Como ya es tradicional, y con aforo limitado por la pandemia, este jueves 6 de mayo juraron en el Claustro de San Dámaso del Vaticano servir al Papa y a la Iglesia 34 nuevos reclutas de la Guardia Suiza.

La ceremonia tuvo lugar en el día en que se conmemora la muerte de 189 soldados suizos en defensa del Papa Clemente VII en 1527 frente a las tropas del Emperador Carlos V durante los sucesos del Saqueo de Roma.

Durante la juramentación, los reclutas vistieron el uniforme de Gran Gala con la armadura que se usa durante las bendiciones papales Urbi et Orbi de Navidad y Pascua.

Antes del juramento, resonaron los himnos nacional pontificio y suizo:

“Juro servir fielmente, lealmente y honrosamente al Pontífice reinante y a sus legítimos sucesores, dedicarme a ellos con todas las fuerzas sacrificando, si es necesario, mi vida en su defensa. Asumo los mismos deberes para el Colegio Cardenalicio durante la vacante de la Sede Apostólica. Prometo ante el comandante y los demás Superiores respeto, fidelidad y obediencia. Así lo juro. Que Dios y nuestros Santos Patrones me asistan”, fue la fórmula empleada por cada uno de los reclutas para jurar lealtad al líder religioso.

El acto estuvo precedido por una Misa que se celebró por la mañana en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro celebrada por el Cardenal Pietro Patrolín, secretario de Estado y por una ofrenda a los guardias caídos. La representación papal estuvo a cargo de Mons. Edgar Peña Parra, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado

Debido a la situación de la pandemia, la ceremonia se celebró sin público externo, sólo estuvieron presentes los familiares de los nuevos reclutas, así como representantes de la Confederación Suiza y del Ejército Suizo, de la Conferencia Episcopal Suiza y de las Fundaciones de la Guardia Suiza Pontificia.

Por la mañana el papa Francisco recibió en audiencia privada en el Palacio Apostólico a los 34 nuevos reclutas, a los que alentó a responder “plenamente a la llamada de Cristo, siguiéndole con fiel generosidad”; les dirigió el siguiente mensaje:

Estimados oficiales y miembros de la Guardia Suiza,

Queridos miembros de la familia,

Con motivo del juramento de los reclutas, me complace recibiros en la casa del Sucesor de Pedro. Saludo al coronel Christoph Graf, que dirige el Cuerpo de la Guardia Suiza con gran abnegación, al capellán, a los oficiales y suboficiales y a todos los miembros del Cuerpo. Doy la bienvenida a los padres y madres que se suman a esta fiesta: su presencia atestigua el apego de muchos católicos suizos a la Iglesia, y en particular a la Sede de Pedro.

Los lugares donde los nuevos reclutas son llamados a servir están cargados de historia; desde la creación de la Guardia Suiza Pontificia, muchos jóvenes han cumplido con compromiso y fidelidad esa particular misión que el Cuerpo sigue desempeñando hoy. Algunos han llegado a sacrificar su propia vida para defender al Papa.

Como bien sabéis, las funciones de la Guardia Suiza, aunque de carácter militar, constituyen un servicio especial al Sumo Pontífice y a la Sede Apostólica en beneficio de toda la Iglesia. Por eso es gran motivo de aprecio que los jóvenes decidan dedicar algunos años de su vida al servicio generoso del Sucesor de Pedro y de la comunidad eclesial. A veces el Señor llama a algunos de vosotros a seguirle por el camino del sacerdocio o de la vida consagrada, encontrando un terreno disponible cultivado precisamente durante vuestro tiempo de servicio en la Guardia. Otros, sin embargo, siguen la vocación conyugal y forman su propia familia. Con vosotros doy gracias al Señor, fuente de todo bien, por los diversos dones y vocaciones que os ha confiado, y rezo para que los que ahora comienzan su servicio respondan plenamente a la llamada de Cristo, siguiéndole con fiel generosidad.

Esta ocasión me da la oportunidad de agradecer públicamente a todos los miembros de la Guardia Suiza su diligente servicio. Aprecio mucho vuestra capacidad de conjugar los aspectos profesionales y espirituales, expresando así vuestra devoción y fidelidad a la Sede Apostólica. Por su parte, los peregrinos y turistas que acuden a Roma tienen la oportunidad de experimentar la cortesía y la amabilidad de los guardias en las distintas entradas de la Ciudad del Vaticano. No olvidéis nunca estas cualidades, que constituyen un bello testimonio y un signo de la hospitalidad de la Iglesia.

Expreso mis mejores deseos a los jóvenes reclutas y espero que tengan experiencias espirituales y humanas fructíferas tanto en el Vaticano como en la ciudad de Roma. Ojalá estos años que pasaréis aquí sean una ocasión para profundizar en vuestra fe y en un amor aún más fuerte por la Iglesia. Os acompaño con mi oración y os agradezco que hayáis elegido poner a disposición del Sucesor de Pedro algunos años de vuestra vida. Vosotros también, por favor, rezad por mí.

Con estos sentimientos, os deseo una feliz fiesta y de corazón imparto la bendición apostólica a los aquí presentes y a todo el Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia.

Francisco

¿Qué es la Guardia Suiza?

Es un cuerpo militar encargado de la seguridad personal del Papa y de la Santa Sede; está compuesta por alrededor de 100 hombres; Christoph Graf Col (originario de Pfaffnau, Suiza, 1961- ) es el 35º comandante y tiene el rango de coronel; con él, la guardia la componen un vicecomandante y un capellán, con grado de teniente coronel; un oficial con el grado de comandante; dos oficiales de rango capitán; 23 mandos intermedios suboficiales, 70 alabarderos y dos tamborileros.

Se les entrena en procedimientos y manejo de armas modernas como el fusil suizo SIG 550 y las pistolas SIG Sauer P220 y P226, aunque también se les enseña a manejar la espada y la alabarda. Reciben lecciones de autodefensa, así como instrucción básica en tácticas defensivas de guardaespaldas similares a las utilizadas en la protección de muchos jefes de Estado.