Izquierda a derecha: Mike Pence, Eduardo Verástegui y Donald Trump en la Casa Blanca
Izquierda a derecha: Mike Pence, Eduardo Verástegui y Donald Trump en la Casa Blanca

El actor, cineasta y activista de derechos humanos Eduardo Verástegui celebró el Mes de la Herencia Hispana el 27 de septiembre de 2019 en la Casa Blanca, como invitado del presidente Donald Trump.

En su reunión con el mandatario estadunidense, a la que asistió también el vicepresidente Mike Pence, Verástegui entregó a Trump una carta en la que solicita ayuda para resolver el estado legal de los dreamers (inmigrantes indocumentados que llegaron a EU desde niños y que durante el gobierno de Barack Obama recibieron amparos para quedarse en ese país y que ahora Trump quiere deportar).

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En la carta, Verástegui señala: “Le pedimos que deje que su corazón lo guíe al enfrentar esta crisis. Entendemos que una solución requiere un acuerdo con el Congreso y no puede lograrse unilateralmente. Pero aquí, tanto el corazón como la cabeza exigen una ley para ratificar su legalización (de los dreamers)”.

El presidente Trump ofreció “Vamos a tratar el DACA (el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) con corazón”.

El actor insistió en que “sólo las personas con un buen corazón podrán darle una buena solución a este problema para nuestros amigos de DACA. Le pido a Dios todos los días por los dreamers y por aquellos que tienen el poder de ponerlos en el camino hacia la ciudadanía estadunidense.

“A todos los que puedan ayudar les digo: los dreamers están en sus manos. Trátenlos como les gustaría que trataran a sus hijos si estuvieran en una situación similar.

“Los dreamers y sus familias pagan 9 mil millones de dólares en impuestos federales y estatales y su poder adquisitivo se estima en 24.1 mil millones de dólares. Pero esto no es simplemente una cuestión de dinero. Es una cuestión de sentido humano básico, de tejido moral y social de la nación. ¡Corazón y razón, ética y economía nos dicen que un acuerdo de ciudadanía para los dreamers es un gran acuerdo para Estados Unidos!”.

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El plan de Verástegui para los dreamers es parte de su visión más amplia para celebrar la vida en toda su plenitud. Para el acto ser provida implica no sólo proteger a los no nacidos, sino también la vida de toda persona humana desde la concepción hasta la muerte natural.

Manifiesta: “Toda vida importa, especialmente la de los más necesitados, la de los más vulnerables: niños en situación de calle, adolescentes que sufren adicciones, personas que se han quedado sin trabajo, mujeres que enfrentan violencia doméstica o que han sido abandonadas y maltratadas, los que han sido falsamente acusados y están en la cárcel sin tener los recursos para probar su inocencia, las víctimas de trata para explotación sexual y tráfico de órganos, tenemos que defender y proteger la vida de todos.

“Ser provida significa también ser la voz de los dreamers y abogar por ellos. Sus vidas se han convertido en una pesadilla de la que no pueden despertar”.

Con el más profundo respeto, Verástegui hace un llamado público a los miembros del Congreso a que manejen este caso con especial atención y pide que no usen a los dreamers como objeto de negociación para obtener intereses económicos.

Uniendo su voz a la de todos los que también la han alzado en su nombre, el activista imploró la ayuda de todos los funcionarios públicos para darles una verdadera bienvenida a los dreamers al país en el que ya viven, en el que ya sirven, respetan y aman.

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Verástegui puntualizó que México y EU deben y pueden estar unidos en la misión más importante: la de proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural. El amor y la vida van juntos y uno no puede florecer sin el otro.

En este sentido, el cineasta se encuentra recorriendo México promoviendo la película Inesperado, la controversial historia real basada en las memorias de Abby Jhonson, una mujer que creyó que ayudaba a la mujer hasta que vio algo que cambió su vida para siempre.

La carta

Gracias por invitarme tan amablemente a esta gran celebración del Mes de la Herencia Hispana.

Es un honor estar una vez más aquí con mis colegas hispanos. Como actor, cineasta y filántropo mexicano, mi visión es utilizar de manera responsable el poder del arte para cumplir el destino de la familia humana de amor ilimitado y vida generosa. Mi enfoque inicial es crear una infraestructura cultural que una a Estados Unidos y México para avanzar en términos de paz y prosperidad para nuestros pueblos.

En medio de todo esto, nos enfrentamos a un trágico desafío: la difícil situación de los dreamers nacidos en México que forman un vínculo vivo entre nuestros dos países.

Se llaman dreamers porque sueñan, planean y ejecutan. También son dreamers porque el sueño americano ahora está indeleblemente impreso en sus almas. Nacieron en México, pero se criaron en Estados Unidos. Independientemente de lo que hayan hecho sus padres, estos hombres y mujeres jóvenes fueron traídos aquí como niños vulnerables y ahora son estadunidenses leales y respetuosos de la ley. Desde el punto de vista humano, es injusto que sean castigados por algo que no hicieron. No conocen otro hogar que Estados Unidos. No conocen otra familia que no sea la americana. ¡Y usted es su presidente! Señor presidente, alentamos sus esfuerzos para resolver el estado migratorio de estos jóvenes con la concesión de la residencia legal permanente.

Fueron sumamente memorables, en este contexto, sus palabras sobre el tema: “Vamos a mostrar un gran corazón. … Vamos a abordar DACA con corazón. … La situación de DACA es algo muy difícil para mí porque ustedes saben que amo a estos niños. Yo amo a los niños. Tengo hijos y nietos”

Con estas palabras ha dejado en claro que es muy consciente de la tragedia humana involucrada aquí.

Le pedimos que deje que su corazón lo guíe al enfrentar esta crisis. Entendemos que una solución requiere un acuerdo con el Congreso y no puede lograrse unilateralmente. Pero aquí, tanto el corazón como la cabeza exigen la legislación para ratificar su legalización. Los dreamers y sus familias pagan 9 mil millones de dólares en impuestos federales y estatales y su poder adquisitivo se estima en 24.1 mil millones. A términos de economía y justicia, ¡un acuerdo para los dreamers es un gran negocio para Estados Unidos!

En este Mes de la Herencia Hispana, tengo la visión de una nueva asociación entre México y Estados Unidos que sea construida sobre nuestras fortalezas mutuas, al mismo tiempo que aborde nuestras necesidades, deseos y debilidades al máximo de nuestras capacidades.

Podemos hacer que esta unión funcione porque compartimos los mismos valores fundamentales: trabajo duro, un espíritu de entrega a los necesitados y un amor a la familia, a Dios y al país. Apreciamos especialmente su liderazgo en la defensa de los derechos de los no nacidos.

No puede haber una mejor base para la unión entre nuestros pueblos que la de priorizar la resolución de la crisis de los dreamers mexicanos que ahora están inmersos en el sueño americano. Estamos seguros de que usted es consciente de la urgencia y que hará todo lo posible para recibirlos en el que ha sido su hogar.

Gracias nuevamente, señor presidente, por darnos la bienvenida a este evento mientras abrimos las puertas a la plenitud de la vida y el amor.

Dios Bendiga a Estados Unidos de América. Dios bendiga a México.

Sinceramente,

Eduardo Verástegui