Todo listo para la visita del Papa Francisco a Bari, Italia, el próximo sábado 7 de julio de 2018. Su Santidad partirá a las 7 horas en helicóptero desde el helipuerto del Vaticano y está previsto que llegue a las 8:15 horas a la explanada Cristóbal Colón de Bari.

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Ahí será recibido por monseñor Francesco Cacucci, arzobispo de Bari-Bitonto; Michele Emiliano, presidente de la Región Apulia; Marilisa Magno, prefecto de Bari, y Antonio Decaro, alcalde de Bari.

Francisco hará un viaje eminentemente ecuménico, de reflexión y oración por la paz. Bari alberga las reliquias de San Nicolás y es un lugar sagrado “presencia de Oriente en Occidente, lugar de peregrinación y puerto de esperanza”.

Según informó la Sala de Prensa del Vaticano, junto con el Papa Francisco participarán, por parte de las Iglesias Católicas Orientales, su beatitud Ibrahim, patriarca de Alejandría de los Coptos; su beatitud Ignace Youssiff III, patriarca de Antioquía; su beatitud el cardenal Béchara Boutros, patriarca de la Iglesia Maronita; monseñor Jean-Clément Jeanbart, arzobispo Metropolita de Alepo de los Greco-Melquitas; su beatitud el cardenal Louis Raphaël I, patriarca de Babilonia de los Caldeos; su beatitud el cardenal Krikor Bedros XX, patriarca-catholicos de los Armenios, y monseñor Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico de la Sede Vacante del Patriarcado Latino de Jerusalén.

Por parte de las Iglesias Ortodoxas acudirán su santidad Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla; su beatitud Theodoros II, patriarca Greco Ortodoxo de Alejandría; su eminencia Nektarios, arzobispo de Atenas; su eminencia Hilarión, metropolita de Volokolamsk (de la Iglesia Ortodoxa Rusa); y su eminencia Vasilios, Metropolita de Konstantia.

De las Iglesias Ortodoxas Orientales acudirán su santidad Tawadros II, papa de la Iglesia Copta Ortodoxa; su santidad Ignatius Aphrem II, patriarca sirio ortodoxo de Antioquía; su gracia Hovakim, obispo de Reino Unido e Irlanda del Patriarcado Supremo y Catholicos de todos los Armenios; y su santidad Aram I, catholicos de Cilicia de los Armenios.

Todos bajarán a la cripta de la Basílica para venerar las reliquias de San Nicolás.

Este martes se realizó una conferencia en el Vaticano para conocer los detalles del viaje denominado “Encuentro del Papa Francisco con los Jefes de las Iglesias y Comunidades Cristianas de Medio Oriente”, cuyo lema es: “¡La paz contigo! Cristianos juntos por Medio Oriente”.

En la rueda de prensa intervinieron el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, y Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Por considerarlo de interés publicamos las intervenciones de los prelados…

Intervención del cardenal Leonardo Sandri:

Todos conocen la atención que, en la estela de sus predecesores, el Santo Padre Francisco ha reservado a Oriente desde el comienzo de su pontificado; esa atención abarca tres dimensiones, que sin embargo se unen en un abrazo.

a. La del Oriente ya en la plena comunión de la Iglesia Católica: en la misa del comienzo del pontificado, frente a la Confesión del apóstol Pedro, el Santo Padre reza rodeado por los patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias orientales católicas; con ellos tiene un encuentro reservadoy durante las sesiones plenarias de la Congregación para las Iglesias Orientales, en noviembre de 2013 y en octubre de 2017 recibe algunas de las iglesias patriarcales en visita Ad Limina y a los patriarcas en varias ocasiones. En el caso de los nuevos patriarcas elegidos (copto, armenio, melquita), decide presidir personalmente la significación pública de la ecclesiastica communio durante la celebración eucarística matutina en la Domus Sanctae Marthae.

b. La del Oriente ortodoxo y ortodoxo oriental, de la que podrá hablar mejor el cardenal Koch: palabras y gestos de acogida, de insistencia en la apertura de puertas y la indicación de caminos… compartición del dolor, acuñando la conocida expresión del ecumenismo de la sangre. Pensemos en la cercanía manifestada a la Iglesia copta con motivo del martirio de algunos de sus fieles por el DAESH, por los atentados con bombas en algunas iglesias. En la relación entre la Iglesia Católica oriental y ortodoxa oriental no puedo dejar de mencionar aquí el fuerte gesto en el que el Papa Tawadros y el Patriarca Ibrahim, copto católico, quisieron estar presentes y llevar cada uno un mensaje de buenos deseos en la entronización de uno a otro, así como celebración de la proclamación de doctorado de la Iglesia reconocido a San Gregorio de Narekm en presencia de todos los patriarcas armenios, católicos y apostólicos, en abril de 2015, así como la inauguración de la estatua del santo en los jardines del Vaticano en abril pasado.

