En la columna El Cenote Sagrado del 26 de marzo de 2020: Las ocurrencias de un gobernador; La imprudencia de un clérigo; Nuestro Presidente y el G20; Grupo Salinas y sus dichos
En la columna El Cenote Sagrado del 26 de marzo de 2020: Las ocurrencias de un gobernador; La imprudencia de un clérigo; Nuestro Presidente y el G20; Grupo Salinas y sus dichos

Las ocurrencias de un gobernador

Estos días de coronavirus, siempre salen ocurrencias como la del Gobernador de Puebla, Miguel Barbosa. No sabemos si por quedar bien o por hacer política “barata”, tuvo una de esas ocurrencias que hacen reír al más serio del barrio. Tal vez lo hizo para secundar, de alguna forma a su jefe, el Presidente de la 4T. El dicho del Gobernador vino en estos términos y, dirigiéndose al público que lo escuchaba: “ustedes no se preocupen, eso del coronavirus es de los ricos –alguien diría, de los “fifís–, a los pobres no nos da, solo les dará a los ricos”. Si lo escuchan en Europa donde la pandemia está en sus niveles más álgidos, lo echarían a “patadas” de la gubernatura. Lo harían por irresponsable y por  discriminador. Según la lógica del Sr. Barbosa, todos debemos ser pobres para que las enfermedades no nos lleguen. Para colmo, él mismo se incluyó entre los pobres. Aunque según dicen por ahí, nada de pobre tiene. Porque resulta que en su haber tiene varias propiedades y no son nada pobres. No nos interesa el patrimonio del Sr. Barbosa, pero sí queremos que un gobernante como él, sea responsable y no invite en estos momentos a la gente “pobre”, según él, a hacer actos imprudentes que les pueden costar la vida.

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La imprudencia de un clérigo

Para ocurrencias e imprudencias, no ganamos. Ahora resulta que un conocido clérigo de la Arquidiócesis de México sale a decir en un medio de comunicación que la orden de cerrar los templos en la ciudad equivaldría a cerrar las puertas de los hospitales a la gente que llega enferma. Su argumento es el siguiente: así como los enfermos llegan a los hospitales para que los atiendan y los curen de sus dolencias, así llegan las personas a las iglesias para que los “doctores de las almas” los curen de sus dolencias espirituales. Dicen que las comparaciones son “odiosas” y esta que nos pone en bandeja el “curita”, no es para menos. No sabemos qué intereses pretende el susodicho personaje, pero da la impresión que quiere fastidiar al Cardenal Aguiar al dar la orden de que se cerraran los templos a petición de las autoridades civiles, evitando las aglomeraciones de las personas y con ello contagiarse del coronavirus. Sea lo que sea, nos parece una imprudencia de este clérigo que parece perseguir únicamente notoriedad y fama. No se vale. Debemos ser responsables en nuestros dichos y hechos.

Nuestro Presidente y el G20

Finalmente, López Obrador participó vía remota en la reunión del G20 donde trataban la manera de coordinarse ante la pandemia del Covid-19.  Nos da gusto que nuestro mandatario planteara ante los líderes mundiales la importancia de la familia, la atención a microempresas y a los trabajadores informales. Por otro lado, también planteó no usar los precios del petróleo para afectar a los pueblos. ¡Bravo! Ojalá que lo aplique en nuestro país. Las familias, hoy más que nunca necesitan apoyos, no únicamente materiales, sino de unas políticas públicas que les ayuden a salir de tantos problemas que solos no pueden resolver. Dejar de lado y el apoyo desmedido al tema de género y enfocarse a solucionar los problemas que las amas de casa, que son las que tienen que llevar la carga familiar, en la mayoría de los casos, tienen que lidiar día con día y sin herramientas para hacerlo. Esperamos que nuestro Presidente poco a poco se vaya codeando con otros líderes mundiales para aprender y participar en este orden mundial globalizado del cual no nos podemos “escabullir”.

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Grupo Salinas y sus dichos

En estos tiempos de “pandemias”, porque también hay pandemias de “verborrea”, no faltan los iluminados o “profetas”, unos de malos augurios y otros demasiado optimistas. Pero ahí están. En días pasados, el Sr. Ricardo Salinas Pliego, del Grupo Salinas, salió a decir que a todos nos han metido el miedo a morir por el Covid-19. Y es cierto que tiene razón, porque… quien más quien menos, todos estamos con el ¡ay Dios en la boca! Y que no nos toque. El Sr. Salinas hace un llamado a seguir trabajando porque de lo contrario, “muy pronto tendríamos un ‘tsunami’ de la destrucción del empleo” y por consiguiente aumentaría considerablemente la delincuencia. Ante esta disyuntiva, pocas alternativas nos quedan. Entendemos que para el Grupo Salinas, cortar la producción de tajo significa un problema muy serio, pero también alentar a la gente que siga en sus puestos con el correspondiente peligro de contagiarse del virus, también es una irresponsabilidad. No hay que ir a los extremos, sino buscar las soluciones más justas y favorables donde todos salgamos ganando. Es decir: “ganar, ganar”.