El Papa Francisco dedicó la tarde del pasado sábado 28 de septiembre un servicio religioso al cuerpo de la Gendarmería que protege la Ciudad del Vaticano.

En su homilía, Francisco les agradeció por la labor que realizan y los animó “a seguir trabajando para proteger la dignidad de las personas”, a través del trabajo de control que realizan cada día con el fin de llevar adelante su vocación de servicio.

LEE TAMBIÉN: El reacomodo de la Arquidiócesis Primada de México

En su homilía profundizó sobre la lectura del Evangelio que narra como un hombre rico vivía gozando de los placeres de “la buena vida”, mientras permanecía indiferente ante el sufrimiento del pobre que mendigaba en la puerta de su casa, llamado Lázaro, “cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico” (Lc 16,20-21).

Demasiado ocupado en comprarse vestidos elegantes y organizar banquetes espléndidos, el rico de la parábola no advierte el sufrimiento de Lázaro hasta que ambos mueren: el espíritu del hombre pobre va a descansar junto a Abraham, mientras que el del hombre rico “se encuentra en medio de tormentos”, dijo.

Sólo en ese momento, cuando es capaz de sentir en su propia experiencia el auténtico sufrimiento, el hombre rico pide piedad a Abraham.

En este contexto, Francisco recordó a los presentes en la Misa que todos corremos el riesgo de vivir como aquel hombre rico, demasiado concentrados en preservar nuestro bienestar, y de esa manera no vemos el dolor de los hermanos en dificultad.

“Esta es la historia de este Evangelio, la historia de dos caminos de vida: uno que ha sabido llevar su propio nombre; el otro que, preocupado por sí mismo, por el egoísmo, es incapaz de hacer crecer su persona, su dignidad. No tiene nombre. Toda nuestra vida es un camino de consolidación, de fortalecer nuestro nombre con la honestidad de la vida, con el camino que el Señor nos indica y para ello debemos ayudarnos unos a otros.

“Alguien podría decirme: ‘Padre, el Evangelio está bien pero ¿qué tiene que ver esto con la gendarmería hoy?’ También ustedes deben proteger a todas las personas que están aquí, que tienen la posibilidad de crecer, de tener un nombre. Ustedes son hombres que trabajan por la dignidad de cada uno de nosotros para que cada uno de nosotros pueda tener un nombre y llevar su propio nombre. El nombre que el Señor quiere que llevemos. Por eso se me ocurre que se puede decir que la Gendarmería es la custodia de los nombres, de todos nuestros nombres, a través de la seguridad que proporciona aplicando las medidas de control, determinando lo que se puede hacer y lo que no.

“Les agradezco mucho por el trabajo que hacen. Sigan así, trabajen por la dignidad de las personas, de cada una de ellas, y así llevarán adelante su vocación”, concluyó Francisco.

¿Qué es la Gendarmería Vaticana?

En el Estado-Ciudad del Vaticano hay dos cuerpos armados: uno son los Guardias Suizos, famosos por sus vistosos uniformes, y la Gendarmería. que usa el clásico kepí azul.

Nació en 1816 por voluntad de Pio VII, después del Congreso de Viena, con el nombre de Cuerpo de los Carabineros Pontificios. Con el regreso de Pio VII desde su exilio en Gaeta, tomó el nombre de Gendarmería Pontificia, cuerpo compuesto hoy por unos 150 gendarmes, el cual se adhiere desde el 2008 a la Interpol.

Los dirige el comandante Doménico Giani, quien es el principal responsable de la seguridad personal del Papa; su cargo es de inspector general de la gendarmería vaticana y es también responsable del cuerpo de bomberos del país más pequeño del mundo.

Actualmente la plantilla efectiva del cuerpo de Gendarmería está compuesto de 130 hombres que se encargan de trabajos de prevención y seguridad las 24 horas, los siete días a la semana.

Dice Giani que ellos no son ángeles de la guarda, como algunos los conocen. “No, porque los ángeles son una realidad celeste. Nosotros, los gendarmes, operamos aquí en la tierra con la ayuda de nuestro protector, San Miguel Arcángel”.