Mea culpa dice el papa Benedicto XVI, pero se defiende…

Casi tres semanas después, del informe sobre  la gestión de los abusos en la Iglesia alemana de Múnich y Freising, que lo acusan de negligencia en el manejo de cuatro casos de abusos cuando era arzobispo en Múnich, entre 1977 y 1982, el hoy papa emérito expresó en una misiva su gran dolor y vergüenza por lo ocurrido, hablando de “grandísima culpa”, pero al mismo tiempo, salió a defenderse de las acusaciones.

La carta integra del Benedicto XVI acerca del informe sobre los abusos

En una carta que difundió la Santa Sede, Benedicto XVI respondió al informe realizado por un despacho abogados a petición del cardenal Reinhard Marx, donde lo acusan de “mala conducta” en cuatro casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes hace muchos años…

 

Y tal y como lo señaló cuatro días después su secretario privado, el arzobispo Georg Ganswein, Benedicto XVI expresó “profunda vergüenza, gran dolor y sincero pedido de perdón” a todas las víctimas de abusos sexuales.

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Pero junto a esta carta -informa la periodista Elisabetta Piqué de LA NACION– el Vaticano también difundió un documento  firmado por cuatro abogados alemanes, expertos en derecho canónico, que defendió de todas las acusaciones, Titulado “análisis de los hechos” y firmado por Stefan Mückl, Helmuth Pree, Stefan Korta y Carsten Brennecke, este documento aseguró taxativamente que “como arzobispo el cardenal Ratzinger nunca estuvo involucrado en ningún encubrimiento de actos de abuso”.

En su carta Benedicto XVI agradece primer lugar todas las personas que en los últimos días “de reflexión y examen de consciencia”, le enviaron muestras de afecto. 

Agradece a los amigos que lo respaldaron en este momento y que lo ayudaron a responder el cuestionario de 82 preguntas que le envió el estudio legal que realizó el informe, que también lo asistieron a la hora de leer, analizar y estudiar la investigación sobre los abusos que hubo en la diócesis de Múnich desde 1945 a 2019, cuando poco menos de 500 menores fueron víctimas de abusos.

Asimismo, agradece “la confianza, el apoyo y la oración que el papa Francisco me ha expresado personalmente”.

Y como lo había hecho antes, vuelve a pedir disculpas por el error, absolutamente involuntario, de su presencia en la reunión del 15 de enero de 1980 durante la cual se decide de acoger en la diócesis a un sacerdote que necesitaba tratamiento. 

En la segunda parte de la carta, se señala que al papa emérito le llamaba la atención que cada día la Iglesia ponga en el centro de cada celebración de la Misa, “la confesión de nuestras culpas y la petición de perdón”. Pedimos públicamente al Dios viviente que perdone nuestras culpas, nuestras grandes y grandísimas culpas”. Está claro, continúa que “la palabra ‘grandísima’ no se refiere de la misma manera a todos los días, a cada día. Pero cada día me pregunta si hoy no debería hablar también de una grandísima culpa. Y me dice de forma consoladora que por muy grande que sea mi culpa hoy, el Señor me perdona, si con sinceridad me dejo escrutar por él y estoy verdaderamente dispuesto a cambiar a mi mismo”.

 Confesión personal 

“A las palabras de agradecimiento es necesario que siga ahora una confesión”, también escribe, al destacar que al principio de la celebración de la misa siempre hay que confesar las culpas y pedir perdón.

“Rogamos públicamente al Dios vivo que perdone nuestra culpa, nuestra grande, grandísima, culpa. Está claro que la palabra ‘grandísima’ no se aplica de la misma manera a cada día, a cada día en particular. Pero cada día me interpela si también hoy no deba hablar de grandísima culpa. Y me dice de forma consoladora que por muy grande que hoy sea mi culpa, el Señor me perdona, si me dejo examinar sinceramente por él y si estoy realmente dispuesto al cambio de mí mismo”, siguió.

Acto seguido, recordó todas las veces que, como pontífice, se reunió con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, en varios viajes. “Como en aquellos encuentros, hoy nuevamente puedo sólo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón”, escribe. “Ya que he tenido importantes responsabilidades en la Iglesia Católica, mayor es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi misión en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable. Me siento consternado por cada uno de ellos en particular, y a las víctimas de esos abusos quisiera hacerles llegar mi más profunda compasión”, agrega.

Veremos las reacciones…

Con información de Vatican News.