Carlos López Valdez, sacerdote condenado a 40 años de prisión por violación equiparada a un menor de edad, murió hoy en el Reclusorio Oriente por Covid-19.

Jesús Romero Colín fue la víctima de Carlos López quien lo denunció y después de 10 años de lucha, tiempo en el que se enfrentó a la burocracia clerical y al encubrimiento de la jerarquía católica, logró que se hiciera justicia.

A la edad de 11 años (1994), narra Jesús, quería ser misionero y asistía a las iglesias de San Agustín de las Cuevas y de San Judas Tadeo, donde conoció al padre Carlos, a quien apoyaba en las misas como acólito. Durante cinco años sufrió los abusos sexuales del sacerdote.

Fue la madre de Jesús quien denunció los hechos ante las autoridades eclesiásticas. El 22 de marzo de 2017 se entrevistó con el obispo auxiliar Jonás Guerrero Corona, responsable de la VI Vicaria.

En busca de la justicia, Jesús Romero envió una carta al Papa Francisco cuando recién fue elegido el 19 de julio de 2013 de la que recibió respuesta y Jesús la hizo pública en 2015.

El texto de la carta:“Tengo recibida su carta. Con dolor, vergüenza, la releí y también con los mismos sentimientos la respondo. Perdón en nombre de la Iglesia, así con sencillez se lo pido. No me sale otra palabra.

“Y rezo por usted y por todos los que pasaron por ese martirio. Quiero estar cercano. En usted, y en los que han sufrido lo mismo, veo la cara de Cristo ultrajada.

“Estoy a su lado y, por favor, le pido que rece por mí. Que Jesús lo bendiga y la Virgen Santa lo cuide.

“Fraternalmente, Francisco”.

Los abogados de la víctima interpusieron el 17 de agosto de 2007 una demanda penal contra el ex cura por violación y abuso sexual. Posteriormente acudieron a presentar una queja ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCDMX) y presentaron el caso ante el Comité de Derechos del Niño de la ONU.

La defensa aseguró que de 2008 a 2016, la procuraduría consignó varias veces el expediente contra el sacerdote, pero lo hizo con errores.

La denuncia penal se archivó por años y sólo se reactivó después de que la (CDHCDMX) envió una recomendación a la entonces Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, posteriormente esa institución giró orden de aprehensión contra Carlos López, quien ya había sido retirado del sacerdocio desde 2011, después de que se difundiera el documental Agnus Dei (Cordero de Dios) de la cineasta y documentalista mexicana Alejandra Sánchez.

Carlos López fue detenido en 2016 en Jiutepec Morelos, donde siguió oficiando a pesar de que se le había prohibido desde 2011 hacerlo en la Ciudad de México.

En marzo de 2018 el juzgado 55 en materia penal lo sentenció a 63 años de prisión y a pagar una reparación del daño por 75 mil pesos, ésta no fue aceptada por Jesús.

Este es el primer caso en México en la que se presentaron a declarar dos obispos, Jonás Guerrero y Marcelino Hernández, que eran obispos auxiliares en la Arquidiócesis de México, a quienes la víctima denunció las violaciones que sufrió por cinco años.