¿Cuántos más?

El Papa Francisco habría aprobado la dimisión del estado clerical de Fernando Martínez Suárez, miembro de la congregación religiosa Los Legionarios de Cristo, que abusó de al menos seis niñas a inicios de la década de 1990, y otro niño más en 1969, en una escuela de Cancún, Quintana Roo.

El sacerdote es evidentemente un criminal al igual que el padre fundador de la Legión, Marcial Maciel Degollado, que por lo menos abusó de 60 menores.

Andreas Schöggl, secretario general de la congregación religiosa, explicó en un comunicado que el director general de los Legionarios quien, dijo, se encuentra en ejercicios espirituales, le pidió comunicarle lo siguiente:

“Esta mañana (del lunes 13 de enero) Fernando Martínez Suárez fue notificado de que el Santo Padre ha aceptado su petición de salida del estado clerical por el bien de la Iglesia (pro bono Ecclesiae)”.

Agregando que el cura legionario “hizo esta solicitud para buscar aliviar de algún modo el sufrimiento causado a usted y a las demás víctimas”.

Como lo ha expresado en este espacio Eugenia Jiménez Cáliz, el caso de Martínez Suárez surgió a raíz de la denuncia que hizo en mayo del año pasado Ana Lucía Salazar, quien fue una de las víctimas de este sacerdote legionario cuando tenía 8 años.

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El comunicado oficial del padre Schöggl generó mucho ruido y enojo entre las víctimas; para muchos evidencia que persiste el encubrimiento y la complicidad con los abusadores entre las filas de la congregación.

“Los Legionarios de Cristo asumirán la responsabilidad de que Fernando Martínez lleve una vida que corresponda a su condición de religioso que ha perdido el estado clerical y reafirman su determinación de recorrer el camino difícil y exigente de reparación y sanación”.

No es necesariamente así.

El cura ha recibido la pena más grande contra alguien ordenado en la Iglesia católica: pierde derechos como celebrar servicios religiosos, oír confesiones o administrar sacramentos, sin embargo, sigue conservado la condición sacerdotal, pues es algo que no se puede revertir ni retirar.

No es una decisión papal, así está en la legislación eclesiástica…

Este castigo lo han recibido muchos prelados culpables de pederastia.

Conocemos el posicionamiento del Papa Francisco de cero tolerancia. Lo otro es llevarlo a tribunales civiles y que pague por lo menos la reparación del daño.

Pero ¡desgraciadamente los delitos ya prescribieron…!

Informe de la Congregación de los Legionarios sobre las conclusiones de la investigación sobre las acusaciones presentadas contra el padre Fernando Martínez Suárez, L.C. 22 de noviembre de 2019 (PDF)

¿Qué es la pérdida del estado clerical?

En principio es una pena de expiación contemplada por la Iglesia, que implica la prohibición de administrar los sacramentos, salvo la absolución en caso de peligro de muerte. Es decir, aunque sigue siendo sacerdote, queda inhabilitado para ejercer su ministerio.

Un sacerdote pierde el estado clerical:

1) Por sentencia judicial o decreto administrativo, en los que se declare la invalidez de la sagrada ordenación;

2) Por la pena de dimisión legítimamente impuesta;

3) Por rescripto de la Sede Apostólica, que solamente se concede a los diáconos cuando existen causas graves y a los presbíteros por causas gravísimas.

Salvo que se haya declarado la invalidez de la ordenación, la pérdida del estado clerical no lleva consigo la dispensa de la obligación del celibato, que únicamente concede el Papa.

El clérigo que pierde el estado clerical, pierde con él los derechos propios de ese estado y deja de estar sujeto a las obligaciones del mismo, salvo el celibato, que requiere la dispensa.

Sin embargo, se le prohíbe ejercer la potestad de orden, salvo la absolución en peligro de muerte, y queda privado de todos los oficios, funciones y de cualquier potestad delegada.

El clérigo que ha perdido el estado clerical no puede ser adscrito de nuevo entre los clérigos, si no es por rescripto de la Sede Apostólica.