c. La dimensión de diálogo interreligioso: en el Medio Oriente, también los creyentes musulmanes están heridos y sufren por aquellos que se han servido de la violencia profanando el nombre de Dios, que es paz, ellos también se han visto obligados a abandonar sus hogares y sus tierras, junto con las minorías, no solo cristianas, sino también yazidí en Iraq. Memorable fue el viaje apostólico a Egipto en abril de 2016 y el encuentro en la Universidad Al-Ahzar.

El único abrazo se expresa en la atención constante, dirigida mediante los llamamientos a la oración y las iniciativas de paz, al socorro de los que sufren, o que se ven obligados a partir y buscar refugio de la violencia o la persecución: los que utilizan la violencia no pedían primero el “documento de identidad” de la confesión cristiana de pertenencia (católico, ortodoxo, apostólico, etc., musulmán suní, chií, etc. ..), a quien hay que acoger y no clasificar, en cuanto hombre, mujer o niño (pensemos en el viaje a la isla de Lesbos), se reza unidos y juntos, como sucedió en el Santo Sepulcro en el viaje a Tierra Santa en mayo de 2015, en los Jardines del Vaticano unas semanas más tarde, en la Jornada de ayuno y oración por Siria culminada en vigilia en la Plaza de San Pedro en septiembre de 2013.

No debemos olvidar el trabajo diario de la Secretaría de Estado, en la persona del Cardenal Secretario, del Secretario para las Relaciones con los Estados y de todos los representantes pontificios.

La idea de un encuentro como el que tendrá lugar en Bari viene desde lejos y proviene de varias voces: diversas Iglesias o patriarcas la han dirigido directamente al Santo Padre durante su visita a Roma —recuerdo, por ejemplo, la caldea y la asiria de Oriente— o con un llamamiento escrito como el transmitido en febrero de 2016 por el patriarca maronita, el cardenal Bechara Boutros Rai, en nombre de los otros patriarcas católicos de Oriente Medio, reunidos en asamblea, con la aprobación y la disponibilidad de intervenir también por parte de algunos jefes de Iglesias no católicas de la misma región.

El acontecimiento del 7 de julio tiene las notas de un gesto fuerte en su esencialidad. Se tratará, de hecho, de dos grandes momentos: la oración en el paseo marítimo junto a los fieles que deseen participar en persona o viéndolo en directo en televisión y el momento de reflexión y escucha mutua entre el Santo Padre y los jefes de las Iglesias y Comunidades eclesiales de Oriente Medio, aportando cada uno sus propios punto de vista, observaciones y propuestas. A un informe introductorio, que se ha decidido confiar a monseñor Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, seguirá una serie de intervenciones libres. Toda esta parte tendrá lugar a puerta cerrada.

Está previsto que el Santo Padre dirija unas palabras al comienzo de la oración pública y al final del encuentro, cuando una vez reabiertas las puertas de la basílica de San Nicolás, el Papa Francisco y los demás presentes saldrán a la entrada y soltarán al vuelo las palomas que les darán algunos niños: gesto profético, porque sobre todo a los niños y a las jóvenes generaciones de Oriente Medio tenemos que devolver esa esperanza que las malas acciones o la simple indiferencia les ha quitado en estos años.

Bari, la ciudad que alberga las reliquias de San Nicolás y venera a la Madre de Dios bajo el título de Odegitria (la que lleva por el camino) es lugar simbólico: presencia de Oriente en Occidente, lugar de peregrinación y puerto de esperanza.

Agradecimientos: el proceso de preparación, puesto en marcha con determinación por el Santo Padre, se ha llevado a cabo por nuestro Dicasterio con un primer intercambio de noticias con el profesor Riccardi de la Comunidad de San Egidio, ha continuado con la Secretaría de Estado, junto con la Prefectura de la Casa Pontificia, la Dirección de Seguridad SCV, el Pontificio Consejo la Promoción de la Unidad de los Cristianos y en estrecha coordinación con la archidiócesis de Bari-Bitonto.

Los cantos serán interpretados por el coro de la arquidiócesis, con piezas solistas en árabe y arameo gracias a la presencia de algunos alumnos del Pontificio Instituto de Música Sacra pertenecientes a la Iglesia Caldea, Melquita y Maronita.

