Foto:CEM

Mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Ante el proceso electoral que se vive en nuestro país, la Conferencia del Episcopado Mexicano invitó a los católicos a acudir a las urnas el próximo primero de julio porque, indicó, es una “obligación ciudadana y cristiana que no podemos ni debemos obviar. Sólo participando podemos transformar positivamente nuestra nación, en fidelidad a sus orígenes y a su destino histórico”.

En su mensaje, los obispos del país establecieron que se debe evitar elegir “con base en el mal menor”, porque este principio sólo aplica “cuando los males en juego son de orden físico, no moral”. Asimismo, exhortaron a los católicos a recordar los principios de su fe para emitir su sufragio: contra el aborto y los matrimonios igualitarios”.

El texto, firmado por el cardenal Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y el secretario general Alfonso Miranda, obispo auxiliar de Monterrey, se dice que “en todos los partidos podemos encontrar personas más o menos comprometidas con el bien común.

“Por ello, es necesario discernir por quién votar. Lo prudente y responsable es buscar para cada puesto de elección popular a la persona más idónea y no dejarnos manipular para que votemos en bloque por un solo tipo de propuesta, de manera irreflexiva, y mucho menos bajo alguna modalidad de compra de voto. Entre más libertad exista al momento de elegir, más capacidad tendremos al momento de exigir”.

El discernimiento, se indica, ayuda a los fieles a tomar conciencia para elegir a sus gobernantes, pero en todo momento la fe está presente al igual que sus “verdades fundamentales” para tener una vida “más digna y libre”. Éstas son: el respeto que merecen las personas desde el momento de la fecundación y hasta la muerte natural, la importancia del matrimonio heterosexual y monógamo, la vigencia de la más plena libertad para vivir de manera individual y asociada de acuerdo con nuestras opciones en conciencia en materia religiosa, la centralidad ética y social que poseen los más pobres y excluidos de nuestras sociedades, etcétera.

El mensaje, se menciona, pretende ayudar “al discernimiento personal y comunitario que cada fiel cristiano está llamado a hacer para cumplir con la obligación moral de elegir a sus gobernantes y legisladores”.

También se establece que “en la actualidad, como en otros momentos, debemos recordar que “en las situaciones concretas, y teniendo siempre en cuenta la solidaridad que nos es debida, es necesario reconocer una legítima variedad de opciones [políticas] posibles. La fe cristiana trasciende las propuestas políticas concretas y deja en libertad a los fieles, para que elijan en conciencia de acuerdo a los principios y valores que han descubierto en la experiencia de la fe.

“En el escenario concreto que vivimos, cuando los valores fundamentales palidecen, es preciso hacer el esfuerzo de un discernimiento crítico que nos permita optar en conciencia por quienes puedan realizar en lo posible el auténtico bien común. Por lo que exhortamos, a todos los cristianos y personas de buena voluntad”.

A los católicos se les recuerda que participar cívicamente, pues entre más ciudadanos participen organizadamente en las elecciones, más posibilidades habrá de que nuestra sociedad madure y sea corresponsable en la gestión del bien común. Todos debemos alentar la participación.

Se recomienda “orar en familia y en comunidad, para que la próxima jornada electoral se realice, en paz y armonía y sea, al mismo tiempo, una gran ocasión para que desde la fe todos podamos mostrar nuestro compromiso con México, es decir, con el pueblo real, que hoy se encuentra, en diversas regiones y en difíciles circunstancias, sufriendo”.

Además de “buscar el bien posible”, hay que evitar a toda costa elegir en base al “mal menor”. En la enseñanza de la Iglesia el mal moral no puede ser elegido nunca ni como fin ni como medio. El principio del “mal menor” sólo aplica cuando los males en juego son de orden físico, no moral. En contextos complejos e imperfectos lo que debe imperar es la búsqueda del “bien posible” que, aunque sea modesto, todos estamos obligados a procurar.

En un proceso electoral como el que tendremos, esto significa que la conciencia cristiana debe discernir cuál de las opciones puede generar un poco más de bien, tomando en cuenta la complejidad de las circunstancias. Hacer el “bien posible” significa impulsar lo que aporte al bien común, a la paz, a la seguridad, a la justicia, al respeto a los derechos humanos, al desarrollo humano integral y a la solidaridad real con los más pobres y excluidos”.

El México que queremos, puntualiza la CEM, es posible y requiere fundamentalmente de un gobierno que trabaje con honestidad y eficacia, pero también de ciudadanos participativos que den seguimiento a los procesos de justicia, fraternidad y paz.

El voto de los mexicanos debe producir gobernantes y autoridades responsables y generar una opinión cívica crítica, pues en el ejercicio ordinario de los funcionarios, nuestro voto exige el sano control sobre nuestros políticos en su remuneración y gratificaciones, en los gastos de partidos y publicidad, en los proyectos y obras públicas, en el control de la corrupción, la ilegalidad y la eliminación de arbitrariedades.

Sólo la presencia participativa, de manera constante y solidaria en la vida de nuestro país, explica la Conferencia del Episcopado Mexicano, destierra gradualmente la violencia, la corrupción, la impunidad y el compadrazgo. Es tiempo de que los católicos, acompañados de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, trabajen comprometidamente por un México más próspero y pacífico, más solidario y participativo, más atento al rostro de los más pobres y menos cómplice de quienes los olvidan, los manipulan o los marginan.

La CEM convoca a los fieles a trabajar “sin desfallecer por la unidad y soberanía de nuestro pueblo, por la promoción y defensa de nuestras comunidades y familias, y por reintegrar en su dignidad a todos aquellos hermanos nuestros que hayan sufrido alguna vejación, discriminación o inequidad”, que “se preserve la paz en nuestra patria, que nos dé buenos gobernantes y nos permita descubrir los caminos de justicia, reconciliación y esperanza por los que como sociedad debemos transitar desde el momento presente”.

Se destaca que este año se realizarán elecciones en las que se renovarán más de tres mil cargos públicos en 30 entidades federativas, incluyendo al Presidente de la República, senadores, diputados federales, nueve gobernadores, más de mil alcaldes y una parte importante de los diputados locales. Sin embargo, lo más relevante es que cerca de 90 millones de mexicanos, mayores de 18 años, podremos emitir nuestro voto de manera libre y secreta.