El diplomático religioso tuvo a su cargo una e las visitas más complicadas para el Papa Francisco Foto:CEM

Franco Coppola, experto en el Servicio Diplomático de la Santa Sede.

En julio de 2016, el papa Francisco nombró al italiano Franco Coppola como nuevo nuncio apostólico en México, quien ocupaba un cargo similar en la República Centroafricana y el Chad. Es el sexto representante papal en México y sustituyó en el cargo al francés Christophe Pierre.

Coppola es un diplomático que ha trabajado en situaciones de guerra, como durante la reconstrucción de la República Centroafricana, que realizó junto con el arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga.

El nuncio nació el 31 de marzo de 1957 en Maglie, provincia de Lecce, Italia. Fue ordenado sacerdote el 12 de septiembre de 1981 e incardinado a la Arquidiócesis de Otranto, en Italia. Es doctor en Derecho Canónico y desde julio de 1993 ha sido parte del servicio diplomático de la Santa Sede, primero en el Líbano, después en Burundi, Colombia, Polonia y en la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano.

El 16 de julio de 2009, el papa Benedicto XVI lo nombró arzobispo titular de Vianda y nuncio apostólico en Burundi; el 13 de enero de 2014, el papa Francisco lo designó también nuncio apostólico en la República Centroafricana y tres meses después en el Chad.

Fue el responsable de la visita del papa Francisco a la República Centroafricana en noviembre de 2015, una de las más difíciles de este pontificado, sobre todo por las amenazas contra el santo padre. La gira estuvo a punto de ser cancelada.

Franco Coppola armonizó las políticas emitidas por el papa Francisco entre los prelados mexicanos. En noviembre de 2017 reconoció que la labor de la iglesia católica tiene un retraso de más de 50 años en México y aseguró que ya se ha comenzado a trabajar para cambiar esta situación.

El nuncio puntualizó que “el año pasado (2016), en El Vaticano fueron aprobados los nuevos lineamientos de la formación de los seminaristas para ser sacerdotes. Este documento ha sido enviado a las Conferencias Episcopales, tienen que aterrizarlo en su realidad… estamos en ese trabajo”.

Dentro de los cambios está que todo aquel sacerdote que ha “traicionado” su vocación sea expulsado de la Iglesia. “Nos damos cuenta que no es una falta, que es una enfermad de la persona, una debilidad en su psicología; entonces, no es algo por lo que puedo pedir perdón y seguir, tengo que hacerme curar. Por eso, la Iglesia ha decido que todo el que comete estos delitos tiene que dejar el ministerio”, aseveró.