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La Conferencia del Episcopado Mexicano dio a conocer el Plan de la Iglesia Católica para la Reconciliación y la Construcción de la Paz, en la que establece una serie de actividades a desarrollar con los obispos, sacerdotes y laicos, como atender a las víctimas de la violencia, acompañamiento a las familias de desaparecidos, así como la elaboración de estrategias para hacer extensiva en el país la atención a las víctimas de trata y promover los derechos humanos.

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Otro objetivo que se plantea es la atención a los migrantes a través de las casas, los albergues, los comedores, así como en el monitoreo de las rutas de desplazamiento. Y búsqueda de integración en una sociedad y su entorno que “en ocasiones les agrede”.

También se apoyará al clero en las diócesis vulnerables por la violencia o que han sido dañadas por los fenómenos naturales.

En el texto de 16 cuartillas se llama a evitar los “protagonismos estériles”, principalmente entre obispos y sacerdotes, para así buscar siempre mantener la unidad de la CEM. Pretende incluir la colaboración de parte de asesores especializados en los diferentes temas de seguridad; encontrar y capitalizar a aquellos aliados que tengan una fuerte incidencia en las diferentes corrientes políticas, e integrar dentro de su estrategia a líderes de opinión en los temas previamente escogidos.

El Episcopado señaló que estará atento a los temas sobre construcción de paz que marque la agenda legislativa y de gobierno en nuestro país en orden a suscitar y ofrecer la colaboración. Así como encontrar y capitalizar a aquellos aliados que tengan una fuerte incidencia en las diferentes corrientes políticas.

Dará seguimiento a las decisiones pastorales suscitadas en la Estrategia Nacional de Construcción de Paz, que realizó la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política con anterioridad y que fue presentada el 1 de mayo de 2015.

Ayudar en la coordinación de todos los esfuerzos de construcción de paz, que incluyan los esfuerzos de los organismos católicos y de la sociedad civil.

También convocará a jornadas extensas de oración por la pacificación de nuestro país desde la Iglesia y en la vinculación con estructuras ecuménicas e interreligiosas. Crear círculos de reflexión a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia para repensar el actual orden social, político y económico.

La dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política dará continuidad a la estrategia de acompañamiento a víctimas y a las familias en busca de desaparecidos; expansión de los Centros de Escucha en las diócesis y provincias del país.

La pastoral penitenciaria realizará Talleres de Resiliencia con las personas privadas de la libertad. Atenderán a las familias de los recluidos para sanar sus heridas y evitar reacciones inadecuadas en el escenario social. Y promoverán los procesos de gestación de la paz y la reconciliación entre los internos y la sociedad y/o sus familias.

Se buscará promover la salud integral de la persona en medio de las situaciones de violencia; ofrecer la atención física, psicológica y espiritual de las personas en situación de duelo y/o de despojo; diseñar materiales pastorales para la atención de las nuevas orfandades, así como rescatar a los jóvenes y a toda persona que haya caído en las garras del consumo de drogas, sin estigmatizarlos ni criminalizarlos sin una razón objetiva.

Brindar atención y acompañamiento a las comunidades indígenas que han sido lastimadas por el narcotráfico, la violencia y la inseguridad; así como el cuidado pastoral a las comunidades originarias ante el despojo de sus tierras por las industrias extractivistas.

A través de la pastoral laboral se capacitará a las personas que necesitan de capacidades y herramientas en los nuevos horizontes laborales. Desarrollar iniciativas que coadyuven a la atención de la situación de desempleo y subempleo. Y favorecer nuevas formas de comercialización de aquellos productos provenientes de áreas deprimidas para garantizar así una retribución decente a los productores.

Además responder al desafío de la falta de oportunidades educativas y laborales que viven los jóvenes.