Retrato de Tomas Moro, Hans Holbein
Retrato de Tomas Moro, Hans Holbein

En día como hoy, 19 de mayo, pero de 1935, el Papa Pío XI canonizó a Santo Tomás Moro, quien murió en Inglaterra defendiendo su lealtad a Dios, “jamás para un rey terrenal”, Enrique VIII, quien fundó la Iglesia Anglicana y declaró su autoridad superior a la del papa.

En esa ocasión, el pontífice canonizó también al obispo San Juan Fisher, quien también murió mártir bajo el reinado de Enrique VIII, el fundador de la Iglesia Anglicana.

Muchos años después, el 31 de octubre de 2000, el papa Juan Pablo II declaró a Santo Tomás Moro como patrono de los políticos y los gobernantes.

El papa polaco escribió en esa ocasión que entre las razones para hacer patrono de los políticos a Santo Tomás Moro estaba “la necesidad que siente el mundo político y administrativo de modelos creíbles, que muestren el camino de la verdad en un momento histórico en el que se multiplican arduos desafíos y graves responsabilidades”.

“Santo Tomás Moro se distinguió por la constante fidelidad a las autoridades y a las instituciones legítimas, precisamente porque en las mismas quería servir no al poder, sino al supremo ideal de la justicia. Su vida nos enseña que el gobierno es, antes que nada, ejercicio de virtudes”, afirmó.

Tomas Moro no era un Santo venerado en nuestro país, hasta que algunos políticos empezaron a hacerlo por invitación expresa del cardenal primado de México.

Su historia

Santo Tomás nació en Londres, Inglaterra, en 1478 y murió decapitado el 7 de julio de 1535. Recibió una excelente educación clásica, que lo llevó a graduarse de abogado en la Universidad de Oxford.

Su carrera exitosa lo llevó al Parlamento. Con su esposa Jane Colt tuvo cuatro hijos. Después que ella falleció se casó con Alice Middleton. Fue un hombre dedicado a las letras, lo mismo estudio Astronomía, Teología que Literatura clásica.

Desde muy joven quiso convertirse en monje debido a su estrecha relación con el arzobispo de Canterbury, Juan Morton, canciller del Reino; sin embargo, su vocación no era el sacerdocio sino la política. Se casó y se dedicó a la administración pública, en la que hizo hace una brillante carrera, incluso fue presidente de la Cámara de los Comunes.

Fue amigo de protagonistas de la cultura renacentista como Erasmo de Rotterdam, además del rey Enrique VIII, quien en 1529, en un momento de crisis política y, lo nombró canciller.

En 1532, cuando estaba en lo más alto de su carrera política, el rey decidió divorciarse de Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena, por lo que demandó a todos sus súbditos que prestaran juramento reconociendo su supremacía religiosa por encima de la autoridad papal.

Los escrúpulos religiosos de Tomás Moro lo llevan a negarse y en 1532 renuncia a su cargo y se retira de la vida pública. El rey lo mandó encarcelar, pero quizá por su vieja amistad, trata de obligarlo por todos los métodos (amenazas, sobornos, plegarias) a rendir el juramento.

Moro se mantuvo firme, diciendo que su única lealtad era para Dios, “jamás para un rey terrenal”. Esa conducta lo lleva a morir decapitado el 7 de julio de 1535.

Cuatro siglos después es canonizado por Pío XI, y en las fiestas del jubileo 2000 Juan Pablo II lo declara santo patrón de los gobernantes y políticos. Su fiesta se celebra el 22 de junio.