Encuentro del Papa Francisco con jesuitas durante su pasado viaje a Tailandia
Encuentro del Papa Francisco con jesuitas durante su pasado viaje a Tailandia

Durante su reciente viaje apostólico a Tailandia y Japón, el papa Francisco aprovechó la oportunidad para reunirse con hermanos jesuitas.

Inmediatamente después de su reunión con los obispos de la Conferencia Episcopal de Tailandia y las Conferencias de la Federación de Obispos Asiáticos en el Santuario del Beato Nicolás Bunkerd Kitbamrung, el Papa se mudó a una sala contigua donde los religiosos jesuitas lo esperaban.

Francisco saludó a cada uno de los presentes:

“Buenos días! ¡Qué bueno verte! Eres joven ¡Me complace ver que la edad promedio de los presentes aquí es una promesa del futuro! Me dijeron que tenemos poco tiempo, así que háganme las preguntas que quieran de inmediato”.

¿Quiénes lo esperaban?

El grupo estaba encabezado por Augustinus Sugiyo Pitoyo, superior de la región de Tailandia, compuesto por 33 jesuitas —17 sacerdotes, 14 estudiantes en formación, un hermano y un novicio-y Enrique Figaredo Alvargonzález, jesuita español, prefecto apostólico de Battambang en Camboya.

La reunión en Bankok ocurrió el 22 de noviembre y la charla se dio con un servicio religioso privado con sus hermanos en la capilla del Kulturzentrum de la Universidad de Sofía.

Con ellos abordó temas como las situaciones de injusticia a la necesidad de oración, desde la acogida de la encíclica Laudato si en la Iglesia y en el mundo hasta la cuestión de los refugiados y la atención pastoral a los católicos divorciados y vueltos a casar…

Hoy, dijo Francisco, el fenómeno de los refugiados es más “conocido a causa de las diferencias sociales, del hambre, de las tensiones políticas y, sobre todo, de la guerra. Por estas razones, los movimientos migratorios se están intensificando”.

La respuesta del mundo, explicó, es la “política de descarte”, la que hace que el Mediterráneo se convierta en un cementerio o que algunos centros de detención en Libia sean de una “crueldad impresionante”.

También señaló la cuestión de los Rohingya y los escándalos que se producen en las fronteras donde se levantan muros, que tienen a los niños separados de sus padres, mientras que para la droga “no hay muros que tengan”.

Recordemos que en 2017 en su viaje a Myanmar, el Papa Francisco se reunió en Bangaldesh, con 18 refugiados rohinyá y les pidió perdón por indiferencia del mundo.

RELACIONADO: El peligroso viaje del Papa Francisco a Myanmar

Francisco instó a los jesuitas a no descuidar nunca la oración. “Como decir: en esa periferia física no se olviden de esta otra, la espiritual. Sólo en la oración encontraremos la fuerza y la inspiración para entrar bien y fructíferamente en lo que son los embrollos de la injusticia social”.

El Papa les comentó la siguiente anécdota:

“Te diré un hecho: hace unos meses tuve una experiencia muy agradable. Un misionero francés que trabaja en el norte del país ha venido a Roma. Hace 40 años fue como misionero allí. Vino con una veintena de sus feligreses a quienes él mismo había bautizado. También podía bautizar a los hijos de aquellos que había bautizado previamente: la gente se casa allí con jóvenes y él fue el primer evangelizador en esa área. Aquí, sueño con una Iglesia joven, muy cercana a la gente, fresca. Por supuesto, sé muy bien y me preocupo por los problemas que enfrenta, como la explotación vinculada al turismo sexual. Ustedes jesuitas deben hacer todo lo posible para elevar el nivel social. ¡Trabaja por el bien de tu país y por la dignidad de la gente!

“Lamento que nuestra conversación haya sido tan corta, y por favor no se olviden rezar por mí”.

Y durante su visita a Japón, el 26 de noviembre, el Pontífice se hizo un espacio para visitar a sus hermanos en la Universidad de Sofía en Tokio, dirigida por la Compañía de Jesús.
Antes de hablar a los estudiantes y al cuerpo académico en el Auditorio, celebró la Misa con los jesuitas de la comunidad y luego se detuvo con ellos para desayunar.

Tuvieron tiempo de charlar brevemente, gracias a la web jesuita La Civiltà Cattolica nos enteramos de esas reuniones privadas.

ARTÍCULO DE LA CIVILTÀ CATTOLICA “IL NOSTRO PICCOLO SENTIERO(EN ITALIANO)