hay que responder efectivamente equilibrando el principio de solidaridad con el de corresponsabilidad.
  • Concordamos sobre la necesidad de reiterar la centralidad de la persona humana en cada ejercicio político, inclusive el dirigido a reglamentar los flujos migratorios, reafirmando la inviolabilidad de los derechos humanos y de la dignidad de cada ser humano que se desplaza.
  • Coincidimos en la oportunidad de comprometerse para una gobernanza global de los flujos migratorios, fundada sobre la corresponsabilidad de todos los actores institucionales y privados, a fin de asegurar una migración segura, ordenada y regular a beneficio de todas las personas migrantes y de los países, y que ayude a generar las condiciones para que la migración sea una decisión voluntaria y no una necesidad.
  • Por eso, queremos seguir contribuyendo activamente en el proceso que llevará a las Naciones Unidas a adoptar un Pacto Mundial para una Migración Segura, Regular y Ordenada en el transcurso de este año. Asimismo, considerando la complejidad de los flujos migratorios contemporáneos, consideramos importante insistir sobre la oportunidad de armonizar este Pacto con el Pacto Mundial sobre Refugiados.
  • Nos comprometemos a promover la creación de las condiciones necesarias para que todos los migrantes puedan enriquecer las sociedades receptoras con sus talentos y capacidades y al mismo tiempo contribuir al desarrollo sostenible a nivel local, nacional, regional y global.
  • Pedimos a todos los medios de comunicación que contribuyan, según sus posibilidades, a difundir informaciones ciertas y certificadas sobre los flujos migratorios y a disipar aquellas que generen percepciones únicamente negativas de los migrantes.