Exige respeto a migrantes.

La frontera entre México y Estados Unidos no es una zona de guerra, sino una que está llamada a ser ejemplo de vinculación y corresponsabilidad, puntualizó la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

En un comunicado firmado por 22 obispos, entre ellos 15 de la frontera norte, la jerarquía católica subrayó que “el único futuro posible para nuestra región es el futuro edificado con puentes de confianza y desarrollo compartido, no con muros de indignidad y de violencia”.

“El Papa Francisco, sin ambages, nos ha dicho a todos: ‘una persona que solo piensa en hacer muros, sea donde sea, y no construir puentes, no es cristiano”, añadió en clara referencia al presidente estadunidense Donald Trump.

El 6 de abril pasado el gobierno de EU confirmó el despliegue de entre 2 mil a 4 mil elementos de la Guardia Nacional para vigilar la frontera con México en lo que se construye el muro. En respuesta, el presidente Enrique Peña Nieto llamó a su homólogo estadunidense a descargar su frustración y exigió respeto, un mensaje que obtuvo el respaldo únanime de los cuatro candidatos presidenciales y el Poder Legislativo.

Al respecto, los obispos mexicanos puntualizaron: “No toda norma, ni toda decisión política o militar, por el mero hecho de promulgarse o definirse, es de suyo justa y conforme a los derechos humanos”.

Admitieron que “los gobiernos mexicanos del pasado y del presente tienen una grave responsabilidad al no haber creado las oportunidades suficientes de desarrollo para nuestro pueblo pobre y marginado”, pero esto no justifica la promoción del “antagonismo entre pueblos que están llamados a ser amigos y hermanos… Los migrantes no son criminales, sino seres humanos vulnerables que tienen auténtico derecho al desarrollo personal y comunitario”.

En su mensaje, que destacaron es el primero “en la historia de la Iglesia Católica en México” que los obispos dirigen a todos los habitantes del país y de EU, independientemente de sus convicciones religiosas, así como a los presidentes de ambas naciones, abundaron: “Deseamos repetir lo que dijimos hace un año: ‘el grito de los migrantes es nuestro grito’. ¡Su dolor es nuestro dolor! ¡En cada migrante que es lastimado en su dignidad y en sus derechos, Jesucristo vuelve a ser crucificado!”.

La CEM expuso que la lección de los conflictos del siglo XX es que “el dolor de los más vulnerables debe ser entendido como norma suprema y criterio fundamental para el desarrollo de los pueblos y la construcción de un futuro con paz. Ese es el origen profundo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.

Asimismo, propuso “consumir nuestras energías en la creación de soluciones que siembren fraternidad y enriquecimiento mutuo en el orden humanitario, cultural y social. Que la Virgen de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive y Patrona de nuestra Libertad… nos sostenga en el esfuerzo por hacer de nuestras naciones, y de toda nuestra región, un espacio de reconciliación fraterna, de desarrollo integral y de servicio solidario a los más pobres que sirva de inspiración para el mundo entero”.v

El documento de 11 puntos es signado por José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la CEM; Javier Navarro Rodríguez, obispo de Zamora y vicepresidente; Alfonso Miranda Guardiola, obispo auxiliar de Monterrey y secretario general; Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y tesorero; Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia y primer vocal; Sigifredo Noriega Barceló, obispo de Zacatecas y segundo vocal.

Por los obispos de la frontera norte: Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey; José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez y coordinador por México de la reunión de obispos Tex-Mex; Eugenio Andrés Lira Rugarcía, obispo de Matamoros; Jesús José Herrera Quiñonez, obispo de Nuevo Casas Grandes; Enrique Sánchez Martínez, obispo de Nuevo Laredo, y Alonso Gerardo Garza Treviño, obispo de Piedras Negras

También por Raúl Vera López, obispo de Saltillo; Hilario González García, obispo de Linares; Guillermo Ortiz Mondragón, obispo de Cuautitlán y encargado de la Comisión Episcopal de Movilidad Humana; José Leopoldo González González, obispo de Nogales y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social; Francisco Moreno Barrón, arzobispo de la arquidiócesis de Tijuana y coordinador por México de la reunión de obispos de las Californias.

Asimismo, Miguel Ángel Alba Díaz, obispo de La Paz, Baja California Sur; José Isidro Guerrero Macías, obispo de Mexicali, Baja California Norte; Rafael Valdez Torres, obispo de Ensenada, Baja California Norte; Ruy Rendón Leal, arzobispo de la arquidiócesis de Hermosillo; y Constancio Miranda Weckman, arzobispo de la arquidiócesis de Chihuahua.