Este jueves 18 de octubre de 20018 en el Palacio Apostólico Vaticano, el Papa Francisco recibió en audiencia a Moon Jae-in, presidente de la República de Corea.

Al presentarse ante el Pontífice, Moon respondió emocionado: “vengo como jefe de Estado coreano, pero soy católico, mi nombre de bautismo es Timoteo y es un honor encontrarme con usted. Sé que está ocupado, que tiene poco tiempo en estos días; gracias por haber encontrado un momento para mí”.

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Durante la reunión se puso de manifiesto la buena relación bilateral y la contribución positiva que la Iglesia católica ofrece en ámbito social, educativo y sanitario, así como en la promoción del diálogo y la reconciliación entre los coreanos; asimismo, se ha expresado gran aprecio por el esfuerzo común de favorecer toda iniciativa útil que consienta superar las tensiones que existen todavía en la península de Corea, para abrir una nueva estación de paz y desarrollo.

Finalmente se abordaron algunas cuestiones de carácter regional.
Y como se esperaba, el Papa Francisco se dijo dispuesto a visitar Pyongyang, capital de Corea del Norte, y explicó que tomará en consideración el viaje, después de haber recibido una invitación oficial.

El portavoz del presidente sudcoreano, Young-chan, inmediatamente después de la audiencia dijo: “El Papa Francisco expresó su disponibilidad para visitar Corea del Norte, si recibe una invitación oficial, y afirmó que “seguramente” responderá a tal invitación por parte del Estado comunista. El comentario llegó durante un encuentro con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, que entregó al Papa una invitación verbal por parte del líder norcoreano Kim Yong-un para que el Papa pueda visitar Pyongyang”.

“Seguramente daré una respuesta si llega una invitación [oficial] y si puedo ir”, expresó el papa según dijo a los periodistas el encargado de la oficina de prensa de Moon.

El presidente Moon preguntó si le podía decir al líder de Corea del Norte que enviara a un delegado oficial para invitar al Papa. El Pontífice respondió que la invitación verbal transmitida por el presidente Moon debería ser suficiente, pero que también sería “bella una invitación oficial”.

Durante la conversación privada, informó el portavoz de Moon, Bergoglio dijo que apoyaba el compromiso a favor de la paz en la Península coreana. “Yo apoyo con fuerza el compromiso del gobierno de Corea del Sur que ha sido puesto en marcha para el proceso de paz en la península coreana”.

Bergoglio, según lo que indicó el vocero presidencial sudcoreano, dio su consenso para que se reprodujeran sus palabras, normalmente consideradas reservadas en este tipo de audiencias. “Sigan adelante sin detenerse, no tengan miedo”, añadió el Pontífice.

Acompañó al encuentro privado, en calidad de intérprete, el sacerdote coreano Han Huyn-taek.

Intercambio de regalos

Moon le entregó a Francisco una escultura con el rostro de Jesús, realizada por un famoso artista coreano. Al indicar la corona de espinas, dijo: “Estos son los sufrimientos del pueblo coreano”, le regaló también una estatua de mármol verde de la Virgen: “esta es la cara típica de la mujer coreana”, explicó el presidente Moon, que también afirmó haber leído alguno de sus libros, especialmente “Esta economía mata”.

Bergoglio, por su parte, le regaló el tradicional medallón del olivo, un símbolo, dijo, del “deseo de paz” en Corea, y un gran cuadro de la Plaza San Pedro de 1700.

Después le entregó un sobre con el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2018 y los principales documentos de su Pontificado.

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Antes de despedirse, al dirigirse hacia la puerta, el papa jesuita pidió a la esposa del Presidente por favor: “Rece por mí”. Moon añadió: “Usted no solo es el líder de la Iglesia católica, sino un maestro para la humanidad”.

Inmediatamente después Moon se reunir con el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, que ayer celebró una misa por la paz en Corea en la Basílica de San Pedro., y con Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.