El Evangelio será cantado en árabe por un diácono de Siria. En el folleto de la oración, que se pondrá a disposición, podréis ver cómo se utilizarán diversas lenguas además del italiano: francés, inglés, árabe, griego, siríaco occidental y oriental, armenio.

Un agradecimiento particular a la redacción de Vatican Media y la oficina teológico-pastoral, para la realización del videoclip que vimos al principio y que servirá para incrementar la atención y la oración en preparación para el encuentro de Bari.

El Santo Padre, desde el anuncio del encuentro, el pasado 25 de abril, ha pedido que se preparase y acompañase con la oración el evento del 7 de julio, un llamamiento renovado en el Ángelus del domingo 1 de julio, y en un tuit el mismo día: las diócesis italianas a través del presidente, el cardenal Bassetti, y europeas, a través del cardenal Bagnasco Presidente CCEE, han sido invitadas a una sensibilización especial en las parroquias, y, por cuanto respecta a Italia se ha enviado un esquema de textos y oraciones.

Sobre la presencia de los Patriarcas de las Iglesias Orientales Católicas de Oriente Medio, estarán presentes todos (copto, sirio, maronita, caldeo, armenio), excepto el melquita que estará representado por el Metropolitano de Alepo y el Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén.

Intervención del cardenal Kurt Koch

Oriente Medio es la tierra de origen del cristianismo. Por esta razón, ocupa un lugar único en el movimiento por la unidad de los cristianos. El movimiento ecuménico siempre ha estado convencido de que, profundizando sus raíces comunes, los cristianos pueden encontrar caminos de unidad.

Por lo tanto, no es casualidad que el evento que marcó el comienzo del “diálogo de caridad” entre católicos y ortodoxos tuviera lugar en Jerusalén. Me refiero a la peregrinación que el beato Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras hicieron juntos el 6 de enero de 1964.

En la tierra donde Cristo fundó su Iglesia y derramó su sangre por ella, los dos primados intercambiaron el beso de la paz, escucharon la lectura del capítulo XVII del evangelio de San Juan y juntos rezaron la oración dominical, comprometiéndose juntos y de forma irreversible en el camino de la unidad.

Oriente Medio, tierra de los orígenes, es también una de las regiones del mundo donde la situación de los cristianos es más precaria. Debido a las guerras y la persecución, muchas familias abandonan su patria histórica en busca de seguridad y de un futuro mejor. El porcentaje de cristianos en Oriente Medio ha disminuido drásticamente en el transcurso de un siglo: si bien representaban 20 por ciento de la población de Oriente Medio antes de la Primera Guerra Mundial, ahora son solo el 4 por ciento.

Región martirizada, Oriente Medio es también un lugar donde las relaciones ecuménicas son más fuertes y más prometedoras, especialmente entre ortodoxos y católicos. Me gustaría mencionar tres dimensiones principales: el ecumenismo de la vida, el ecumenismo de la santidad y el ecumenismo de la sangre.

La situación minoritaria en la que se encuentran los cristianos en Oriente Medio es una razón urgente para reunirse en lo que podríamos llamar un “ecumenismo de la vida”. En su carta a los cristianos de Oriente Medio, el Papa Francisco se alegraba por el ecumenismo concreto vivido por los cristianos de Oriente Medio: “En medio de las enemistades y los conflictos, la comunión vivida entre vosotros, con fraternidad y sencillez, es un signo del Reino de Dios”. (21 de diciembre de 2014).

Este ecumenismo de la vida a veces se ha traducido en acuerdos pastorales que prevén, en caso de necesidad, el acceso a los sacramentos de otras iglesias por los fieles, por ejemplo, entre la Iglesia Católica y la Iglesia ortodoxa siria (1984), y entre la Iglesia caldea y la Iglesia asiria de Oriente (2001). Los cristianos en Oriente Medio muestran el camino de la unidad a sus hermanos occidentales.

El contexto difícil en el que los cristianos se encuentran transforma rápidamente el ecumenismo de la vida en un “ecumenismo de santidad”. El decreto conciliar Unitatis Redintegratio subraya que la santidad de la vida es la mejor garantía de la unidad de los cristianos: cuanto más se acercan los cristianos a Dios, más se acercan el uno al otro (UR7).

Es obvio que la difícil situación de los cristianos en Oriente Medio sea para ellos una llamada a la santidad y, por lo tanto, una prenda de unidad. En su Carta a los cristianos de Oriente Medio, el Santo Padre señalaba esta llamada ecuménica a la santidad para los cristianos en todas las Iglesias de Oriente Medio: “La situación en que vivís es una fuerte llamada a la santidad de vida, como así lo han atestiguado los santos y mártires de diversa pertenencia eclesial”.

