Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, no está escondido en Roma ni se le ha impedido regresar a Perú para responder por las acusaciones en su contra, puntualizó la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.

En un comunicado difundido por la Conferencia Episcopal de Perú, fechado en la Ciudad del Vaticano, se aclara que se sugirió que Figari no regresara a Perú, pues ahí cuenta con “numerosos apoyos y tiene mayores posibilidades de causar más daños y destruir pruebas contra él”.

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Luis Fernando Figari enfrenta acusaciones por abuso de menores, violencia psicológica, maltrato, abuso de poder, irregularidades y falta de transparencia en su gestión al frente del Sodalicio, que es una sociedad en la que participan laicos consagrados y sacerdotes (a los que se les llama sodálites), quienes además de comprometerse en temas como el celibato y la obediencia, realizan también actividades evangelizadoras.

En 2015, el periodista Pedro Salinas lanzó el libro Mitad monjes, mitad soldados, en el que denunció abusos cometidos por Figari y otros líderes del movimiento contra exsodálites.

En respuesta, el Sodalicio emitió varios comunicados en los que reconoció que el libro contiene “testimonios verosímiles” y lamentó las “acciones u omisiones” de algunos miembros de la comunidad.

Pablo Sánchez, fiscal de Perú, anunció el 22 de octubre de 2015 que abrieron una investigación de oficio contra Figari principalmente por el cargo de violación a menores. Dejó en claro que en esa nación sudamericana este delito prescribe, por lo que es imposible que Luis Fernando responda por los casos registrados en 2004.

Cabe destacar que desde 2010, cinco años antes de que el ministerio público comenzara a investigarlo, Figari radica en Italia para pasar “una vida de retiro”, aunque de acuerdo con registros migratorios, frecuentemente regresa a Perú.

Ante los señalamientos de que la Iglesia Católica lo oculta en Roma y le impide regresar a Perú para enfrentar los cargos, el Episcopado peruano y la Santa Sede subrayaron que el 30 de enero de 2017 entregaron una carta al Superior General del Sodalicio en la que se le señalaron algunas disposiciones que debía asumir en el caso de Figari para “reparar el daño causado por él y que el escándalo resultante sea para restablecer la justicia con las víctimas y evitar que causara más daño”.

En su comunicado aclararon que sí pidieron que Figari no regresara a Perú pero sólo para evitar que hiciera más daño. “Esta prohibición no es, de hecho, absoluta, ya que, como se especifica en la carta, el señor Figari puede regresar a Perú y con el permiso por escrito del Superior General”.

Reiteraron que nunca sugirieron que Figari residiera en Roma, “donde de hecho nunca ha residido… y en todo caso nos hemos limitado a pedir que Figari fuese destinado en una residencia donde no haya una comunidad de sodálites, que le fuese prohibido el contacto con miembros del Sodalicio, hacer declaraciones públicas y participar en manifestaciones públicas”.

En consecuencia, subrayaron, “no se ha reservado ninguna protección o privilegio de ningún tipo al señor Figari y, por lo tanto, si en el futuro surge la necesidad de que regrese a Perú para rendir cuentas a la justicia, su regreso podrá ser autorizado por el Comisario Apostólico”.

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