En la columna El Cenote Sagrado del 24 de junio de 2020: Las marionetas y sus funciones; Un gobierno a la defensiva; La libertad de expresión. Foto:
En la columna El Cenote Sagrado del 24 de junio de 2020: Las marionetas y sus funciones; Un gobierno a la defensiva; La libertad de expresión. Foto: "Gage Skidmore, bajo licencia CC BY 2.0. https://www.flickr.com/photos/gageskidmore/39815511914

Las marionetas y sus funciones

Nuestro vecino del Norte, es decir, el Sr. Trump está en campaña y como las cosas no le van tan bien como él esperaría, de nueva cuenta vuelve a recurrir a sus dichos, ya desgastados y trasnochados. Como siempre, su juguete favorito, será nuestro país. Ayer el presidente Trump en Arizona se hizo presente en la frontera con México y presumió ante sus simpatizantes de la construcción del muro que ya lleva más de 300 kilómetros construidos y claro está, también firmó en la pared como ofrenda a su “legado” que según él, protege a sus connacionales de los indeseados inmigrantes y de evitar más contagios de los que en su caso pudieran pasar la frontera de manera furtiva. En su elección del 2016 le funcionó muy bien atacar a los migrantes como usurpadores de los empleos de los propios americanos. Ahí mismo, en Arizona, elogió a nuestro Presidente de la 4T y presumió de la gran ayuda que le ha dado Andrés Manuel López Obrador. No conforme con lo dicho, sin previo aviso, lanzó la información que muy pronto lo visitará el AMLO en la Casa Blanca. Todo pareciera que nuestro país se ha convertido en “marioneta” de los intereses del Sr. Trump. ¡Qué tiempos aquellos donde presumíamos de nuestra soberanía como el don más preciado del mundo! Hoy, no se habla de soberanía. Hablamos de “colaboración”, que en muchos casos es sinónimo de sumisión. Si nuestros antepasados levantaran la cabeza, nos tildarían de “vendepatrias”, incluso, de entreguistas. Nos parece un descaro la manera que el Presidente de EU trata a las autoridades de México y lo peor, la manipulación que hace de nuestros connacionales para sus intereses mezquinos. Como mexicanos, no nos debemos quedar callados y si somos capaces de levantar la voz por algo tan insignificante como puede ser la muerte de un animal, ¿cómo es posible que nos quedemos tan callados cuando se pisotean nuestros derechos más fundamentales?

Un gobierno a la defensiva

Cuando las cosas van mal, siempre hay alguien que pague los “platos rotos” del asunto. Desde que llegó Andrés Manuel López Obrador a sentarse en la silla presidencial, todo que no le sale como él quiere, alguien tienen la culpa. Claro está, menos él. Ahora que le han tupido duro con las políticas energéticas de tener un control mayor del Estado, comienza a culpar a una empresa europea, concretamente, a Iberdrola, empresa española de generación de energía que tienen grandes inversiones en nuestros país. Iberdrola tenía un proyecto en Tuxpan para la construcción de  una central de ciclo combinado de mil 204 megawats, lo que significaría una generación de empleos de más de dos mil personas en la región. AMLO acusa a esta empresa de poseer la mitad del mercado particular de generación de energía eléctrica en el país, además de promover los ataques a su Gobierno por sus políticas restrictivas en esos rubros. Parece que es una tónica de todos los empleados en la administración pública, cargarles sus propios fracasos a las administraciones anteriores. Un Gobierno que siempre está a la defensiva, no es un buen gobierno, es decir, no está haciendo su “chamba” correctamente.

Es de todos conocido que esta Administración desde que llegó al poder no ha dejado de justificar sus errores. Y lo peor de todo, en estos casos, no está en la equivocación, sino el que no quieras reconocer tus propias fallas. No se vale. México no está mejor que antes. Al contrario, los problemas de violencia, corrupción, aunque nos digan que han disminuido, sabemos que no es cierto y que los números se manejan al antojo de la autoridad. Para muestras, como dice, “un botón”. Solamente hay que ver lo que está pasando con la pandemia y los números que nos dan día a día. Cada vez, menos creíbles. Señores , “hagan juego”, digan la verdad y sean transparentes y no echen culpas a quien no las tiene.

La libertad de expresión

Estos días hemos escuchado conferencias, discursos y todo tipo de informaciones relacionadas con el tema. La Santa Sede, es decir, el Vaticano ante la OSCE, Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y con motivo de la segunda reunión adicional sobre la Dimensión Humana de 2020, afirma que la libertad de expresión es un “derecho humano que no pude ignorarse”. En esta reunión tan importante dedicada a las cuestiones de libertad de expresión, de los medios de comunicación y de la información, el delegado del Papa hace una reivindicación a “la persona y la comunidad”, como fin y medida del uso de los mass media. Así mismo hace una crítica a aquellos que se cobijan detrás de la libertad de expresión para justificar la discriminación, la hostilidad o la violencia contra una religión o sus miembros. Es una lástima que estos foros tengan tan poco acogida, mejor dicho, difusión. La libertad de expresión y sus consecuencias, a veces, poco o nada interesa a los mismos Gobiernos y menos a los poderes fácticos que con su fuerza económica y con hostigamientos, arremeten y condicionan a los medios que buscan defender los derechos de los más vulnerables y descartados. Sin ir muy lejos, lo estamos viendo y viviendo en nuestro país. Cuando a los que gobiernan no les gusta lo que dicen los medios, buscan desacreditarlos. El mismísimo Presidente en sus “mañaneras” lo viene haciendo con regularidad. Una prensa libre, hace a un país libre. Una prensa amordazada, hace del país, una sociedad sumisa  y callada. Los derechos fundamentales como es el derecho a la información, a la libre expresión y a la libertad de conciencia, es algo irrenunciable que debemos luchar para que no se vea opacado lo más esencial de la persona.