Yo también soy alcalde, dijo el papa Francisco

En la mañana de este  sábado 5 de febrero el papa Francisco recibió una delegación de la Asociación Nacional de Municipios de Italia; a los que invitó  a reflexionar en tres palabras: paternidad -o maternidad-, periferias y paz.

El Papa agradeció a todos los Alcaldes del país, por lo que están haciendo y lo que han hecho en estos dos años de pandemia. Su presencia fue fundamental para alentar a las personas a seguir mirando hacia el futuro; su voz -dijo-, ha ayudado a quienes tienen responsabilidades legislativas a tomar decisiones oportunas por el bien de todos. ¡Gracias!

Muchas veces – precisó el Papa -, se piensa que la democracia se reduce a delegar por voto, olvidando el principio de participación, imprescindible para la buena gestión de una ciudad.

Pero reconoció la dificultad de ser alcalde porque “la gente suele pensar que la democracia se reduce a delegar mediante el voto, olvidando el principio de participación, que es esencial para que una ciudad esté bien administrada”.

Además, les dijo muchos esperan que los alcaldes tengan la solución a todos los problemas. “Pero sabemos que estos problemas no pueden resolverse solo con recursos financieros. ¡Qué importante es poder contar con la presencia de redes de apoyo, que aporten experiencia para hacerles frente!2, señaló.

La pandemia -subraya el Papa-, ha sacado a relucir muchas fragilidades, pero también la generosidad de voluntarios, vecinos, personal de salud y administrativos que se han gastado en aliviar el sufrimiento y la soledad de los pobres y ancianos. Esta red de relaciones solidarias es un tesoro que debe ser preservado y fortalecido.

Rrecomendó a cada uno no tener miedo “de ‘perder el tiempo’ escuchando a la gente y sus problemas” ya que “una buena escucha ayuda a discernir, a comprender las prioridades sobre las que hay que intervenir”.

Los alentó a comenzar por las periferias y explicó que “no significa excluir a nadie, es una elección de método; no una elección ideológica, sino partir de los pobres para servir al bien de todos”.

“Lo saben muy bien: no hay ciudad sin pobres. Yo añadiría que los pobres son la riqueza de una ciudad. No, no lo es. Nos recuerdan -los pobres- nuestra fragilidad y que nos necesitamos mutuamente. Nos llaman a la solidaridad, que es un valor central de la Doctrina Social de la Iglesia, particularmente desarrollada por San Juan Pablo II”, indicó.

Finalmente, el Papa reflexionó sobre la paz y advirtió que “una tarea histórica que implica a todos: es crear un tejido común de valores que lleve a desarmar las tensiones entre las diferencias culturales y sociales”.

 Los acompaño con mis oraciones y los bendigo, los bendigo a todos: cada uno en su corazón, en su profesión, bendigo sus oficios de alcalde, bendigo a sus colaboradores, su trabajo. Y cada uno recibe esta bendición en la medida de su propia fe. ¡Y les pido que por favor oren por mí, porque yo también soy el “alcalde” de algo! Gracias.