La Comisión Episcopal de Pastoral Social celebró los llamados de los distintos actores políticos y sociales a la reconciliación y la paz. Puntualizó que “la reconciliación social tiene que ir de la mano con el desarrollo de una ética pública centrada en la persona humana, la solidaridad y el diálogo fraterno en una adecuada comprensión de la diversidad”.

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En un mensaje de la CEPS, firmado por los obispos José Leopoldo González González, de Nogales y presidente de la comisión; Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia; Domingo Díaz Martínez, arzobispo de Tulancingo, y Guillermo Ortiz Mondragón, obispo de Cuautitlán, manifestaron que “todo Estado laico moderno está llamado a ser respetuoso de las creencias religiosas de cada ciudadano y, por otro lado, a mantenerse en colaboración con cada una de las asociaciones religiosas que participan de la vida social del país, sin asumir ningún credo como propio”.

Esto garantiza, indicaron, la posibilidad de vivir abiertamente convicciones fundamentales vinculadas a una experiencia religiosa, expresar “nuestros juicios sobre las realidades temporales, específicamente sobre cuestiones esenciales de la vida, la familia, y el bienestar de todo ser humano; la libertad para profesar y enseñar nuestra fe; de ejercer el culto individual y públicamente; de organizarse y tener instituciones con su propia reglamentación, con sus implicaciones materiales y de gobierno; de asociarse para fines educativos, culturales, de salud y caritativos, entre otros”.

Destacaron que la Iglesia Católica, como un miembro más de la sociedad civil, aunada a otros sectores como el empresarial, los organismos intermedios, los sindicatos y gremios, las comunidades indígenas, entre otros, “nos manifestamos dispuestos a participar en el diálogo y en lo que vayamos acordando en la construcción cotidiana de nuestra patria, a sabiendas de que es tiempo de una gran reforma política”.

La CEPS subrayó que “nos toca a todos los mexicanos edificar un mejor escenario para esta nación. Particularmente, llamamos a todos los bautizados a hacer un esfuerzo por conocer y vivir las exigencias sociales del Evangelio, manifestadas en la Enseñanza Social de la Iglesia, tan desarrollada por nuestros últimos pontífices”.