Durante el Ángelus dominical del 11 de diciembre el Papa Francisco envió los siguientes mensajes:

Queridos hermanos y hermanas!

Ayer, en Barbacena, Brasil, fue beatificada Isabel Cristina Mrad Campos. Esta joven fue asesinada en 1982 a la edad de veinte años, por odio a la fe, por haber defendido su dignidad de mujer y el valor de la castidad. Que su heroico ejemplo estimule en particular a los jóvenes a dar un generoso testimonio de fe y de adhesión al Evangelio. ¡Un aplauso al nuevo Beato!

igo con dolor y preocupación las noticias que llegan desde Sudán del Sur sobre los violentos enfrentamientos de los últimos días. Roguemos al Señor por la paz y la reconciliación nacional, para que cesen los ataques y siempre se respete a los civiles.

Hoy es el Día Mundial de la Montaña, que nos invita a reconocer la importancia de este maravilloso recurso para la vida del planeta y la humanidad. El tema de este año – “Las mujeres mueven montañas” – es cierto, ¡las mujeres mueven montañas! – nos recuerda el papel de la mujer en el cuidado del medio ambiente y en la preservación de las tradiciones de las poblaciones serranas. De los montañeses aprendemos el sentido de comunidad y de caminar juntos.

Os saludo a todos los que habéis venido de Roma, de Italia y de muchas partes del mundo. Saludo en particular a los fieles de Barcelona, ​​Valencia, Alicante, Beirut, El Cairo, y a los de México y Polonia. Saludo a la comunidad católica tanzana en Italia; los grupos parroquiales de Terni, Panzano in Chianti, Perugia, Nozza di Vestone; el coro Alpini de Roma; y los representantes de los ciudadanos que viven en las zonas más contaminadas de Italia, esperando una solución justa a sus graves problemas ya las enfermedades que provienen de este ambiente contaminado.

Y me gustaría enviar un cordial saludo a los reclusos de la prisión “Due Palazzi” de Padua: ¡Os saludo con afecto!

(Y como cada tercer Domingo de Adviento desde hace 50 años, la Plaza de San Pedro acogió este domingo 11 de diciembre la bendición pontificia de las imágenes del Niño Jesús que serán colocadas en sus pesebres navideños).

Y ahora bendigo a los “Bambinelli”, es decir, a las estatuillas del Niño Jesús que vosotros, queridos niños y jóvenes, habéis traído aquí y que después colocaréis en el pesebre de camino a casa. Los invito a rezar, frente al pesebre, para que la Navidad del Señor traiga un rayo de paz a los niños del mundo entero, especialmente a los que se ven obligados a vivir los días terribles y oscuros de la guerra, esta guerra en Ucrania que destruye tantas vidas, tantas vidas y tantos niños. La bendición de los Bambinelli… [los bendice].

Les deseo a todos un buen domingo y un buen camino hacia la Navidad de Jesús, por favor, no se olviden de orar por mí. Que tengas un buen almuerzo y adiós.