La noche del martes 24 de noviembre, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció que desde el 28 de noviembre solo podrían participar 30 personas en los servicios religiosos -misas-, sin importar la capacidad del templo, lo mismo una pequeña parroquia que una gran catedral.

Frente a esa decisión, la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) que preside Mons. Éric de Moulins-Beaufort, publicó un comunicado de prensa para mostrar su descontento con la medida tomada calificándola de “irrealista, inaplicable e irrespetuosa de la realidad de la práctica religiosa de los católicos”.

Indicó, Moulins-Beaufort quien también es arzobispo de Reims, que los fieles expresan “decepción y sorpresa frente al anuncio realizado esta noche por el presidente de la República en lo concerniente a 30 personas autorizadas en el marco del ejercicio público del culto”.

Y en ese sentido presentaron un recurso legal ante la justicia francesa.

Días antes se habían dado encuentros, con el primer ministro Jean Castex, y el ministro del Interior, Gérald Darmanin con distintas iglesias para ajustar el protocolo de la sana distancia y no iban a permitir que por ningún motivo se cancelarán los servicios religiosos.

El protocolo proponía un espacio de cuatro metros cuadrados alrededor de cada fiel -como se venía haciendo desde el final del primer confinamiento-, y la ocupación parcial de un tercio de la capacidad de los templos.

De hecho, desde muchos días antes se alzaron diferentes voces pidiendo al Gobierno que autorice el culto público durante el segundo confinamiento; incluso hubo oraciones públicas y manifestaciones pacíficas en las que centenares de feligreses clamaban: ¡Queremos la Misa!

Ante esa situación, el domingo 29 de noviembre, un juez del Consejo de Estado -el más alto tribunal francés- ordenó revisar la medida del ejecutivo y le concedió al gobierno tres días para presentar un nuevo protocolo que permita acoger a los feligreses en función del tamaño de los templos.

El juez declaró que la medida impuesta por el Gobierno es “desproporcionada” a la capacidad de los edificios, además que puede ser considerada como una restricción al derecho de libertad de cultos, consagrado en la Constitución.

Ante dicha intervención, los obispos emitieron un comunicado en el que señalaron que con esta decisión “se restableció la ley y se reconoció la razón”.

Con el fallo del Consejo de Estado, los católicos franceses esperan regresar a los servicios religiosos el próximo domingo 6 de diciembre…

Al margen: En Francia el 52 % de la población es católica. Existen 99 circunscripciones eclesiásticas, 16,553 parroquias y 674 centros pastorales; hay 186 obispos, 21,074 sacerdotes, 42.425 religiosos, 1,577 miembros laicos de institutos seculares y 62,831 catequistas.