La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) recomendó que para evitar la expansión del coronavirus Covid-19, en caso de muerte durante la emergencia sanitaria no realizar velorios ni embalsamamiento, pero sí cremación.

El obispo Domingo Díaz Martínez, responsable de la Dimensión de la Salud de la CEM, dio a conocer nueve recomendaciones a los sacerdotes, religiosos y fieles ante el fallecimiento de una persona víctima del Covid-19:

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La familia y las personas involucradas en el cuidado del paciente fallecido deberán notificar a las autoridades y guardar la cuarentena solicitada por la autoridad civil.

Para los trámites funerarios y el traslado del cadáver, téngase en cuenta las indicaciones dadas por el personal médico.

Al contar con el certificado médico de defunción, la familia deberá contactar vía telefónica con la funeraria para realizar los servicios respectivos. Ellos observarán los protocolos indicados.

Ante las medidas de distanciamiento social para evitar la expansión del virus no se recomiendan los velorios ni el embalsamamiento, pero sí la cremación.

Evitar el acercamiento al cuerpo sin vida, pero si la familia desea ver al fallecido, permítase el acceso sólo a los parientes más cercanos, observando todas las precauciones indicadas (cubrebocas, gel, guantes, lentes) y se prohíbe tocar el cuerpo.

Se recomienda a los fieles acompañar a los familiares de los fallecidos y mostrar cercanía a través de los medios de comunicación posibles.

Asimismo, exhortó a los fieles a evitar agredir e insultar a los médicos, enfermeras y trabajadores del sector salud. Hizo ver que ellos arriesgan su vida y la de su familia por atender a los infectados por este virus. También se aplica a los familiares de los infectados declarados sanos, así como evitar acciones discriminatorias contra ellos.

La labor del sacerdote, destaca el documento, “es una actividad esencial para la atención de los fallecidos y sus familiares, en este tiempo de pandemia”, a ellos se les recomienda celebrar la Eucaristía por los difuntos y pidiendo también por los deudos, pero a distancia, virtualmente, sin presencia física de fieles, de manera que los familiares encuentren en ello consuelo y fortaleza. (facilitar un número telefónico o una plataforma virtual a los feligreses).

Si se realizaran las exequias, de manera excepcional, se deberán seguir las normas estrictas de precaución y utilizar el equipo de protección personal: higiene de manos, guantes, mascarilla quirúrgica, respirador n-95, delantal impermeable de manga larga y protección facial. Esto no solo para no infectarse, sino para no convertirse en portadores y transmisores del virus.

De regreso a casa, dejar sus zapatos afuera y posteriormente desinfectarse; depositar su ropa en una bolsa de plástico y lavar inmediatamente; darse un baño con agua caliente y sanitizarse por su salud y la de sus hermanos de casa.

Los sacerdotes mayores de 60 años están exentos de realizar este tipo de servicios.

Las diócesis deberán solicitar a los hospitales aptos y de confianza, capacitación profesional para los sacerdotes, voluntarios o designados especialmente por su obispo, para atender los casos de contagio positivo durante esta contingencia o para dar la bendición a los cuerpos de las personas fallecidas a causa de este mal.

No dejar de ofrecer oraciones y bendiciones por los médicos y las enfermeras, por todos los hombres y las mujeres que laboran en hospitales, clínicas y centros de salud, y también por los que asisten a los enfermos en las casas.

En caso de duda respecto a algún procedimiento adicional, se recomienda revisar los protocolos de la Secretaria de Salud.