Era lunes 5 de febrero de 2018, día de la Solemnidad de san Felipe de Jesús y 101 aniversario de la Constitución de Querétaro, las campanas de la Catedral Metropolitana de México repicaron para anunciar la llegada del nuevo arzobispo Primado Mons. Carlos Aguiar Retes, quien llevó a cabo en dicho recinto su Profesión de Fe.

Y como lo marca el ceremonial, a su arribo, el tepitence Carlos Aguiar Retes tocó con un martillo la Puerta Santa, misma que le fue abierta por integrantes de las ordenes de Malta y del Santo Sepulcro; enseguida, ingresó en procesión hacia al altar en medio de aplausos de los fieles congregados; ahí ocupó su lugar junto al nuncio ApostólicoFranco Coppola,y el eminentísimo Norberto Rivera Carrera(NRC), su predecesor – y quien sirvió 22 años en el cargo-, le dirigió un mensaje de bienvenida:

¡La paz sea contigo! hermano en el Episcopado…Querido cardenal Aguiar, te entrego una arquidiócesis unida, con un pueblo de Dios maravilloso, lleno de fe, movido por la esperanza y participando en la caridad con los más desprotegidos; un pueblo guadalupano que ama y respeta a sus pastores, que reza por ellos y los auxilia en su ministerio.

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En su primer discurso, Aguiar agradeció a su predecesor por la labor desempeñada en la arquidiócesis, la más grande del mundo, y expresó su “plena confianza en Dios” en esta nueva misión.

De inmediato se leyó la bula* con la que Francisco lo nombró arzobispo de México el 7 de diciembre del 2017, y tras de ello, el trigésimo sexto sucesor de Fray Juan de Zumárraga y custodio de la imagen de la Virgen de Guadalupe, dijo que este día que se conmemora además del Patrono de la arquidiócesis -San Felipe de Jesús- también el aniversario de la Constitución Política, y “en coincidencia, hoy también entra en vigor la primera Constitución que regirá la vida pública de esta gran Ciudad de México”.

Señaló que le alegra y alienta “esta significativa doble festividad religiosa y civil. Por una parte, San Felipe de Jesús me invita a ser generoso y a dar mi vida sin temor, y con plena confianza en la Providencia Divina”.

La dimensión festiva de nuestra Constitución -agregó-, me ofrece poner en práctica, para bien de nuestra sociedad, los derechos humanos universales, y en especial uno de ellos, la libertad de religión o libertad religiosa, que implica la posibilidad de interactuar como Iglesias con todas las Instituciones Oficiales y Privadas para buscar el bien de nuestra sociedad”.
 
En ese sentido, explicó que “la convicción religiosa o de la fe, motiva y orienta la conducta personal del ciudadano, que lo lleva a organizarse con otros para un bien social, y la Constitución establece el marco legal indispensable para la conducta social”.
Señaló el prelado que la Ciudad de México, representa, para el resto de las entidades del país, el principal modelo de transformación socio-cultural, aquí “se encuentran los principales centros generadores de servicios: educación, cultura, salud, comunicación, economía, etcétera; en ella residen los principales empresarios mexicanos y extranjeros con intereses económicos en el país.”

Soy consciente -agregó- de la gran responsabilidad que, en este contexto, tiene la labor eclesial, que, al igual que la Ciudad, lo que se haga o se deje de hacer, repercute en el resto del País. Asimismo, es bueno recordar lo mucho que México debe aportar a Latinoamérica y al mundo.

Luego de la ceremonia en la Catedral, el nuevo Primado Ase dirigió a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, para celebrar su primera Misa como Arzobispo de México.

“Mi oración a María de Guadalupe, nuestra querida madre, es que me acompañe siempre en la custodia de esta casa (y no me refiero simplemente a este Santuario) sino al hogar que ella quiere, al estilo de vida fraterna y solidaria de la gran familia de sus hijos que habitan en estas latitudes del Valle de México y sus confines.

Los invito a ponernos de pie, y mirar a María de Guadalupe para juntos saludarla e invocar su auxilio, diciendo: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.

Ahí estuvimos presenciando el primer servicio religioso del nayarita hace tres años ya; la arquidiócesis ha cambiado, le falta mucho, pero ha cambiado.

¡Felicidades Monseñor!