A su regreso de Roma, en donde recibió el anillo cardenalicio, consideró que la iglesia debe colaborar en situaciones de violencia, agresión e inseguridad a través de un proceso misionero, para que los fieles se identifiquen son su iglesia y con su sacerdote, porque en la actualidad regresan a sus pueblos a sus fiestas patronales y para ello, es necesario contar con estructuras eclesiásticas sólidas.

Reconoció que “lamentablemente no supimos atajar en el momento oportuno la inmigración interna a las grandes ciudades, la gente se instalaba, pero no tiene identidad, ni conocimiento de vecinos” y eso ayudó a debilitar el tejido social.

Los cambios pastorales que se han registrado en los últimos años, para estar cerca de los fieles han ayudado mucho a que el decrecimiento de católicos, “no sea tan grande como los sociólogos de la UNAM, lo habían previsto” en el año 2000, calcularon que por las inercias que vivía la sociedad la iglesia católica iba a descender y para el 2050 iba a quedarse en una minoría católica en el país. Y sin embargo, en el censo del 2000, según datos de Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática teníamos el 88% de católicos, se esperaba que bajaría entre el 60 y 70% los que se declararan católicos, sin embargofueron sólo 4 puntos de los 10 o 15 que esperaban. “Esto nos alienta, sabemos que se han ido, pero estamos reaccionando para poder acercarnos. Nos queda mucho trabajo por hacer. Yo no tengo miedo de que vamos a poder mantener un gran número y una identidad católica en nuestro país”.

Ejercicio misionero

En la arquidiócesis de Tlalnepantla, la cual preside el cardenal Carlos Aguiar se ha iniciado la Gran Misión 2016 en la que se toca puerta por puerta, en los municipiosde Tlalnepantla, Atizapán, Naucalpan, Huixquilucan, Isidro Fabela y Jilotzingo, del Estado de México, cada domingo de Ascensión, este año cerca de 40 misiones, visitaron 250 mil hogares y de éstos 10 mil fieles respondieron positivamente para asistir a un retiro y reunirse con los vecinos semanalmente, esto “puede reconstruir el tejido social que se conozcan que san más solidarios, superar el anonimato, el individualismo que tenemos en estas consideró el cardenal”.

Además, se tiene un “acompañamiento de la línea de la vida” que inicia con niños de 10 y 12 años de edad en las cerca de 203 parroquias y posteriormente acompañarlos en la adolescencia. También se acompaña a los nuevos matrimonios en sus primeros cinco años y a los adultos mayores.