Cuando las dificultades se vuelven sufrimiento, este ecumenismo de santidad se convierte en ecumenismo de la sangre. Desde el comienzo de su pontificado el Papa Francisco ha hecho de este argumento uno de sus principales temas ecuménicos. Entre las diversas afirmaciones, recuerdo sus palabras en el Santo Sepulcro de Jerusalén: ” Cuando cristianos de diversas confesiones sufren juntos, unos al lado de los otros, y se prestan los unos a los otros ayuda con caridad fraterna, se realiza el ecumenismo del sufrimiento, se realiza el ecumenismo de sangre (…) Aquellos que matan, que persiguen a los cristianos por odio a la fe, no les preguntan si son ortodoxos o si son católicos: son cristianos. La sangre cristiana es la misma” (25 de mayo de 2014).

La situación en que viven los cristianos de Oriente Medio es un incentivo ecuménico no sólo para ellos, sino también para los cristianos de todo el mundo. Por eso, las diferentes declaraciones conjuntas firmadas por el Papa y otros líderes de la Iglesia a menudo se han centrado en la preocupación común por los cristianos de Oriente Medio, como por ejemplo, las declaraciones conjuntas con el Patriarca Bartolomé en Jerusalén (25 de mayo de 2014) y Estambul ( 30 de noviembre de, 2014), con el patriarca armenio Karekin en Echmiadzin (26 de junio de 2016), con el papa Tawadros en El Cairo (28 de abril, 2017), con el patriarca Kiryl en La Habana (12 de febrero, 2016).

La difícil situación de los cristianos en Oriente Medio promueve así un acercamiento ecuménico a nivel universal. También en este sentido, los sufrimientos de estos hermanos y hermanas en la fe no habrán sido en vano.

Después de estas observaciones ecuménicas, me gustaría terminar recordando algunos de los principios de la Iglesia Católica con respecto a los cristianos en Oriente Medio.

La primera de estas convicciones, muy simple, es la siguiente: los cristianos permanecerán en la región solo si se restablece la paz. Esta es la razón por la cual, desde el comienzo de la crisis, la Iglesia Católica ha pedido incansablemente el restablecimiento de la paz, sobre todo mediante la búsqueda de una solución política. 

Esta llamada también tomó la forma de la oración y del ayuno. En particular, me gustaría mencionar la organización en toda la Iglesia Católica, por iniciativa del Papa Francisco, de una jornada de oración y ayuno por la paz en Siria y Oriente Medio, el 7 de septiembre de 2013.

Un segundo principio es que no es posible imaginar un Oriente Medio sin cristianos: no sólo por razones religiosas, sino también por razones políticas y sociales, porque los cristianos son un elemento esencial del equilibrio de la región. Como señalaba el Papa Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica sobre Oriente Medio: ” Un Oriente Medio con pocos o sin cristianos ya no es Oriente Medio, pues los cristianos participan con otros creyentes en la identidad tan singular de la región”. (31).

Un tercer principio es la necesidad de proteger los derechos de cada persona y de cada minoría. La primacía del derecho, incluido el respeto de la libertad religiosa y la igualdad ante la ley, basado en el principio de la ciudadanía independientemente del origen étnico o de la religión, ha sido enfatizada reiteradamente por la Iglesia Católica como un principio fundamental para la realización y el mantenimiento de una coexistencia pacífica y fructífera entre las diversas comunidades de Oriente Medio.

El Secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin, recordó con precisión: “Los cristianos no quieren ser una ‘minoría protegida’ y benévolamente tolerada. Quieren ser ciudadanos cuyos derechos sean defendidos y garantizados junto con todos los demás ciudadanos

(Return to the roots. Conference on the Nineveh Reconstruction Hel, 27 de septiembre de 2017, Roma).

Una cuarta convicción fundamental es la urgente necesidad de continuar el diálogo interreligioso, sobre el que el Papa Francisco insiste particularmente en su Carta a los cristianos de Oriente Medio”. El diálogo interreligioso es tanto más necesario cuanto más difícil es la situación. No hay otro camino. El diálogo basado en una actitud de apertura, en la verdad y el amor, es también el mejor antídoto contra la tentación del fundamentalismo religioso, que es una amenaza para los creyentes de todas las religiones”.

Sobre estas pocas convicciones, y muchas otras, esperamos reflexionar y orar durante el encuentro de Bari.