Foto:Benhur Arcayan - Malacañang Photo Bureau

El martes 15 de mayo, el primer día de reunión del Papa Francisco con los obispos de Chile en Roma, el Santo Padre les entregó a los prelados un documento de 10 cuartillas redactado por él mismo, en el que les expresa duras críticas por su comportamiento ante los abusos sexuales cometidos por miembros del clero del país sudamericano, así como por su falta de prevención, sanción y posterior encubrimiento.

El grupo de medios chileno T13 dio a conocer detalles del texto, en el que Francisco hace un diagnóstico detallado de la situación y reprende severamente a los 34 obispos chilenos: “Hay una herida abierta, dolorosa que ha sido tratada con una medicina que, lejos de curar, parece haberla ahondado más en su espesura y dolor”.

El Vicario de Cristo advierte a los prelados que “los problemas que hoy se viven dentro de la comunidad eclesial no se solucionan solamente abordando los casos concretos y reduciéndolos a remoción de personas; esto –y lo digo claramente– hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que ir más allá. Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen”.

El Papa subraya en el documento que “confesar el pecado es necesario, buscar remediarlo es urgente; conocer las raíces del mismo es sabiduría para el presente-futuro. Sería grave omisión de nuestra parte no ahondar en las raíces. Es más, creer que sólo la remoción de las personas, sin más, generaría la salud del cuerpo es una gran falacia. No hay duda que ayudaría y es necesario hacerlo pero, repito, no alcanza”.

Otra vertiente que el Santo Padre critica es lo que él denomina “psicología de la élite”, la cual, enfatiza, “termina generando dinámicas de división, separación, ‘círculos cerrados’ que desembocan en espiritualidades narcisistas y autoritarias en las que, en lugar de evangelizar, lo importante es sentirse especial, diferente de los demás, dejando así en evidencia que ni Jesucristo ni los otros interesan verdaderamente. Mesianismos, elitismos, clericalismos, son todos sinónimos de perversión en el ser eclesial”.

En este mismo sentido, Bergoglio puntualiza que “nunca un individuo o un grupo ilustrado puede pretender ser la totalidad del Pueblo de Dios, y menos aún creerse la voz auténtica de su interpretación”.

Como un primer paso para abordar la crisis, Francisco escribió a los prelados que “es urgente abordar y buscar reparar en el corto, mediano y largo plazo este escándalo para restablecer la justicia y la comunión”. También explica que la misión especial que investigó los abusos cometidos en Chile “han señalado la insuficiente atención pastoral prestada hasta el momento a todos los que se han visto envueltos, de un modo u otro, en una causa canónica de delicta graviora”.

El Santo Padre hace otro reproche: “Duele constatar que, en este último periodo de la historia de la Iglesia chilena, esta inspiración profética perdió fuerza para dar lugar a lo que podríamos denominar una transformación en su centro”.

Sobre el actuar de los obispos, señala que se ensimismaron “de tal forma, que las consecuencias de todo este proceso tuvieron un precio muy elevado: su pecado se volvió el centro de atención. La dolorosa y vergonzosa constatación de abusos sexuales a menores, de abusos de poder y de conciencia por parte de ministros de la Iglesia, así como la forma en que estas situaciones han sido abordadas, deja en evidencia este ‘cambio de centro eclesial’”.